PRODIGIOS
Ya
no es común temer a los prodigios
Como
en los tiempos míticos
Ahora
que sabemos que somos pequeños monstruos
Babeando
conocimiento
Bamboleando
las bolas
De
los avances técnicos
Como
perros gordos y mimados
Queremos
aprender de ellos
Que
se sienten más importantes
Si
no salen en los medios
Ni
los venden a dos por cinco
O
hay que pedirlos con un siglo de anticipamiento
Y
se aparecen de pronto
De
la mano de un comic, por ejemplo
Para
empezar a trabajar un invento
Que
será comparable y patentable
A
saltar sobre la propia sombra
Sólo
que con pequeños aditamentos
-léase
trucos- unas gafas
O
baratos sortilegios de mover montañas
O
insertos en una dimensión múltiple
Gozando
de un orgasmo al tiempo con la mujer maravilla
En
tanto animamos un evento de ejecutivos que reciclan
Basuras
mentales
O
nos escondemos debajo de un sismo
Para
que el sosiego pueda vernos
O
para que algún dios de nuevo hable
Ahora,
por ejemplo,
Saludando
a un pequeño elfo
metido
en un libro de poesía
vendiéndome
el don de anticipación
serendipia
de lectores de los nuevos tiempos
un
estornudo de biblioteca
que
al día siguiente será un poema
la
huella dejada por un tal Clive Wilmer
qué
pena que no fuese Ow(e)n y hasta ovni
“Tu con tu libro. Yo incapaz de leer…”
Prodigios
de presencias que entran y salen
De
la vista con aura de figura humana
Apercepción
con técnicas de espejos
Ordeñar
sin dolor la sangre de los tontos
Nadie
se da cuenta en su propio sortilegio
Y
ya que el hito marcado
De
no ser por la fe aura y figura serían un pleonasmo
Barrido
por el garbo
Para
que una aprendiz de brujo-médico lo vea
que
espera lamiéndose con disimulo las comisuras
A
que la maleza del olvido le cubra –al hito-
Y
quizás un día, allí, crezca la flor de una sonrisa
Con
aroma de fresa y gusto de frase
Sin
tener que enviar cartas a la luna.