sábado, 13 de febrero de 2016

GRATIA (De abeja negra)

GRATIA

¡Da gracias! Da gracias porque el pedazo de ambiente en el que respiras todavía es parte  del escaso aire para-disáico que le queda al mundo,, lo que significa que ya el para-iso es odisáico, sólo que por encima del estándar que se mira y cataloga y se trata lastimeramente. Da gracias y disfruta, tu que puedes notar ese dulce pasar del tedio cotidiano posmoderno en apariencia finamente sofisticada que barre bajo el tapete y que deambula por la zona-risa. Eso parece decir la abejita que revolotea encima de tu cabeza pero no es abejita modo sabiduría, sino abejita modo bacanería Y es que toda la colmena con su particular fuero de caras colores y vestidos parece que toda zanganea en el modo de frescura y egolatría  indiferente o tratando de sacar el guargüero por encima de la superficie de lo "normal". Entonces tú quieres preguntarle: qué sabes, tú, híbrido de mosca y libélula con las patas engordadas de polen que  no va a producir miel? y ella parece sentarse encima,  no del café, parece no gustarle las relaciones de semejanza, sino de la leche de tu camisa nueva recién lavada y aceptar un dialogo nervioso. ¿Te parece  que está bien la hipérbole, me refiero al menos al aspecto espacial?; las abejitas modo sabiduría que llamas se puede encontrar solo a unos pasos donde la enciclopedia todavía hace esfuerzos por no ser confinada en un leprosorio. Si, le digo, quizás tienes u n poco de razón, al menos ese zanganeo deja ver una coloratura en la que el espíritu dibuja ese visaje por el cual cada sistema de eso que llamamos persona, lidia con su pedazo de realidad y no como en las grandes metrópolis, donde es difícil ver esa insinuación casi coqueta, casi depravada, acaso masoquista de la filosofía que preconiza que la verdadera risa ni es fácil ni es fresca; allí tu puedes ver que el estándar que marcha autómata con su sino de masa que  ya no fermenta más -el conocimiento "masa y poder" está disponible, pero ya lo exhausto, sea -en modo dichoso, sea en modo fatiga, no permite acceso fluido; toca mearse en las rampas del principio de placer socializante, el baño anónimo exclusivo solo está en tu cabeza-. Este sitio, le dices a la negrita que finalmente es tierna y corrobora que lo que llamamos feo tiene unos socavones mucho más fascinantes que los manidos de la belleza-, no deja redondear la frase, de eso echan mano los chupadores de fuerza, terroristas, por allá; transpira un vaho muy incómodo por encima del diseño aero-especial, ¿Percibes ese par de acordes que brotan de los dispositivos,  de comunicación, de seguridad, de registro, del negocio y que ponen a evocar por reflejo los dos acordes iniciales de lamas conocida de las canciones de Carmina Burana? Tan- tan tan, y se paran ahí como si dijeran: No queremos emergencias de modos antiguos, medievales, de percepción, de armonía, de conocimiento. 

Ni modo de decir que me acompañas, le quieres decir tomándola por las alas con trama al veinte por ciento, ella te corresponde amenazándote con el culito que quiere clavar un agujón inexistente, hasta que pierdes el miedo y le ofreces la nalga de la yema de tu dedo y, no quieres ser cruel, pero le dices que  ni de corazón te va a acompañar, porque puede que tenga su sucedáneo, si no tienes siquiera veneno, entonces es por eso que estas en modo bacanería, pero aun así eres linda.

Entonces tomas una galería  azarosa, no porque no ofrezca alguna fisonomía de conducir cerca de celdas donde se administra jalea real, sino porque tienes el oscuro presentimiento de que, en ese zanganeo, es difícil que  vayas a poder averiguar por el aposento íntimo de alguna reina, o de las reinas si es cierto que todo es orgia.

¡Oh!, ¿cuándo saldrá la luna
 redonda como una lucha


 tal de la noche y el día
cuando se va creciendo la uña
y el dedo sin la susodicha va llenando
la hipodérmica remedi-única?


Entonces hay que expulsar del lar un poco de la sal: !Que bob-eros! y otros trance-untes  disparan directo a los espejuelos-pajuelos el veneno de cobra escupidora: Se nos asumo el hijueputa.

No se puede adivinar qué  tipo de fruta está invocando a la luna, o que luna está retando a la fruta, en fin, la suerte express no para ni se voltea  a mirar entonces el par de imanes  inician su carrera de encostalados corazones: Puede ser tan pesado un billete  de medio dólar para que caiga con semejante estrepito y te haga verte caído de bruces sobre el universo cuan largo es-(res) con la mejilla rozando, ni que saludo, el lado obscuro de la luna?  Toda la orgia de glándulas sebáceas que se tomaron la fe y la calma de aquella belleza que salió huyendo en un vehículo más veloz que tus muletas.