jueves, 20 de noviembre de 2014

OPPERCUT DE DERECHA A JESUCRISTO

OPPERCUT DE DERECHA A JESUCRISTO
Esta mañana vino la duquesa de Alba en figura de ronda infantil: Dos y dos son cuatro, cuatro y dos son seis, seis y dos son ocho y ocho diez y seis; el Yahoo mítico se balanceaba ufano en la red con su retrato de esplendorosa belleza juvenil; tenía todo lo que tiene la fuerza de los principios, pero nunca pudo abandonar el atavismo estúpido de los principados. Muere a los ochenta y ocho años con la extraña lucidez mental de los niños.
En realidad vino en forma de sueño misterioso pero deliciosamente vívido entre gallos y media noche: La parte interesante viene cuando después de confuso intercambio con un amigo de aquellos que tienen siempre presente en su  trasegar el asunto de lo regio me veo en una carretera tras de dos niños que son mis hijos; se meten en un túnel; cuando llego al extremo del túnel está sellado pero en medio de mi incertidumbre viene un ser andrógino con un velo que le cubre el rostro y me indica una puerta lateral como los watter que se encuentran en los pasillos de los edificios; allí, efectivamente, están mis hijos ante una losa de mármol; mi hija tiene el mismo tipo de velo que el ser andrógino y está jugando con la fláccida desnudez de mi hijo echado sobre la losa. En el instante en que aparece la boca del túnel me veo apresurado saliendo de él y preguntándome qué se hicieron mis hijos en este momento que la tierra tiembla y el volcán está dando tremores;  luego estoy guareciéndome bajo el alerón de una fonda, llueve profusamente, enfrente tengo una pantalla de plasma que muestra la evolución satelital del clima enfocado exclusivamente en el sector del volcán cuyo panorama real tengo ante mis ojos al costado; la fumarola es altísima y el temblor constante; por una ventana veo a los parroquianos en la fonda borrachos, alguien pide diez cervezas y un ron “para mi trompo”. Un autobus choca delicadamente contra el ángulo esquinero de la casa de enfrente; la fachada se va a venir abajo, de modo que corro a protegerme y me veo saltando entre arroyos feroces en un lugar obscuro donde, en los extremos y costados, viciosos titilan sus cuzcas de bazuco; he perdido el saco y el morral. El día se anuncia con gentes indiferentes que se trasladan de un lugar a otro; la lluvia no está, en cambio, una luna llena de amanecer se conversa con otra luna que aparece y desaparece entre nubes; la situación se me hace tremendamente interesante cuando la otra luna empieza a decir que es un meteorito que va a chocar contra la tierra pues su tamaño se hace cada vez más grande y su mapa definido; se posa suavemente sobre el llano que tengo enfrente, en forma de inmenso balón inflable con un anillo de corredores como si fuese un hongo y en el que sendos personajes esperan sentados en sillas playeras; la gente, niños todos, corre hacia el fenómeno, yo dudo entre huir o ir a recibir los regalos que en pilas crecidas van entregando, cuando me acerco, el personaje se queda indiferente observándome, le digo que también quiero regalo, él me responde displicente que no entiende nada de lo que digo pero me entrega sólo un paquete como una pizza y un pequeño dispositivo como un tablero de comandos de play station. El rostro es oriental y de pronto me veo en una barriada tomando unas escaleras como las de incendio que se tambalean como una muela que se aferra a su trozo de encía pero logro el suelo. Un hombre se asoma a una puerta y se queda mirándome y me dice algo a lo que respondo con una ironía; las escaleras ahora son de concreto y bajando a su final el tipo se sienta conmigo a conversar animadamente, me trata como a un sabio, enseguida unas mujeres otean apesadumbradas el horizonte, sentadas como nosotros en el escancel de una tienda, ante la pregunta de si ya pusieron el almuerzo responden que esperan a que la cosecha sea óptima y no un tópico.
El camino del sueño lo recorrí íntegramente esta mañana, túnel incluido (es el túnel en construcción de la entrada del pueblo que ya tiene luz del otro lado). Los que pretenden que yo soy un tonto de remate y con sus razones de dinero me lo enseñan, andan como sonámbulos. Pero los principios no son tontos, si lo fuesen sería sólo para dejarse descubrir como fundamentos. Es por eso que la escritura sagrada vino luego del sueño a proponer su dialéctica in-codificada. En primera instancia la imagen apocalíptica del libro con los siete sellos es más real de lo que se presume y luego viene el evangelio con su anuncio lleno de lágrimas como las que vertimos los que no somos bien amados: Jerusalén, verás cómo serás sitiada y arrasada con tus hijos dentro. Pero, así como nosotros, que tuvimos tanta fe que sirvió  para volvernos transparentes en el sentido más lato de la palabra, para que la anticipación de la inteligencia no hollase los lind-e-ros del poder, Jesús va llegando al fin de su reinado; dosmil años es una cifra buena para mostrar a las generaciones el significado de la eternidad: humildad que ve  a la vida no como un misterio por resolver sino siempre resolviéndose, para dar paso al nuevo kristos erigido hace mucho:  el superhombre que el pobre Nietzsche encarnó, pero sólo como cord-ero d-e-go-h-ollado en un caballo. Todo el acero, todo el bio-tecno-dispositivo, todo el macro-cosmos económico-social que deja que sus muertos (alemanes, americanos, musulmanes, chinos) entierren a sus muertos erigiéndose como reyes en la jungle-Joung del nuevo mundo (hoy vi una pareja alemana pavoneándose por el parque del pueblo con su belleza estética real y con su somnolencia espiritual enraizada en sus negocios, en su  proyecciones, en sus dominaciones, tronos y potestades, ignorando a su Moisés que también anuncia que el verdadero hombre ha de sufrir mucho su ceguera y sus taras de moral pues el girar en torno de las pulsiones y aplicar su fuerza a la búsqueda de un poder de prevalencia es sólo errar en la aridez del ahora, antes de volverse la piedra angular) es la muestra de a donde puede llegar la evolución: piedras parlantes y pensantes, acero andante, nubes orantes que niegan el resentimiento de guerreros con motivos, de aborígenes sin estructura genética pero con el reino dentro (los principios encaletados en sus seres ignorantes), de los traficantes de ideologías espirituales que se venden como gurús de magias insulsas pues, qué es aprender principios de teosofía, de trasmutación de los elementos, de seres astrales que vagan por el mundo del absurdo, de libertades sexuales encadenadas a la culpa puesto que las esconden y las manipulan aun con violencia como el único objeto real de vivir, sino falta de humildad ante la grandeza del universo y sus posibilidades? que la masonería y la filantropía todavía rijan el mundo anclados en la política, solo puede significar que la madurez de la cosecha apenas se muestra como yemas de nuevas ramas en el árbol del tiempo. Ocho y ocho: dieciséis, seis y uno: siete, el número de la plenitud que aún tiene dualidad, todavía no elimina su atavismo. Los 88 años de la duquesa de Alba nos hablan de esos emigrantes que no son ramas o acodos del humanismo en las tierras del progreso, son las raíces hundiéndose más y más en la tierra de la conciencia, las ramas aún metabolizan el aire enrarecido de todos los puntos cardinales. El oriente perdido.         

