miércoles, 11 de marzo de 2015

DE COMO UNA MUJER ACABA CON LAS FIESTAS DE UN POETA

Todo decía <<no perteneces aquí>>, pero sabía hacerlo sentir como que sí. Todos sabían quien era; sabían de su desamparo. Ordenó como si fuera un habitual y como, si no lo fuese, tuviese con qué responder. No era que estuviesen decayendo de categoría; tampoco era un club súper exclusivo, sólo que con su estampa digna y sus modales refinados su miseria no tenía como ser excluida. Además, era poeta y era querido, pero era querido con el cariño que se tiene por los niños precoces, traviesos y malcriados. Lo único que lo defendía era que su braveza todos sabían que era debilidad.. Seguro que cualquier facha más lamentable hubiese podido decir:
<<Esta cerveza estaría realmente fría si la hubieras metido un minuto entre tus piernas>>
.Pero él sólo pudo decir mientras refulgía el filo de su mirada: "Sólo mírala y quedará congelada" . Ella respondió: No puedo hacer eso. Si no, entonces ¿quién me paga? <<Yo no soy esa>>, ¿Quién lo decía? ¿quién contestaba? Aunque el lugar estaba atestado la desolación campeaba.¿Cómo podía ser que un sitio donde la crema y nata de la sociedad inn se daba cita -la out se refugiaba en sitios realmente exclusivos y sin pedigree mediático- pudiera estar abarrotado y desolado? Era lunes. Los móviles echaban chispas. Las laptop elevaban su hostia de genio invocando el sacerdocio supremo. Las miradas lánguidas repasaban el manual de optimistas maneras .

Al fin llegó. Le sorprendió que nadie se hubiese dado por enterado. Parecía bella al menos de alma según la proyección de su inteligencia si por inteligencia se entiende el querer  dar una imagen de persona sincera y transparente con un dejo de desparpajo o desfachatez; esa era la reputación en proceso de denuncia "ahbeas data". hashtag #personalidadUs., #soypuritoarbitros, #serumora.
El trafago de buses era fluido. Ella tenìa un bus de datos propio de gran capacidad; pero solo transportaba basura y algunas mercaderías con valor en el hueco de los valores rotos -la bolsa no es una denominación exacta-; aunque el bus de él era esclavo y no era precisamente ese el que ahora tenìa en movimiento, de cualquier modo, sin conectarlo al dispositivo transportaba datos de interés y valor universal: El pobre amor que lucha por sostenerse vendiendo cachivaches en la plaza pública; las ingenuas luchas de movimientos semiclandestinos; los sofisticados señuelos para hacer caer mosquitas muertas en la red, etc. etc. ¿Podría importarle a alguien que su bus fuera ahora hecho con pezuña de marrano? Es improbable por más que se lo dijesen; sólo diría que es absurdo. Pero, ¿por qué no abrigar la esperanza de algún intelecto con faldas  pusiese su agudeza al servicio de su curiosidad?

    - Y ¿cómo estás?

No se levantó del asiento como había imaginado hacerlo como todo un galán y disponerle el asiento. Estaba bella, reluciente con esa sonrisa a flor de piel, sin poses -lo que denotaba a leguas ese brillo de ojos era que el corazón hacía aguas por alguna parte-. La mirada sostenida de él, la que disparó el corazón allí sentado, mirándola, le alcanzó para notar que el modo de pararse, con el pié izquierdo de charlotte abierto en compás hacia infinito como la vedette que sólo espera que llegue la música y el galán que le haga dibujar el cuatro e iniciar la danza del lago de los cisnes o de Euridice recobrada, o de misstres Dalloway vadeando el aire de la lengua indómita o de la lengua re-cobrada o de la lengua re-suelta... estaba esperando que valiese la pena la velada.

  - Bueno, por aquí cumpliendo los encargos de Gabo

  - Cómo, de Gabo

  - Pues sí, él me encargó notificarte, con toda la delicadeza posible, que me hiciste mandarlo al demonio.

  - Y ¿cómo es eso?

  - Creo que si pides Heineken te la van a servir fría -le dijo con ironía-

  - Ah, pues tanto mejor; y es que la Costeña no gusta del refrigerador? -estaba radiante-

  - Creo que esa es sólo para conocedores

  - Yo creía que esa era la Club Colombia

  - Pues parece que ahí se llama Club Lo-cambio

La atmósfera comenzó a decir que ella también contaba aunque nadie decía ni mu respecto de que les tuviese en cuenta con sus cambios fugaces de mirada.

  -No me embestiste -dijo por fin con aire envarado-

  - Humm, Y ¿es que acaso soy toro?

  - Y tampoco vaca, pero tus abrazos empujan

  - ¡Empujan! ¿A qué?

