domingo, 20 de mayo de 2018

POEMA AL MINUTO



Es bello el poema, es genial

Porque una rockstar lo hace

Esperando por ella

Roger Waters, con voz cascada

La nena...

Una foto en la esquina de un espejo, y la barba

De viejo triste, palabras

Y el viento no lleva la tristeza

De los poetas pobres

Hasta los oídos de sus hijas

O de alguna perra que también sienta

Que el aire la discrimina

Que no la respira ni su propia mierda

vale millones la mierda con firma

y los destinatarios se la tragan

con cuatro cifras

estamos iguales, amigo,

con una diferencia:

mil años de sentimientos luz



PROLEGÓMENOS A UN SALÓN CANO





Ay, ya no,

Los hilos de plata en mi cabeza de poeta;

yo, que monté en las alas de los ángeles Alberti,

que amasé las harinas Neruda;

yo que nunca necesité ser hilo en las ruecas de Roca.

Ay, ya ¿ni ellos ni yo?

Tendremos el damero

El viento tecnopoeta ahora se llama.

Me quito el sombrero como teatrero de plaza

Y me caen un pulso y un glitch

Y un bit y un corrimiento

Y una paleta protocolaria...

Ningún bitcoin.

Señores poetas, les digo,

vosotros que azuzaís las ancas del software

Con látigo de leds sin amo, sin rey, sin gurú

Y despreciaís el arcano de mis perras negras

Que aullan y arrullan en un cielo más sutil

Que el de vuestro etéreo cotarro

Y que hilan aún el misterio

Con fuerzas renovadas en las fuentes mismas:

Arial, Book antigua, Century foxis romanus

Yo que soy tu primer verdadero artista

Sin cámara en mano –en la vista incluida-

Te cautivo y te difundo

Del espectro electromagnético robado

En tu despensa cimera ya tengo mi ratonera

¿Desde hace cuánto?







ENTREGA




Procura, de cuando en cuando, hijo mío

Invasor y redentor de cada día

Hacerte con hilos del sol de la palabra una escoba

Para que barras la entrada de la guarida que soy

Tuyo, de tu milagro prisionero

Recogiendo mis frutas caídas de ese cielo

de ascuas removido con el palo del pensamiento;

levántala y repásala por las esquinas

donde ancla la araña calva sus hilos siniestros

-esa unión de los abajo y los arriba-

y, si no hay fortuna, hijo que deambulas

en mis adentros de otros fuera del lar

con quienes intercambiar fotos de esa dama mezquina

pues ata un manojo de cantos al palo del día;


ventila, ventila, con tu hermana callada que viaja, 

furtiva

la ventana ciega y loca; ponle macetas de notas tristes 

o alegres

ponle erizados gritos, y una pequeña enredadera de

jadeo

deja, no importa; las novelas a tus piernas, que las 

prense el asfalto

para cuando falte la fuerza tendrás intacto el canto

y cantando irte a dormir cada día, sin despedidas

sin aspavientos rozando el pavimento

tu aliento en un tono inescuchado

hasta el otro día...



II

Ay, no digas,

tengo nostalgia de hembra, tengo hambre de surco.

Dí, tengo ansia de flor, necesidad de tierra suelta

donde posar mi yugo.

Ay, porque después de caída la semilla...

¿Quién quiere navegar ese sueño abstruso?

Dí, tengo temblor de manos tanteando tu tierra, 

muchacha;

no, no digas, tengo estertor de llama acabada la cera.

Dí, tengo ganas de ver en verde;

no, tengo soledad de tierra yerma.

Dí, tengo prisa de farola entre la niebla,

dí, tengo selva de manos anidando en mi cabeza,

dí, tengo dolor de hueso creciendo;

no, modorra de cerebro que mengua.

Ay, sí, dí, del cayado de mendigo en furor orbitando

en el hueco negro de una boca, dí

y dí de la rabia de lo duro de la piedra

no del temor de lo débil de las alas.

Dí, dí, dí,

Aunque el hilo fino que teje la nieve,

sea ceniza preparándose para ser bata

levantada por el viento en los gusanos de tu cadáver.