PD:
Lo asombroso de lo anterior es que el SUPERHOMBRE advenido: la piedra pensante, el acero andante y la nube orante sólo se hace posible en aquellos que pusieron su fe en el Crystos cristiano

domingo, 9 de noviembre de 2014

LAS PERRAS


LAS PERRAS
Eran viejas amigas. Se cruzaron de nuevo luego de mucho tiempo cuando, en una noche víspera de día de difuntos, una sopesaba el asedio de una jauría de machos junto a su portal. La luna llena relumbraba en el acezante vaho de sus lenguas y el acero de sus miradas conjugaba el cinismo de sus risas en una gélida combinación de maligna inteligencia y calculada perversión. Se olieron a modo de saludo. ¿Quedaban? Y quedaron, para más tarde; al oído del recelo simulado de indiferencia.
La esperó en la esquina. Los agitados transeúntes ni reparaban en ella plantada allí con aire de desolación; había que asegurar las botellas y las viandas y hacer esfuerzos por no dejarse amilanar con la competencia de  disfraces que, a la luz de las lámparas halógenas de la entrada del supermercado de las palmas, se hacía más sonrientemente  feroz.
 Se fueron muy contentas observando tranquilamente el panorama. Parecía que con mirarse les bastaba. Husmearon un poco libros de la gigante libélula a través de la vidriera; vaya que tenía sus buenos bocados. Realmente el progreso y el dinero se veían por aquí; ¡cómo había cambiado la avenida! Otro cómplice brillo de ojos les disuadió de pasarse al otro lado a degustar un poco viejas tonadas que sonaban en el Hard Rock-Bar. Las monjas; qué buenas migas hacían el emprendimiento y la institucionalidad con la Universidad Católica ¡diablas !  Cuando arribaron al sector del cable, sus pelajes, blanco nieve polar de la una y color camarón de gitana vagabunda de la otra, resaltaron bajo las luces led que emergían de los dedos de la estatua viviente del semáforo. Era extraño que el clima de perros que hacía les hiciera sentir tibiamente románticas con la música de la hojarasca bajo sus pies y miraban las góndolas del cable que iban y venían con una cierta envidia por volar. “Por un par de perras puede usted organizar hoy su felicidad” oyeron decir a un hombre-sandwich; se miraron a los ojos y apuraron el paso, no fuese que las confundiesen para frotar la lámpara de Aladino –así se llamaba el local al que se hacía propaganda-  Cruzaron frente a una iglesia. El levanta del suelo a los que ya se doblan alcanzaron a oír. Ya no estaba, o no estaba ahora, el colegio Santa Inés. ¿Entramos?, dijo una; ¿qué te pasa?, preferible irnos atrás a echarnos un rapidito sobre el cuadro de san Jorge y el Dragón; así, sin echarnos, sólo restregándonos por encima. En realidad sólo lo pensó; qué vamos a perder el tiempo con esta noche bella, había dicho la otra.
Cuando ascendieron, por fin, al cerro de oro, habían alcanzado a comentar y llenarse sin ganas con el olisky de la gran oferta de fettuchini a la putanesca, Kibbi árabe, Hot dogs con mil innovaciones, etc. etc. Se sentaron sobre la barda con las patas suspendidas mirando al abismo y el lejano aeropuerto y a la sombra tutelar de un enorme edificio de apartamentos; el resto era bruma, oscuridad y silencio; hasta los grillos se quedaron expectantes. Se miraron de frente y chocaron los brillos de sus perras soledades. La una con su pene dispuesto, sin preocuparse del asunto del tamaño pues las que tomaban el asunto en cuenta era porque no sabían bucear en las profundidades de la emoción humana, pero con la nostalgia de la espera de una subvención para administrar las cuentas, la comida, los placeres; la otra con su ostensión de buenos helados en el nido solitario los fines de semana, o unos vinos sin acoso  o agobio cuando la tripa lo pidiera, o irse a hacer visitas de fin de semana a los familiares, o sentarse a hablar caca con muchos buenos amigos y con la  sincera confesión de que si la próxima luna, unos tres días -o cinco- antes de estar llena estaba por ahí, quizás quisieran arrancharse un buen tiempo sin lamentar disminución de sensibilidades o incremento de susceptibilidades.
La noche les alcanzó hasta para gruñirse un poco mordiéndose las orejas–literal y figuradamente- y para reírse un poco de percatarse de que más arriba seguía el alto del perro y luego el alto del zancudo ¿seguiría, entonces, la cumbre del microbio y se podría divisar la cabaña de Nano-nano? Sería mejor no especular, podrían llegar a ser devorados por la otra esfera. Mejor se refugiaban de nuevo en sus respectivas madrigueras.
     

sábado, 8 de noviembre de 2014

FE DE CHORLITO

FE DE CHORLITO

Pomeo era el duro de la cuadra. Era el que mejor sabía tirar el trompo, el que se conseguía las mejores monas –caramelos- y el que mejor sabía hacer la siete sin uno jugando a los cinco huecos; se paraba con estilo de pistolero del oeste sobre la raya con la mano izquierda pegada al muslo y la derecha con un puñado de bolas –canicas- apuntando a esa intuición matemática infantil de la mitad de los números naturales y con un pase casi de mago hacía que solo dos se metieran en el hueco cinco y dos mientras el resto de bolas, y de jugadores, “se volaban” como palomas asustadas o como runchos que salíamos siempre pelados y achantados del juego.
Me voy con coca-colo decía cuando jugábamos a las pandillas de pistoleros porque yo tenía una gran intuición para saber dónde iban a esconderse entre los morros y matorrales y llegarles por detrás, pero tenía primero que convencerme de que no me iba a volver a estafar los caramelos, cosa que siempre hacía para comprarme luego invitándome a comer arroz chino con la plata del robo de un kilo de cobre de los inducidos del papá. Nos lo comíamos en el parque Olaya, subidos en el muro que sostiene el bulevar de bellas artes y después nos íbamos a ver las putas de arenales bailar milonga; la cerveza nos la tomábamos en una cantina del barrio porque en arenales nos decían que fuésemos a que nos cambiaran los pañales.

* * *

Ayer eran las 4:11 de la tarde. Me hallaba bajo los alerones de El Placer cuando tuve un extraño vuelco en el corazón. Quizás era el terror que estaba sintiendo por la tormenta de raudales violentos arrastrados por vientos gélidos y truenos atronadores, me dije. Pero cinco minutos después la inmensa nube que treinta minutos atrás se revolcaba como una fiera herida se había descargado. Me dispuse entonces a seguir mi camino. A escasos veinte metros una burbuja que subía rauda se frenó en seco. Yo hice que no me enteraba; era tipo narco. ¡Oíga usted!, oí a mis espaldas, espere. Me volví y vi bajar una mujer humilde como de mi edad. Se acuerda usted de Gustavo, se acuerda de mí. No, no me acuerdo; Gustavo Pomeo yo soy Victoria, la hermana. Era de afán. Ya me había visto caminar por allí. Tome, quizás le pueda sacar algo a esto, usted que es poeta. Pero usted sabe que soy un fracasado, le dije. No importa, tómelo.
No sé por qué, me fui sin mirar aquello y pensando en la actitud de los perros que salieron a husmearme mientras me guarecía bajo aquel alerón. El labrador chocolate en leche me gruñó agresivamente. La perra negra que según una señora que salió también a despachar algún asunto se llamaba luna se echó tras mío y me tocaba con el hocico la pantorrilla derecha. Tenía frío, hambre. Ese paseo bajo un cielo límpido y un sol bello, yo que vivo del aire y de mi bendición naif, se convirtió en una tarde gris y violenta.
Con muchos defectos de sintaxis, ortografía, y difuso asunto aquello resultó ser un relato que he tratado de organizar; he aquí el resultado.

