lunes, 5 de septiembre de 2016

ELISEO DIEGO



En la isla del banquillo te anunciaste
cuando aun las sombras la luz arropaban
no quise ir a estrechar la mano de tu pagina
y cuando la luz volvió a retirarse me llamaste
sabias que aun aquí estaba
en el mar de las cosas que no son
porque son de la catadura de las almas.
Te-di-otro-ego-Eliseo
desde que Eliseo Diego te llamabas
y cuando te di otro nombre: Eduardo
por ejemplo, gustoso él se embarcaba
hacia la Habana, donde otra vez estaba todo
Buscándose en la PAZ de un pueblo
y el nada, tenía miedo
de que al abrir tu palabra: Obra completa
dijeras de las farsas de la realidad
enfundada en los calzones de la PATRIA
sabias que tenias muchos niños
y muchas ánforas
empapadas de ron y muchos puros
de exportación nos bailaban en las barbas
del borrón y cuenta nueva
para que nada cambiara
sabía que habían allí, también muchas lagrimas
de alegrías ilusorias, tantas caderas
estrujándose con las sombras
una tarde, un escaparate, un arte
de hacerse querer
cuando ya querer era mercancía desvencijada.   
 Y salías desde los parlantes
entre Julio Flores y Neruda y Alfonsina
"pregúntale a ese hombre..."
porque en esta alma ya solo suenan
voces de candilejas entre bambalinas
y tristes negociaciones con niños y golosinas
pero la canción de aquello

nada.

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