martes, 27 de noviembre de 2018

CORTEJO




Por más que rodeado de besos y mimos

por más que un ejército de almas sin tacha

embalsamen el aire ausente y levanten un baluarte

con su tanto más sincero odioso perfume de plegarias;

por más que las mejores plumas de tu entorno

sacrifiquen su vuelo y fino canto

para servir de alfombra a los escombros,

uno se muere solo.



Por más que la más sofisticada máquina

con los aúlicos de gobiernos poderosísimos

del protocolo de uso y el velo y de los huesos se haga 
cargo,

uno se muere solo.



Sólo uno es el que siente el viento desdeñoso

de ese soplo con nombre monstruoso

con cara de autopista y gesto victorioso

tan humillantemente generoso de paisaje

Vida de manos llenas

en tus esquinas mezquinas uno se muere solo

y sólo cuando tu faz de mujer con todas las virtudes

la del jadeo y la ternura, la de futuro apartes del espejo

podrá momento advertir la verdadera vía y compañía

el multitudinario cortejo de los que contigo otean la 
frontera

y se te ovacionan al paso hierático de recuerdos felices

y dolores de tu yunque con el hierro de los otros

y con el fuego triunfante con su estandarte misterioso

uno se muere solo.