«¿Por qué o para qué cantan los pájaros? Debe ser que Dios habla con ellos a mi me gustaría entender lo que dicen los pájaros cuando cantan, pero no los pájaros finos o los pájaros exóticos; ellos ya tienen con sus tonadas el sello de su encanto o el idioma sin significado; a mi me interesa el canto de los afrecheros ¿se llamarán así por que son como uno que pela por el afrecho? No me gusta ese nombre; me gusta más como los llaman los europeos gorriones, pueden ser unos gorrones de las migas del pan de las indiferencias de los otros, Pero el que más me gusta es el nombre de copetones porque le hace pensar a uno que ellos también andan medio embriagados por la vida, así como yo; uno cree que es por aquí, y mentiras que es por allá, pero igual uno disfruta y, como yo, ellos no tienen miedos, saben que vienen con el ataúd incluido, caen como una hoja de otoño, los destripa un carro y listo no queda sino el plumero embarrado en pintura roja. Así como casi me pasó a mi un día.
» Mi mamá me había dado una plata para comprar el pequeño mercado de la semana, pero yo tenía muchas ganas de fumarme un bareto e irme a tomar un baño abajo a la batea, invité al nene, el es un chino teso aunque a veces arrugado, También me hubiera gustado invitar a la Mariana pero esa china empezaría a batirme por lo de la bareta y porque yo le mando la mano; ah, pero cómo me gusta esa boba, como canta y encanta y se desenvuelve bailando milonga; le gusta, como a mí, la melodía; a los dos nos gusta “qué tiene la niña de la ventera/que ni en los labios tiene color/qué tiene la niña de la ventera/es que está enferma del mal de amor”. El caso es que íbamos por la carretera a Villamaría cuando un carro último modelo se nos atravesó orillándose y nos hizo detener; el tipo empezó a maniobrar como para devolverse pero parecía que no sabía manejar bien o estaba aprendiendo, o quería ponernos a prueba la paciencia porque ya íbamos todos torcidos y uno se acelera cuando está así. El carro tenía pegadas en la parte de atrás unas calcomanías de dos viejas como en pose de pelear, la una tenía cachos y cola y un tenedor y la otra alas y aureola. El nene se mareo y dijo tengo un mal presentimiento, yo me devuelvo; cuando parecía que el man ya iba a cojer el camino de vuelta y nos iba a dejar pasar, otra vez echó reversa como para que viéramos que adentro iba una muchacha con cara triste que arrullaba un bebé y la cara del tipo como de ¿ustedes qué hacen por acá?. Yo seguí. y cogí el atajo para coger unas naranjas; era un día muy bacano. Me encaramé en bombas en el árbol que estaba repletico como de soles de atardecer. Me comí unas cuantas dulcecitas y blanditas como miel; otras las eche en la bolsa y me bajé para cojer el otro camino de bajada a los chorros, cuando se me apareció de la nada un man todo extraño muerto de la risa, grandote y con un machete en la mano. Yo me dije uy, este man se fue de atraco pero no, me dijo que dizque estaban con el combo en el sitio de reunión (cuál sitio de reunión si por allí no hay ningún sitio de reunión, pensé) y que iba a cogerse unas naranjas. Cuando llegué abajo y me iba a chutar por el último deslizadero se me aparece otra vez como salido de la nada y con la camiseta que no era negra sino azul hecha un atado de naranjas. De a una como pa’ocho manes, me dijo con su sonrisa extraña. En el charco no tuve vida pensando a que horas me caían, entonces encaleté la billetera bajo una piedra. Al rato de un momento a otro el cielo se arrugó y se sentía rugir la cañada, así que le apuré no fuera que me fuera a coger una crecida.
»Cuando me acordé de la billetera con los papeles y la plata ya estaba llegando a la casa y estaba anocheciendo. Ese man tenía que ser un duende. Los pajaritos cantaban después del aguacero: Mi-cre-ci-si-ta.
Esa noche no dormí rogando que la crecida no se hubiera llevado la billetera y me tocó dormir en casa de la abuela. Ahora sé lo que es tener angustia pero sé que la fe es una pendejada cuando tiene que mantener uno en misa sabiendo lo cacorros que son los curas. Que Dios me perdone porque ese día me libró de una pela aunque la pela me la dio la espera.»
Pero yo veré, güevón, el fin de semana me invita a alquilar cicla cuando le dé su abuela la plata para llevar al colegio, me decía Pomeo. Pomeo se distanció de mi cuando empecé a contarle que las muchachas del Nuevo Gimnasio, que quedaba diagonal del Ateneo Moderno y que después se llamó Agustiniano pues los terciarios capuchinos le dieron una mano al rector para que el colegio saliera de la quiebra, nos mostraban los calzones en los recreos, pero cuando salíamos no había forma de que alguna se diera por enterada de nosotros. Pomeo murió después cuando yo ya me había casado y aún albergaba esperanzas de encontrar el amor; lo atravesó una varilla de construcción en la recta entre la manuela y tres puertas mientras conducía un jeep.









jueves, 6 de noviembre de 2014

HEY: Did you appen to see the most beatifull girl in the world


http://youtu.be/ew9-Pq3Wsk



DE UN PEZ LITERARIO A LA CARNADA
Perdóname por comerme, una vez más, la carnada: “Si alguien no cae en ti, eres un fracaso como tentación”. Si caí; sólo que caí cuando aún no eras tentación. Yo, como el pez de María Mercedes Carranza en el prólogo a uno de sus primeros libros, quería escoger mi oportunidad de morder el anzuelo. Yo creí en ese momento que eras La Poesía, ahora eres sólo poesía. Y es que, claro, el olor de la carnada era embriagador: La inteligencia. Tú no alcanzaste a percibir que en lugar de caña hundida en un lago incierto, podrías ser una linda flor para ser admirada, cultivada, acariciada y, finalmente, no cortada pero si, quizás, visitada en los estambres para recolectar ese polen que es el instinto de que allí puede haber buen material para la miel. Fueron sólo timbres. Pero yo ya no era un chico atrevido que timbra y se excusa de que allá no viva ni vendan pastelitos calientes, Era otro medio hijueputa que timbra y sale corriendo a esconderse. O tal vez si, era un medio hijueputa pero no de los que putean sino de los que son puteados; entonces, para conservar la poca de dignidad que un hombre educado puede mantener, sólo podía timbrar para averiguar si allí habían puesto un clasificado: “No se necesita experiencia, ni títulos, ni recomendaciones”. Uno vive lleno de justificaciones. Que bueno, que quizás se hubiesen podido dar buena candela –ella desde la jerarquía y uno desde la confianza en la inteligencia y nobleza-; que habría podido hacer una o dos obras de caridad saltándose las políticas corporativas para acceder a un archivo o dejando de cobrar por un aviso institucional y habría podido encimar un café dejándose entrevistar acerca de todos esos guiños para esa cantidad de tiburones y peces espada que están buscando ensartar lo que se encuentren y, bueno, también se hubiera podido encarrilar una cierta tendencia a hacer psicoanálisis. Si, el aroma era irresistible, pero uno tiene que aprender cuando el aroma a orín de clase es de esos que se han ido adquiriendo a través del conductismo de los elegidos y de los privilegiados y cuando ese mismo aroma tiene un matiz que se adquiere en los contrastes de valores y antivalores. Se puede tener estilo sin dinero pero no se puede tener dinero sin estilo; sólo que de acuerdo al estilo podrá brillar el dinero: Los burros cargados de oro siguen siendo burros aunque respetados, pero solo es un ejemplo; los dos podíamos presumir de nuestro estilo aunque fuesen reputeados en lo reputado. Sólo que uno a veces se pregunta: ¿Se quiere repatriar la reputación luego de haberse exiliado en la perdición? o mejor ¿se quiere opacar la perdición después de transparentarse en la no-reputación? ahí es cuando el estilo no escribe sino que chuza y se debate; pero es una solemne tontería: El artista como sufridor es el mismo santo luchador que no quiere aureola, solo quiere su arte y su amor, lo que lo hace más meritorio.
Perdón poesía, las carnadas comidas no me han engordado pero me han nutrido amargamente tardes, sueños y madrugadas.

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martes, 4 de noviembre de 2014

VÍSPERA

VÍSPERA DE TODOS LOS SANTOS

Las palomas con su crochet sobre las vigas desnudas
la misa de doce no hilan, destejen a picos un velo
y un puñado de pétalos pichones como escape de calamares
su tinta por el aire esparcen al paso de la ilusión del amor
en unos ojos que osan atisbar más arriba
de viga en viga a la rayuela juegan
pisando la raya entre la realidad y la apariencia
y es-tiran el del estribo del instante con aleteos de agonía
antes que el Señor venga a adueñarse de su negocio
antes de responder la pregunta:
Si se te cae un polvito –o un hijo-al foso
aunque sea sábado no lo recuperas?
A nosotros los animalitos
¿no nos va a resucitar o a poner en la picota
cuando la hora llegue de restituir al huesito su cadera?
campo traviesa se quedan Cd’s abalorios y queman
el archivo testigo de la boda que firma el acta
de la fe y el efluvio de la vid que no gazmoña se trasmuta.

