domingo, 20 de mayo de 2018

PROLEGÓMENOS A UN SALÓN CANO





Ay, ya no,

Los hilos de plata en mi cabeza de poeta;

yo, que monté en las alas de los ángeles Alberti,

que amasé las harinas Neruda;

yo que nunca necesité ser hilo en las ruecas de Roca.

Ay, ya ¿ni ellos ni yo?

Tendremos el damero

El viento tecnopoeta ahora se llama.

Me quito el sombrero como teatrero de plaza

Y me caen un pulso y un glitch

Y un bit y un corrimiento

Y una paleta protocolaria...

Ningún bitcoin.

Señores poetas, les digo,

vosotros que azuzaís las ancas del software

Con látigo de leds sin amo, sin rey, sin gurú

Y despreciaís el arcano de mis perras negras

Que aullan y arrullan en un cielo más sutil

Que el de vuestro etéreo cotarro

Y que hilan aún el misterio

Con fuerzas renovadas en las fuentes mismas:

Arial, Book antigua, Century foxis romanus

Yo que soy tu primer verdadero artista

Sin cámara en mano –en la vista incluida-

Te cautivo y te difundo

Del espectro electromagnético robado

En tu despensa cimera ya tengo mi ratonera

¿Desde hace cuánto?







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