Ay, ya no,
Los hilos de plata en
mi cabeza de poeta;
yo, que monté en las
alas de los ángeles Alberti,
que amasé las harinas
Neruda;
yo que nunca necesité
ser hilo en las ruecas de Roca.
Ay, ya ¿ni ellos ni
yo?
Tendremos el damero
El viento tecnopoeta ahora se llama.
Me quito el sombrero
como teatrero de plaza
Y me caen un pulso y
un glitch
Y un bit y un
corrimiento
Y una paleta
protocolaria...
Ningún bitcoin.
Señores poetas, les
digo,
vosotros que azuzaís
las ancas del software
Con látigo de leds
sin amo, sin rey, sin gurú
Y despreciaís el
arcano de mis perras negras
Que aullan y arrullan
en un cielo más sutil
Que el de vuestro etéreo
cotarro
Y que hilan aún el
misterio
Con fuerzas renovadas
en las fuentes mismas:
Arial,
Book antigua, Century foxis romanus
Yo que soy tu primer
verdadero artista
Sin cámara en mano –en
la vista incluida-
Te cautivo y te
difundo
Del espectro
electromagnético robado
En tu despensa cimera
ya tengo mi ratonera
¿Desde hace cuánto?
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