LA GESTON DE DIOS


LA GESTIÓN DE DIOS
Dios no era perfecto en aquel tiempo. Era demiurgo: De-mi-(h)u-rgo, y en su calidad de tal se asumía como constructor. Estaba dedicado a insuflar el fuego en los seres. Pero algo extraño sucedió: La boca con que el fuego era trasladado de su ser a las criaturas se selló; sólo podía, mediante el mismo esfuerzo que hace el trompetista para tocar con éxito su instrumento, insuflar el fuego, sólo que su éxito con el fuego era mínimo. Entró en profunda depresión. Los elementos dijeron que había que acudir en su ayuda; entonces la obsidiana se restregó contra el rayo y se hizo cuchillo, pero la boca no cedió. La era glacial se hizo y la situación fue catastrófica para la maravillosa naturaleza que había alcanzado a construir. El Hierro entonces tuvo unas larguísimas nupcias con Obsidiana – Gea, la tierra, participó desde sus entrañas- y el acero nació pero tampoco fue capaz de abrir el orificio. Fue preciso que el diamante, nacido de sí mismo por obra de la humildad del tiempo –y que no era otra que Dignidad, de-ígnea-edad en su substancia invisible- viniese para que en un pequeñísimo lapso de luz que se unió a una cierta pose sensual del diamante, abriese nuevamente su boca.
Fue en esa era que nacieron todos los pusilánimes. Ahora que Dios es perfecto está dignamente retirado. Dejó la palabra en su representación. Pero los hombres obnubilados por ciertos espejismos no saben que, por ejemplo, la palabra gestión quiere decir: Gesta-en-ti-no, Entonces algunos descendientes de los pusilánimes que entendían un poco de habla y pensamiento porque recibieron un poco más fuego de vinieron a hacer la labor de todos los que desesperadamente intentaban tirar con la vida.
Los actuales gestores de cultura no saben aún que en aquella era tan triste y fatídica también nacieron los lobos, esa raza feroz y adaptable que mata por matar cien o mil ovejas y sólo se come una. Era el espíritu desesperado de los pusilánimes que quería entender como corre la sangre, el vehículo del fuego, para ponerla a correr en sus cuerpos.
FUEGO: Fe en que se echa el ego.

CARDENAL CISNEROS


CARDENAL CISNEROS
(A propósito de un premio Príncipe de Asturias y su papel en El Tiempo)

¿Qué-cata-la –uña, Cataluña?
La minucia pero también el desperdicio
y si en la minucia hay una espina clavada?
Vale menos el dolor que el dedo, amigo
porque, si en un cisne se ayuntó Eros, Cisneros
no sería para vadear los deshielos
mas si no para nadar en mansedumbres turbias
En alguna parte huelen los aristócratas feo
como todos
aunque rancio sea una palabra linda
porque cuando nació lo que ansío
y no por mi nombre
es porque se acordaba, vagamente,
de adónde dejo el olvido
’Lo que acontece en la calle”’ Mairena: ‘“No está mal”
pero no alcanza para traducir
“Los asuntos consuetudinarios que acontecen el la rúa”

viernes, 31 de octubre de 2014

SUTILEZAS DEL MILAGRO



Ayer fue un verso
en la calle varias veces visto:
"¡¿Quién quiere vender conmigo la paz de un bebé durmiendo"?!
y una palabra bella se deslizó bajo la manta: Sonso
porque era como un arrullo en la frontera del delirio y el sosiego
muy en punto de hora perfecta esta mañana
sin llamar a la rosa
el botón estAlla su pirotecnia en los labios de sus pétalos
para asistir al milagro sutil de un mínimo beso.

jueves, 30 de octubre de 2014

CHAT CON LAS ESTRELLAS


CHARLA DE CHAT CON LAS ESTRELLAS

¿Quién eres, @aarlospérez?
soy un hombre que siente nenainconveniente

Ah, y de qué vives allá donde escribes?
porque aquí, es mejor filtrar la sal y la arena
abriendo las piernas que buscando un trabajo digno

Bueno, no sé si sepas que Él dijo:
Yo, que soy el que soy, te proveeré alimento
y en consecuencia,
habría cómo pagar caro un café-tinto
pero uno quisiera sacar las perlas a pulmón limpio
y pagarlas de sus ternuras con el mandil a punto
para darles el pescado y enseñarles a sazonarlo
ya que los hijos se negaron a rechazar el pulpo

Humm, y, entonces, hablando de Mtv-ezas ¿cuál es el punto?

el punto es que quiero amar una nena que me ame
sin soledad y todo, para yo entregarle el mundo
y decirle que ya tiene nombre y tiempo
y morirme de dicha y acaso de viejo
pero sano y rezarcido de tanto desprecio y de tanto infundio.

martes, 28 de octubre de 2014

FUEGO ENCENDIDO EN PAPEL PUSHKIN



FUEGO ENCENDIDO EN PAPEL PUSHKIN

Tomé un palito de soledad de entre mis abrojos
-porque entre más se abren, más se ven las ruinas de los ojos-
y me lo llevé de cayado
tanteando con amagos de ciego, tres aderezos:
Una manija hecha con luz de rendija
Un zurriago de rejo para azuzar a los perros de lo incierto
Una astilla-huella de madera antigua
para sondear el sendero de estrellas perdidas:
Una sola la llama universal
semántica incluida de páginas amarillas
e innúmeras las lenguas que se lamen
en orgía de juventud mutua, nada importa
ladra aquí y allá el acaso
pero no titila como estrella prometida
y entonces:
Caleidoscopio cruel de futuro visto con todos los ojos
dos vestigios de rescoldos
el ascua del amanecer, del día nuevo y sobre ella
la pavesa y su escritura para que la desolación lea
al costado el chamizo fino de la medianoche
y de la hora más obscura
que aún da fuego orlado con puntadas de la nieve
y el aroma rancio de la muerte
¿Qué brisa sutil pondrá de nuevo el fuego en su carril?
entonces busqué por la página firmamento
no estaba actualizada la edición de nuestros nombres.


PD.:
Que Pushkin nos venda sólo su envoltura de papel poeta
que no nos venda su revolución ni sus salones rusos
que no nos contagie sus cazanovielones
ni quiera vender su sino de honor
que en otro libro se ha escrito una mejor sentencia:
Es otro el huracán que saca las cenizas de estiércol que somos
hay que tener alma para llegar a ser polvo de estrellas.

lunes, 27 de octubre de 2014

ATOLONDRADO KITSCH

A-ma-me
es el estribillo de una balada de Bárbara y Dick de la cual me gusta amanecer en tí cabe en cualquier aquí
¡Ah, mamé!
,es la nostalgia evocadora de un tiempo mejor cuando cantar con éxito era posible sin hacer gestión
 Uh-ma-mmí
es un llamado de cuando el corazón creía en el blues
 Te llamo ma-mí, a-ma-me, uh mammi blue
es la primera búsqueda de un tono de canción en clave de across-teen...
 Ay, mami, tengo la camisa sucia,
 mi corazón está en uso
 tengo la sesera tonta
y es por culpa de tu embrujo
 tal pa-re-ce que ya me empendejé
y ahora ya si que me pasé
 toda la semana oliendo a... Anne-Marie