  - A creer que te das toda

  - Me doy, pero no como una vaca

  - Por eso mismo nada te habría costado no cancelar la cita de la semana anterior y hacerme mandar al demonio a Gabo.

  - Y, cómo es el asunto de Gabo?

  - En verdad ¿quieres saberlo?

  - ¡Pero claro que quiero!

  - Es una historia larga

  - Pues dale


  - Verás; la noche previa a nuestra cita hace ocho días me devanaba los sesos pensando cómo iba a enfrentar tu café; entonces Gabo se paró junto a mi cama y me dijo: <<Yo voy a ir contigo a la cita>> <<Ah, si, y qué le voy a decir>> <<Bueno, le vas a contar cómo fue que los días previos a mi sacada del pasaporte al cielo, una mañana, el día siguiente a cuando tuviste el accidente aquel en la bicicleta y del que entendiste claramente que ya que te estabas inventando una historia basada en mi vida, en la que describías la forma en que me lié a puñetazos con Vargas Llosa, si me ibas a joder la reputación ya podías ir preparándote; y le vas a contar cómo fue que esa mañana, luego que le habías perdido la pista a ella y su programa de radio "Cómo ser tu misma y no morir en el intento" te despertaste a las 4:40 am. y, después de denigrar de la coincidencia en la que Juan Luis Guerra está cantando quisiera ser un pez para mojar mi nariz en tu pecera, te pasas a otro punto del dial y ahí está ella, otra vez,diciendo en un programa de campesinos lo fácil que es hacer migas de arepa con huevo, cebolla y tomate pero tal vez no sea tan fácil cuando las personas no se conocen y que sólo es cuestión de caer y volver a levantarse>> <<Bueno, y después?>> <<Luego vas al grano con ella, ya sabes, el diablo sabe más por viejo que por diablo, creeme. Le puedes decir algo asi como: Sabes, lo tengo más bien pequeño y delgado, pero sabe contar buenos cuentos del antes y después de la piquiña>> . Me estaba convenciendo y fue cuando al otro día me cancelas la cita, entonces lo mandé al demonio.

- Vaya, eso sí que está curioso -estaba poniendo unos ojos como entre desconcertados y felices y se quedó muy intensa y desafiante esperando a ver como redondeaba la figura-.

- Hombre, déjate de tonterías


- ¿Qué pasa?


- No molestes


- Es Gabo, dice que te diga que estas muy buena, que yo tenía razón cuando le conté que tienes unas hermosas tetas y que le gustaría hacerte cosquillas con su bigote.


- Uff -se puso evidentemente colorada y abochornada- dile que no se ponga pesado -salió del paso-
- Sí, será mejor que lo ignoremos. Así que si quieres pides Costeña en vez de Heine-ken -esta vez hizo énfasis en el Heine y la miró con ironía- porque tengo mucho más que decirte.


- Bueno, pues como digas; pero que no esté hervida.


- Imagino que no sabes lo que es una preterición.


- No, no lo sé, pero te aseguro que aprendo rápido.


- Bueno, es algo así como Si te dijese que vengo a este juego muy a pesar de que sepa que juegas con las cartas marcadas, ¿Tú que dirías?


El silencio que se hizo decía que la circunstancia estaba esperando que el agua no fuera a ese molino; entonces él enarcó las cejas y la miró con intensidad.


- Pues nada porque no se de que hablas.


- Bueno, pues para empezar podríamos decir que sí sabemos de qué hablamos, puesto que toda conversación es un juego; un juego de fuerzas en la que el espíritu se está adentrando en aguas que van cambiando a cada instante; pero por otra parte, hay formas de saber que no compartimos con nadie; como decir que cada cual tiene su forma de matar las pulgas y sé a ciencia cierta que tu conoces más de mi de lo que yo de ti y eso es tener las cartas marcadas.

Se esfumó como por encanto. Cuando leyó el afiche que al fondo se mostraba insinuante y delicioso a los ojos, diciendo: "Why guys allways keep their beer on the bottom shelf " Se dio cuenta de que estaba en un busAeternitis ilusion donde los que sufren el peso de la existencia hacen el esfuerzo de tomarse un café con lo que podrían ajustar un pan mientras los desarrapados, los desheredados, los alucinados que pasan por el frente predican un evangelio silencioso en el que como el limosnero que te mira con ojos acusadores -como si el otro tuviese la culpa de sus karmas- y parece decirte dame algo y redímete, Y proclaman que infiltrados en los buses de datos viajan otros que conspiran con la sabiduría de los poderosos. 



Más tarde, los buses mezcla de fluidos, alambres, impulsos y pezuña de marrano hablaban un idioma incomprensible de humo, brujas y mensajes cifrados en ambigüedad de amor, chocorramo®