lunes, 28 de agosto de 2017

OPINIONES ÉTICAS DE UN NOBLE VAGABUNDO


OPINIONES ÉTICAS DE UN NOBLE VAGABUNDO

El país amaneció inundado con la música de una cruzada ética y, aunque suene a reaguettón, mi corazón no puede menos que alegrarse. Pero, toda ética tiene su pero, si no, no sería ética, sería religión o sería moral; la ética no viene de un porque sí, de un obscuro pasadizo donde el miedo y la estrechez de razón hacen eco. En su apartado acerca de la perversidad, que es producto de la ignorancia, Aristóteles decía que cuando un hombre conoce las consecuencias de sus actos sobre los demás, a ese hombre se le llama malvado. La vida ética se parece a un juego de azar de cartas. No es lo mismo el juego de cartas de un casino en las Vegas que el juego de cartas de un grupo de vecinos bien avenidos. La cruzada ética que los, medios están promoviendo es consecuencia del esfuerzo por que el proceso de paz que por fin ha llegado a una serie de acuerdos, se consolide. Se pueden extraer muchos significados del proceso de paz; uno de ellos es que hay consenso de que se debe ordenar la casa pero ¿eso significa que la casa está desordenada por qué; porque el desorden de los padres dio mal ejemplo a los hijos? ¿significa que los padres se fueron a fiesta en salones elegantes y dejaron a los hijos la tarea de arreglar la casa sin enseñarles la diferencia entre arreglar y ordenar?

Uno se pregunta si las lecciones de ética que se quieren impartir a la sociedad tratan de generalidades acerca de la ética, o si son verdaderas investigaciones del significado de lo ético para la generalidad de la población. ¿La ética habla sólo de los deberes del individuo para con la sociedad a la cuál está afiliado?o se limita simplemente a delimitar su ámbito partícular: su oficio, su posición, su proyección interactuándo con el mundo, dando señales acerca de las diferencias entre arreglar y ordenar y como esas señales se contrastan y se integran en las aspiraciones generales y particulares.

La vida ética, como dijo el pensador aquel, es el ser saliendo de casa ya que la morada del ser es la moral; de modo que asiste al juego de cartas según lo reglada que tenga la casa; es decir, lo ordenadas que tenga las habitaciones de su conocimiento y su ignorancia. Los que juegan sobre la mesa son los que ya han se han tomado por cuenta y riesgo el basurero de afuera pues todo el mundo echa-del-lar,charlar. Los demás juegan el juego del azar de la vida generalmente con el corazón y no en co-razón. Ni siquiera son espectadores, son los seres en los que la semilla del amor, la nobleza y la verdad encuentran buena tierra pero ¿ha sido esa tierra abonada orgánica o científicamente? La verdad no es una sola, la verdad es la que se concerta entre dos o entre cinco o entre mil, pero la verdad más auténtica se da en un diálogo mudo en un reino de sueños sinceros. Cuando cinco vecinos se sientan a la mesa a jugar a las cartas y dejan que la apuesta crezca y crezca y, dado que es un juego, algún jugador ansioso o adelantado le da por pegar un puñetazo sobre la mesa y hacer saltar todas las monedas, lanzándose cada cual al piso al que más pueda coger y todo se soluciona entre risas es porque hay vínculos, vínculos de esos en los cuales uno dice es buena persona. Y, ¿si el juego es el que se ha dado en un terreno donde la abundancia y el despilfarro, donde la despensa está siempre abierta para saciar la glotonería y papá y mamá dejan que cada cual encuentre su dolor de estómago como sucedió en una nación vecina?

Quien esto escribe es uno de esos que jugó con cartas sin marcar pero siempre supo decir que entendía cuales eran las cartas marcadas que para él sólo valían porque un albur llamado amor universal las marcaba y desmarcaba, de modo tal que en la repartición de innumerables bazas cuando al otro le llegaban las cartas que había marcado, recordara y jugara en consecuencia, algo que se llamaba gallardía. ¿Cuántos de los que hoy están en este país bailando ese reaggueton porque no pueden negar que ese ritmo se parece mucho al ritmo del corazón y es -vulgarmente- sincero, quieren realmente hablar de ética? Esa parece la pregunta del millón.