ENVIDIA POR SHANGGUAN JINGTONG EL PRINCIPE DE LA NIEVE

Shangguan Jingtong es un niño de escasos ocho años que en la novela de Mo Yan: grandes pechos amplias caderas tiene el papel protagónico para dar rienda suelta a su genial manera de narrar. No puedo aguantar el deso de, al menos, transcribir en mi blog unas líneas que además de inspirar ternura, inspiran tremenda envidia: "...La costumbre era que todas las mujeres que quisieran engendrar un hijo durante el siguiente año, y aquelllas que quisieran que la leche les llenara los pechos y los mantuviera jóvenes y saludables, se levantaran la blusa, mostraran los pechos y recibieran la caricia del Príncipe de la Nieve, que se quedaba quieto con las manos extendidas. Ocurrió exactamente como tenía que ocurrir: Dos esponjosos y carnosos montículos se apretaron contra mis manos heladas. La cabeza empezó a darme vueltas mientras una corriente cálida de alegría atravesaba mis manos y se expandía por todo mi cuerpo. La mujer empezó a jadear incontrolablemente mientras sus pechos se frotaban contra las yemas de mis dedos; después, como un par de palomas excitadas, se fueron volando. "Apenas había podido palpar el primer par de pechos y ya se habían ido. Mi decepción se convirtió en deseo cuando metí las manos en la nieve para volver a purificarlas. Esperé con impaciencia a que llegara el siguiente par, que no pensaba dejar escapar tan facilmente. Cuando llegaron los agarré y no quería soltarlos. Eran pequeños y deliciosos, ni muy blandos ni muy duros, como rollitos recién sacados del horno. Apesar de que no podía verlos, sabía que eran blancos como la nieve, sueves y brillantes, con sus minúsculos pezones semejantes a hongos. Aferrándolos pronuncié en silencio una plegaria, con todos mis buenos deseos. Los apreté por primera vez: "que tengas trillizos varones y rechonchos". Los apreté por segunda vez "que tu leche fluya como una fuente". Los apreté por tercera vez: "que tu leche sea maravillosamente dulce, como el rocío del amanecer". Ella se lamentó suavemente antes de retirarse, dejandome fuertemente desconsolado. Me entristecí y empecé a sentirme avergonzado. Para castigarme enterré las manos en la nieve hasta que las yemas de mis dedos tocaron el susve fondo del caldero, y no las saqué hasta que se me adormecieron los brazos hasta el codo. El príncipe de la Nieve levantaba sus purificadas manos para bendecir a las mujeres del concejo de Gaomi del Noroeste. entí una oscura melancolía hasta que unos pechos caídos y bamboleantes se frotaron contra mis manos. Cacareaban como gallinas testarudas y tenían unas delicadas manchitas cutáneas. Pellizqué los dos pezones exahustos y después retiré las manos. El aliento oxidado que emanba de la boca de la mujer atravesó el velo de gasa y me llegó a la cara. El príncipe de la Nieve no discrimina. Que tus deseoos se hagan realidad. si deseas tener un niño, que te nazca un niño. Si deseas una hija, que te nazca una hija. Y que tengas toda la leche que necesites. Tus pechos siempre estarán sanos, pero si lo que deseas es volver a ser joven, el Príncipe de la Nieve no puede ayudarte" Es una verdadera genialidad que sin perder el tono ni el humor ni la lucidez ni el tema, esta novela se extienda a lo largo de 836 páginas en las que se entreveran el amor, el hambre, la guerra y los envidiables rituales de socialización chinos.

sábado, 25 de octubre de 2014

ELLA NO QUIERE

Ella no quiere que le mande cartas
me pide que le mande notas escuetas
de ejecutivo a cliente, de alumno a maestra.

Ella que tiene un jardín en su sonrisa
y un amplio buzón de correspondencia
me hace desear estar en su mesita de noche
-que es el piso del colchón donde se acuesta-
quiero estar en su lista de los que les sigue la pista
-aunque tenga una línea secreta-
quiero estar en su pastilla que le alivia la jaqueca
-aunque sólo se la fabrique el laboratorio de las letras-
si no quiere que le mande cartas
es por que me tiene en cuenta
-con cierto miedo de héroe seguro
a Súperman también se le acaba la kriptonita
puede ser que le pongo a mil el borrador
y tenga recelo de que se obre el milagro
de que al fin se monta en el carro
que en un segundo le pone de cero a ciento ochenta.
La verdad es que no sé que hacer, estoy en un dilema
si le hago caso a lo mejor se aburre
si la atosigo me detesta
creo que lo tengo decidido: O me ahoga o me da...
le voy a ser río, le voy a inundar
hasta que diga que tiene frío
que quiere que la corriente indiferente que la baña
tenga el nombre de ella.

PÁJARO SIN TRINO

Adelanto mi sombra un paso de la de ella
pues dice que no mira atrás sino adelante
y cuando duerme me hago fondo de su escritorio
mientras busco un disfraz en su interfaz de sueños
ella me reconoce y se ríe
y no nos importa si somos o no somos amigos
y traemos una postal en que amigos comunes
me dicen, ebrios, que amigos lejanos celebran
que sea el desconocido más conocido del mundo
y ella vuelve y se ríe
por más que canto, no trino
pero no importa:
Con ver que sonríe de lejos
sé que me vive.

jueves, 23 de octubre de 2014

HILANDO CON MO YAN EN LA OTRA RED

HILANDO CON MO YAN EN LA OTRA RED

Un alegato de pichones tenían mis labios con tus palomas
ellas, seguras en el tibio nido de la araña
ya-verás-que-así-no-eres, brassieres
gritamos –mis labios y yo- con lenguaje de sordomudos
en país de telepáticos
nosotros, héroes de pacotilla, soportando latigazos
de la mentira.
zuran las palomas atendiendo al instinto primigenio
pero el centro de control lanza la alerta:
hay que pagar peaje de tránsito
levantar la barda de las orejas mientras tras las fronteras
serpientes de papel por millones tejen en sagradas telas
que aún gimen los atascos de la savia para madurar la fruta
la flor de pólvora y el estallido láctico
y  la fértil industria del contrabando del suelo
hace su colmena con el veneno de las avispas
rezagos de idiomas ignorados, desechados
por un hablar de estertores en el árbol del misterio
nosotros, labios de la fe del hierro, fierro, traducimos
porque soy un cabro que abro
desde el punto prestigioso y pendenciero
de la punta de mis cuernos.

