¿QUÉ SABE
NADIE DE NADA?
“Nosotros éramos el manicomio entero”
El sobrino de Rameau (J. Diderot)
“El loco ve signos en todas partes; el poeta
los busca”
Las palabras y las cosas (M. Foucault)
Qué va a saber
la vanidad de una mujer del desespero del amor de un hombre que proyecta su
objeto en alguna ternura cercana y, no obstante, no le permite ver que es
cierto que ese amor lejano e imposible le ronda como la estrella propicia a los
consultantes del horóscopo, pues, cuando en la misma curva descrita donde
corazones ansiosos se cruzan y se buscan –sin jamás tocarse- el hada maligna de la envidia le avisa, con
gesto desdeñoso, en la alegoría de su musa imposible (aparte de las múltiples
señas de un hado travieso): mujer que con aires de familia cruza, caricatura de
su belleza perfecta-ojos soñadores y penetrantes como una noche de estío; nariz
y gesto aguileños y el cielo danzando al
sol con la música de su pelo- que en su trasero excesivo y el gesto vulgar de
su mano siniestra diciendo con una gran-(h)-adilla
que sopesa la delicadeza inútil de los huevos: ¡Quédate con eso!? Y el
padre Zeus de todos los desconciertos le haga crecer en su pecho la
desconfianza; pero, peor aún, el celo del mundo entremetido todo contra él,
contra todas sus esperanzas y, como si fuera poco: revolcarle en sus entrañas
la inquietud de cuántas manías tendrá, cuántos mal genios; cuántos silencios
inexplicables, cuántos desprecios; cuántas pistas falsas de sus gustos y sus miedos; cuántas vanidades por adivinar y
tolerar (¡vaya pendejo!). Ay, pero maldición y bendición de todo poeta: ver
claras las luces de las encrucijadas que plantean las musas –diestra o
siniestra debes elegir una y cualquiera el premio-¿qué van a saber las
anteojeras de un hombre que ávido del bouquet del vino no adivina que la ciega
pasión no va a dejar disfrutar de la embriaguez de aquello oscuro que en sueños de mujer
va hacia mundos in-imaginados por las conveniencias, por las probabilidades,
por las lógicas, por las naturalezas ávidas de trepar sobre el árbol de lo
efímero o de lo insoslayable y en cambio deja que la experiencia de milenios ,
de eras, de a-evos que en áridos tiempos y penurias dejaron que
las raíces que resistieron y conservaron un destino de especie, el punto final
del ideal del huevo, por fin se reactivaran con la gota providente de un beso? Que
llega en la obscuridad, nunca en ante la lámpara precavida de un cálculo.
PS. : Y la
maldita película del escritor neurótico y la mesonera solitaria y cositera, de
los caracteres imposibles, de las ternuras impredecibles que se le anticipa en
los créditos de un trabajo que le ha costado varios días de revolcarse con la
camisa de fuerza auto-impuesta y con la lucha de ideas como niños muertos de
tiempo que quieren salir y se pudren adentro, diciéndoles que esperen que el de
la resurrección es un cuento verdadero... granada lanzada por un mariner enviado a dar instrucción a un
pelotón de infantería.