En la isla del
banquillo te anunciaste
cuando aun las sombras
la luz arropaban
no quise ir a
estrechar la mano de tu pagina
y cuando la luz volvió
a retirarse me llamaste
sabias que aun aquí
estaba
en el mar de las
cosas que no son
porque son de la
catadura de las almas.
Te-di-otro-ego-Eliseo
desde que Eliseo
Diego te llamabas
y cuando te di
otro nombre: Eduardo
por ejemplo,
gustoso él se embarcaba
hacia la Habana,
donde otra vez estaba todo
Buscándose en la
PAZ de un pueblo
y el nada, tenía
miedo
de que al abrir
tu palabra: Obra completa
dijeras de las
farsas de la realidad
enfundada en los
calzones de la PATRIA
sabias que
tenias muchos niños
y muchas ánforas
empapadas de ron
y muchos puros
de exportación nos
bailaban en las barbas
del borrón y
cuenta nueva
para que nada
cambiara
sabía que habían
allí, también muchas lagrimas
de alegrías
ilusorias, tantas caderas
estrujándose con
las sombras
una tarde, un
escaparate, un arte
de hacerse
querer
cuando ya querer
era mercancía desvencijada.
Y salías desde los parlantes
entre Julio
Flores y Neruda y Alfonsina
"pregúntale
a ese hombre..."
porque en esta
alma ya solo suenan
voces de
candilejas entre bambalinas
y tristes
negociaciones con niños y golosinas
pero la canción
de aquello
nada.
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