martes, 21 de octubre de 2014

RAICES EN MARIMBA DE CHONTA

Logos de Colombia y Logo colombiano, las dos cosas caben para colombiología, y si nos referimos  a lo puramente autóctono entonces con marimba de chonta podemos hacer el telón de fondo.
Acabamos de asistir a un delicioso concierto con marimba de chonta interpretado por el grupo Makana; pero ante todo asistimos a una clase de armonía y a una clase de música; un conocedor diría que estamos incurriendo en una redundancia pero es que cuando decimos armonía queremos referirnos a aquello que en teoría psicológica alude a la plenitud del principio de placer. También a sido una clase de armonía en el sentido estricto, pero para nosotros, neófitos en las precisiones técnicas de la teoría musical se convierte en una actualización arqueológica; pero hagamos un poco de preámbulo para matizar nuestra idea: El concierto al que aludimos, auspiciado por la Radio Señal Colombia se realizó en el galpón de la sede de bellas artes de la Universidad de Caldas. Allí, como en una especie de alusión a las aves de corto vuelo pero gran capacidad de gatuperio, se realizaban en nuestros años adolescentes los conciertos de las bandas de rock locales, además de las primeras sesiones del prestigioso Festival  Latinoamericano de Teatro. Resulta que el último concierto que disfrutamos, antes de partir a buscar el sueño dorado de todo provinciano: Conquistar la capital, fue precisamente allí, con la inolvidable banda del murciélago y en un recinto que triplicaba lo que ahora es. Para nosotros es inolvidable la sensación que, adobada con la pimienta de los nacientes -para el pueblo- atuendos que imitaban la cultura hippie: Bombines del siglo xviii, estampados psicodélicos, artesanías rústicas en cuero que mostraban verdaderas obras maestras en bolsos, sandalias con suela de llanta de avión, chalecos pielrojas, cigarrilleras para los cigarrillos pielroja, manillas, etc., la canción del grupo Slade Mamma rock krazy now , se  avivó el hervor de la ceremonia de confirmación en la religión de la psilopcibina, de la que desafortunada o afortunadamente abjuramos poco después. Los destellos de los reflectores, que hoy no tenían los fucsia, los rojos, los amarillos y su pirotecnia y, en cambio, se limitaron a una hermosa sobriedad de verde esperanza y luz día, nos inducían a dejarnos llevar por el torbellino: Música, paz y amor.
Pero hoy fue diferente -o acaso la continuación de aquella ceremonia en clave de comunión-: El simpático pedagogo -que además hizo de gran mistagogo con su papel protagónico en los misterios de la marimba y su cohorte- nos enseñó que en la teoría de los ritmos y armonías del pacífico colombiano existen dos denominaciones del acompañamiento de percusión: El repique y la candela; el repique es el ritmo fuerte que en el compás de la conga (instrumento que sustituye, por razones de efecto artístico a un tambor más pequeño de cuyo nombre me excuso fabricado con piel de tatabro o venado) mayor construye una suerte de liderazgo y, el compás de otra conga más grave que hace la candela, parece seguirle la corriente a su alternante, pero es un sutil engaño, es magia: Cuando la marimba de chonta, ese enorme y venerable trono del rey de la música primigenia dicta sus decretos melódicos, sus súbditos, los diferentes funcionarios ejecutores, configuran el tinglado del certamen del cortejo del macho a la hembra; pero no sólo eso; bien sea en ritmo de currulao, ya en ritmo de juga, bien en el de torbellino o el de rumba, aunados en sutilezas de ritmo se muestran los arrullos (el niño muerto que se celebra), los alabaos (el adulto que nos deja pero nos da chance de danza y borrachera), los currulaos o bambucos antiguos (cuando no hay ninguna excusa se monta una rumba en la que se hace explicito llamado de la pulsión que a todos no alumbra), el complejo y vasto mundo de la herencia africana ilustra la historia y naturaleza de lo fundacional que en los sonidos inigualables de unos muy particulares tipos de madera reproducen los telúricos estertores de lo que es la especie ahora. Pero es en la canción A coge' cangrejo que se dilucida el misterio: El repique y la candela de las congas y la percusión en general representan la condición del negro en su versión antropológica y metafísica; el repique es el esfuerzo -de las partículas iniciales y de los individuos- por avanzar en medio de la dificultad, lo que de hecho se convierte en el liderazgo. Pero la candela es el raro combustible que mantiene la brasa, como si de la nada, así como las llamas tragando oxigeno se magnifican después de cierta línea en seres invisibles, es quien mantiene e incuba. Ahora bien, si el asunto metafísico se nos adelantó, eso no es óbice para que se transparente el hecho, maravilloso, de que en las costas negras -es una pena que el avance de la posmodernidad política obnubile lo que tiene de suyo el Caribe-, coge' cangrejo implica la gran alegría de tener comida para paliar la necesidad (la candela que mantiene la brasa en llama de alegría y en brillo de ojos y en ritmo de caderas), pero también el soterrado repicar de ese ciego impulso a cotejar la luz radiante que le hace resaltar en el paisaje.
Muy probablemente podrían venir aquellos que con credenciales de Denominación de origen exijan aclarar cómo es que las pautas de la corrección auditiva, técnica y de sensibilización, desvirtúan la savia que aspiran sus raíces adventicias.

PS.: Que se dibuje la contradicción en el lienzo de la polémica no desdibuja esa tendencia que  emerge desde los orígenes: Lo humilde, lo primario, busca, quiere, persigue siempre la PAZ. Son las sofisticadas fuerzas que, no contentas de hallar un respiro en el medio del camino a la cima quieren condensar marismas que la oculten.  Pero la nariz de la música tiene sus caminos y marketing de la felicidad los, suyos.

domingo, 19 de octubre de 2014

luces II

LUCES

Amaba el foco de la luz del día

así como tenía miedo al miedo

de modo que cuando el sol empezaba

a ponerse el sombrero se recluía

y así encender su luz más íntima

pero un día bajo la embriaguez del hechizo

de la noche acudió a su lánguida llamada:

Dos  estrellitas en significativo cuadrante

 se retaban a juntarse

azuzadas por un verde titilar de semáforo

que afanaba un agosto rezagado por el amor

en la avenida celeste de un septiembre vano

más, no le importaba al cielo ¡qué carajo!

tampoco a las manos electrónicas

que sólo querían pilotear el hilo

¡cuál más lejano!

pese a que con sus displays hubiesen podido

guiarle un poco más sus des-informaciones

en cambio el corazón regañó al vuelco

no a los ojos generosos

¡las ventanas de hoy no necesitan más engaños!


II

Habría que ver si  el Gps con que triangulas

el revolcado cuarto de tus trebejos está bien sincronizado

con tus órbitas de posicionamiento

Habría que ver si el inventario es fiel

si las luciérnagas alimentadas con sueño

no habrán ocultado algo del mobiliario

si los trastos inútiles que rellenan insospechados rincones

se recibieron como gabela por comprar embustes

y dar crédito al superávit ávido de novedades

ahora que en el carrito se han deslizado enfermedades

con oculta marca de fábrica: Sida, ébola, fiebre cochina

chico-un-gong-.en-tu-uña,  influenza  aviar-tu-t-ora
de temblar al ritmo del terror

si la chequera está en blanco

ya que atravesaron las fronteras de contrabando del diablo

nosotros que vivimos en el reino del infierno y sobrevivimos

gracias a los cientos de toneladas de fe que importamos

de los cielos de la sospecha en el pecho: ¿la llevo? ¿yo soy?

a precio de cultivo de laboratorio del concepto

que desciende a precio de huevo huero

en el mercado de la ignorancia y la  indiferencia

y resulta inmunizada en la tableta que efervece en la sorpresa

cuando se encuentra que la mano que le estrecha por la tarde

es nunca la que le dio el mensaje en el chat de la mañana

y ya no quiere tirarse de cabeza desde la ventana del televisor

sino besar la nube que le gime allá lejos del oído donde late.

* * *

POETAS

¡Ah, poetas!, esos espías de Dios en el reino del diablo

y al contrario. En la  guerra o en la paz

Hesíodo, Homero, Esquilo, infiltrados

para descubrir el mecanismo con que se sublima

el oro de la escoria, es decir, los principios,

 Dios en su espejo invisible bien camuflado

 nadas de inicio replicando el eco devuelto

al futuro romano a la mano:

Horacio, Ovidio Nasón, Virgilio, enamorados

del encargo del diablo:

Cómo es que el fuego, su esclavo

se le escapa de las manos

se trasmuta y disfraza en los elementos

el viento habla lo que Pompeya calla

el libro entero en fragmentos

tierra y agua la doncella entregando la flor

el panadero amasando  alas de ángeles: corrupción

cómo es que el plomo se alió con el vino

no es Saturno ni las cubas culpables es la sangre

que termina renegando de sí misma

y Shakespeare renegado

ni de un lado ni del otro

el Hombre es el asunto, y su tinglado

hacer una copia del sino y su máscara

y venderla por el lecho diario

de la Historia descansando entre vahos:

Villón, Baudelaire, y todos los malditos

poniendo escalones de manos a Thomas

encima de Wordsworth y el ruiseñor

de la muerte trinando en el canto del muro

la calandria alisó bien el pliego

los diarios explican, al re-vés, el evangelio

de Saint-Exaupery y cómo no le ha bastado

su principado de alas de plumas  metálicas

todos enviando mensajes cifrados

de la guerra del régimen de turno

entre lo real-regio y lo real-fantástico
sublevado de oprobio

¡miente el rancio soporte de la razón!

guillotina para el rey bastardo

mercenarios de la verdad ¡uníos!

la cultura reina y su contra la contra-cultura

se ha atrincherado: ¡Muerte al eterno retorno!

que griten de nuevo las piedras:

Los poetas mienten demasiado

para que los acepten en la corte

que cojan a Cohen y confiese

que Dylan le torturó tumbado en el suelo

durante meses mirando a su horqueta

hasta que cantó:

Nos refresca el sudor de los sobacos de Dios

cuando lamemos su alcohol y es inútil

su frente intentar lamer

pues es trabajar para el viejo Parr

nosotros que sólo somos viñadores con los pies llagados

de tanto pisar su lagar esperando

que el Fondo Monetario Internacional

le condone su usura de beodo inveterado

mañana nosotros pagaremos con la seca.


* * *

SISTEMA DE SEGURIDAD

Tienes miedo de que mi lengua te meta fuego por las orejas

y que se enciendan tus más preciadas ramas

y cuando ya no haya remedio para el incendio

que mi lanzallamas se haga manguera

e inunde, con daño de premio, tus propiedades,

con chorros benditos de agua fresca

por eso pones distancia y alambras

con aretes coquetos que llaman y alertan:

mechón de pelo al acecho

para ahorcar lenguas ladronas

perro perfume latiendo en las sienes

no se encuentra la dueña.

Pero ya tengo instalado mi señuelo

para el pelo perro y la cerca

te he enviado, silenciosa, la pulga en la oreja

entonces tu dedo extravía la diligencia

en el límite de la comisura te escuchas:

tal vez  aprenda

cómo es que el pelo del pasto se empecina

en ser pezón y misterio

la vaca de nuevo en el redil,  caducada casi la cédula.


PARÉNTESIS

PARÉNTESIS

Un hermoso paréntesis para mi tristeza
texto que dice, explica y oculta
pues es su trasunto la simple grandeza
de un punto: aparte, adentro y afuera
un par de enormes caderas que se parquean
ante mis ojos volando como la cigüeña
para la que mi lengua colgaría gustoso
del pañal que anuncia un nuevo espasmo
para este zurumbático mundo.

¡Pobre hijo que nació esta tarde!
de la cópula ilegal entre morriña y aire
que no trae como todos el pan bajo el brazo
trae un mensaje:
No se puede ser ciudadano y poeta a un tiempo
para ser poeta hay que ser un maldito
sólo así podría un poeta cobrar la cuenta
de un aliento tibio que le diga ¡sí, eres poeta!
y además, bendito.

Ay, si los paréntesis supieran
que son raíles del tren del tiempo
que le atraviesan, perfecto círculo
y le cortan pies y cabeza
para que aparezcan como cuerdas
que atrapan y liberan la existencia

Ay, si una vía láctea de piel tuviera
espías que cuentan de la vida
de corazones le contarían que es reina
y no sabe
del reino de matémata y carnemetrías
y no por lejana y lechosa
y no por tímida y niña y no perfecta
deja de ser el último cielo
y la enésima estrella perdida
maldición en modo de asterisco.

POR FIN

Rosa Beltrán: Por fin algo o alguien que te hace sentir que el mundo no todo está estúpido.
http://senalcolombia.gov.co (los libros lunes 10 p.m Radio señal Colombi.)

lunes, 29 de septiembre de 2014

UN CUENTO DE NIÑOS PARA NIÑOS


LA HISTORIA DEL GATO TERRY
CONTADA POR ROMMY Y EL ABUELO

Terry era un minino muy mono, es decir un gatito muy bello, que vivía en una bella casita dela ciudad de las hadas. Como todos los mininos cuando están  bebés, éste había cometido una travesura y ahora estaba escondido debajo de una cama, no porque estuviera arrepentido de haberle mordido el dedo gordo del pie a la mamá de Rommy, pues las travesuras de los gatitos son juegos que ellos se inventan para entender como es el mundo, sino porque estaba enfadado.
 Mamá te dio un tremendo chancletazo por confianzudo ¿no Terry?, le dijo Rommy con el pensamiento, pues como Rommy aún no hablaba y apenas estaba empezando a mover la lengua para expresar sus ideas, entonces apenas dejaba salir unos pequeños gruñidos,  pero entendía perfectamente el ronroneo de los gatos  y los pensamientos de las hadas. Entendía que las hadas decían; Rommy  no vayas a coger esa cosa afilada porque te vas a cortar y te va a doler mucho. Pero las hadas no dejaban leer sus pensamientos cuando estaban  moviendo sus varitas mágicas para hacer que pasaran cosas maravillosas. Así, Rommy se hacía entender perfectamente del gatito con un ronroneo que le salía del pensamiento, pero no se dejaba entender de mamá, pues a veces le parecía que mamá era un poco dura de mollera, pero no era por falta de inteligencia, sino que ella, como todos los adultos,  dejaba de entender las cosas lindas del mundo por ser tremendamente seria. Cuando uno deja de ser niño las hadas dejan de mover sus varitas mágicas en nuestra dirección. Pero mamá sabía decir cosas muy dulces  y ser muy lista, además a veces decía unas cosas súper ingeniosas que le salían así porque las decía con ese  corazón grande y noble que tiene.
No tienes que hacerle caso a mamá, pensó Rommy mientras jugaba con los bigotes del gatito y el gatito a la vez le lanzaba la zarpa con las uñas bien guardadas para no hacerle daño; en cambio, dejaba sentir la suavidad de su pelo y  la carne fría y blanda como algodones de los pulpejos que tenía en las patas para caminar sin hacer ruido y que los ratones y las cucarachas y todos los bichos no se den cuenta de que les va a caer encima. Es que mamá está cansada y adolorida por Jojó.
Jojó nació hace quince días  y es tremendo pillo. Él sabe contarme historias que a mi se me están empezando a olvidar de cuando estaba en el cielo y me hace sentir aún más celoso de lo que me siento porque ahora no me ponen tanta atención papá y mamá y las tías, sino que se la ponen a él; pero al verlo tan pequeñito y tan indefenso, todo adormilado y sonriente, prefiero coger el celular de mi primo y llamar a  papá que está viajando, o prefiero ponerme a jugar con tu cola.
Pero Terry tiene un secreto guardado que no quiere contarme y como yo le jalo las orejas para que se decida a soltar lo que tiene que decirme, él me da, cada vez que me dice que me salga de debajo de la cama porque mamá me está buscando y el corazón se le pone cada vez más acelerado porque ya ha revisado todos los cuartos y no me ve por ningún lado, me da un mordisco que es cada vez más fuerte. Me dice que mire cómo las hadas están frenéticas, desesperadas moviendo sus varitas en una y otra dirección. Es que hoy va a venir alguien muy importante a visitarnos, me dice,  Mamá está empezando a sollozar y a jadear,  doy un grito, Terry me ha mordido en el brazo por encima de la camiseta.
Esta tarde vino mi abuelo, el papá de mi mamá,  y me trajo un libro grande y colorido con historias y figuras. Me cayó muy bien. Sabe leerme el pensamiento que acompaño con gruñidos. Me dijo: Vámonos a buscar aventuras al parque.  Yo le dije con un gruñido: ¡Hágale! Contestó: Apuesto a que estás anhelando liberarte un rato. ¿Quién puede saber lo que es apostar, anhelos o liberarse? dije mirándolo fijamente. Él contestó: Lo digo porque te he encontrado con tu mamá y tu hermanito durmiendo una siesta con cara triste y aburrida. Lo digo porque apostar es uno coger las barbas de un gato que se llama corazón y entonces le da a uno un mordisco al que se le llama anhelo y entonces se libera algo llamado fantasía que es lo que tu vas a hacer cuando tu mamá te lea, cada noche,  el libro y entonces vas a empezar a conocer cosas muy bonitas y adquirir poderes muy interesantes. Cogí el celular de mi primo y me lo puse en la oreja. ¡Aló, papá! Dijo mi abuelo y en verdad quería llamar a mi papá para preguntarle cosas; entonces me di cuenta que mi abuelo era un mago.  ¡Cuál “Jero” , Jerónimo; ni cuál Juan José; desde ahora serán Rommy y Jojó!
El gato Terry me contó después que la furrusca de las hadas era tratando de influir en la duda del abuelo que trataba de decidirse si traer un libro o un par de pececitos dorados que trajesen buena suerte para Jojó y para mi. Lo que el abuelo no sabía, según Terry, es que los peces dorados hablan el lenguaje de las hadas que dibujaban con sus bocas en la superficie del agua; por eso los mininos gustan de meter las garras en la pecera, para aprender a dibujar en el aire las letras del lenguaje de las hadas.

sábado, 20 de septiembre de 2014

CARTA POSTUMA

CARTA POSTUMA DE CERATTI A UN POETA
Por fin te sueltas. Te escribo desde la frontera; desde el punto de no retorno al que no puedes seguirme. He podido obtener esta prórroga de la partida. La mano que te escribe, tu mano, no sabe, yo tampoco, si el sentimiento que la mueve es de furia, de odio, de amor o, simplemente de...manía.
Sabes bien que lo que escribes te lo tenías bien guardado. Yo, hasta ahora sé que estabas un piso más arriba; los mensajes te los enviaba al piso más bajo ¿es ahora al contrario, lo más arriba es lo más abajo? El caso es que tienes ese don de haber entrado y salido del mundo de la muerte, si bien que no a capricho y, más bien, como milagro del que has vuelto con las manos llenas pero desparramando en saco hueco. Acaso cuando comparezca, cuando arribe, se me dilucide el interrogante de si eras un epígono de Orfeo o él mismo redivivo que por su gran infortunio del amor fue, cual Sísifo, entrando al infierno en busca de su Eurídice multiplicada a infinito en todas las enamoradas fieles.
Cuando sucedió lo que sucedió; esa triste y tosca humillación; tú recogiste la botella que lancé al mar con mi mensaje: «Aún estoy aquí y veo más; si me toca irme no me importa, pero quiero comunicar». Te estás preguntando a esta hora si deliras con la metáfora del padre Abraham y el rico Epulón y yo te digo que no importa; sí, deliras; pero tu delirio es de-lira, es decir, ese primer rudimento de cuerdas bien armonizadas en el temple (puestas en el templo), que se tienden a través de la realidad para que los entendimientos se deslicen en ella con goce y tino, deja oír sus acordes: La música de los principios. Pero no tengo tiempo que perder en explicaciones, pues cuanto más tiempo gasto en mantenerme en la cosa, en las cosas amadas a las que  los muertos se aferran como partículas mínimas –tu madre duró más de cuatro años alojada en la acidez de tu estómago, en las hojas mustias de la mata de balazo que tanto cuidaba, en la maleza que daba flores moradas cuando los atardeceres rojos se reflejaban en el ventanal donde su ingrato marido solía disfrutar-, tanto más se dispersa mi lucidez. De allí viene esa trampa: El asco, la co-sa en revés...pero no puedo, no puedo, no debo derrapar. ¡No!, quisiera, cuánto quisiera, derrapar y devolverme, pero lo único que puedo es desbarrar.
Decía que cuando sucedió mi triste castigo -¿autoinflingido?-...pienso en ello porque durante estos cuatro largos y horribles años he llegado a tener claras unas cuantas muchas cosas -quiero decir, hacer silogismos de conclusiones más o menos sólidas-: Uno de mis epígonos: Calamaro (sé que coétaneo cabe aquí como cabe Sandro Romero Rey con Daniel Riera respecto de los Rolling Stones; que cabe como concepto retorcido que enreda en sus meandros el asunto del camino que andamos al tiempo muchos extraviados, o lúcidos, da lo mismo, pero que en realidad es aquella fuerza epigonal que gira en torno de ciertas a-gonías ; de ciertos inciertos principios) tuvo mejor manejo de las riendas; manejó su corcel no de acuerdo a sus impulsos, sino según el cálculo de sus fuerzas. Podría decirse que no se dejó llevar por la hybris; pero en realidad era eso lo que trasuntaba de sus idas y venidas, de sus caídas y levantadas; de su decepciones que se ilusionan de nuevo para deshacerlas como se deshace un anillo de humo de marihuana de primera lanzado al vacío pues se sabe que hay para hacer muchos otros, muchas fuerzas para aspirarlos de nuevo desvanecidos en el aire. Mientras que yo, dos hijos, una mujer maravillosa; si me hubiese ido en pos del arte no hubiese ido tras el baile de la mueca de Thanatos: el deseo de más sensación, más sensación, más sen-sa-ción, más s-en-sa-ción, se-n-s-a-ci...no.
Retomo. Estabas prendado de una linda morena; pero no era una linda mu­- chacha; era un estético dibujo de lo que en otros tiempos proyectaba una bella alma; hoy, era sólo la mixtura sin tino de forma sin alma (es que la inteligencia actual pretendía viviseccionar el momento de cuando el re- nacuajo pasó a rana; se perdió en el salto). El día en que se anuncia mi noticia habías fracasado en ligarla y te encontraste, entre una línea divisoria de las placas del pavimento, un pequeñísimo dado de color azul cobalto metálico, el mismo elemento con que construyen radiactivos artefactos. Sus caras legibles sólo eran 4, 3, 2 y, entonces te repetiste la premisa: Dios no juega a los dados; pero no se te ocurrió pensar que sí juega y con ellos cargados. El 1 era la punta rota y deshilachada de la cuerda que armaba un collar de abalorios: mi cerebro; y el 6 estaba desdibujado. Sólo ahora barruntas: igual que las parcas, las moiras, el Uno corta donde quiere la urdimbre y el seis conspira y se camufla des-dibujado.
Pero, qué mierda, el asunto no es de sectas. Por andar defendiendo ideolo-gías el mundo ha perdido su natural instinto de amar-nos. Somos diferentes, nos contrastamos, y en su refriega nos amamos más o nos amamos menos, pero cuando defendemos evangelios nos olvidamos de que somos humanos e imperfectos y nos restregamos todos los cánones y en su nombre nos matamos. Llámense gnosis, cristianismos, masonerías, cientologías pierden almas que serían naturalmente inclinadas a la clemencia mutua; pues, ah barro hediondo que somos en general ; sólo que aquí no importa si hay o no hay espasmo.
Te diste cuenta y te prometiste escribir un cuento que te inspiré pero sólo cuando me recobrara. Se te fue el cuento con mi recuerdo –no eras mi fan-. ¿Fue ella la mala; la chica quien no permitió en su ignorancia que su amor me diera una nueva jugada? Yo, en cambio, gestioné muchas veces por ti ante los emisarios, enfermeros enigmáticos que preguntaban si teníamos originalidades no resueltas que absolver como coartada para volver, aparte de la manida primera caída y de la lucha incruenta del no-Ser, Se-n(  ̃ )or y Luz-bella: Díganle, díganle; pónganle el dedo, la gota, en la lengua, ustedes que aún ven fluir la transparencia sólida del agua; déjenlo ir...hasta su rienda. Te reías tu, se reían ellas, las fuerzas y jugaban, jugaban, loterías sin cuenta: Lot(h)erías? No, sal-va-Abba-s tu pellejo para nada.
Pero me dejó ir, finalmente, tu poética con mis compatriotas. Cortázar venía a ofrecerme el hombro: ¡tente ahí, es la juega! pero Martín Caparrós soltó la tapa después que otros que mejor no mencionar pusieron el acento: Nada personal, pero ¡enviados de Dios!: que te compren un bicha.
No sé si es odio por denunciarnos; o es el amor que me inspiras al dejarme por fin soltar la mano de la prostituta esperanza, saber que el cochino mundo no dejará de ser lo que ha sido durante todos los siglos de los siglos. Tanto me la comí y seguía dándome chanza; ah chancha.
                                                                                                     Tuyo, Gustavo