jueves, 28 de mayo de 2015

PIERRE KLOSSOWSKI O LA FASCINACIÓN PERVERSA DEL LENGUAJE

PIERRE KLOSSOWSKI O LA FASCINACIÓN PERVERSA DEL LENGUAJE

La fascinación que provoca Pierre Klossowski está en su uso del lenguaje. La presentación de una dialéctica extraña basada en movimientos lógicos contradictorios hace que el lector caiga en un hechizo difícil de deshacer si no se tienen las herramientas necesarias. La obra más famosa de Klossowski (que es una trilogía: La vocación suspendida, Roberte, es tarde y Derogación del decreto de Nantes) Teología y pornografía ofrece un argumento que pretende darle al arte toda la preeminencia por sobre las ciencias como la teología que, como ciencia de Dios, cae bajo las garras del logos (lenguaje) y queda inerme y deshecha en la contradicción dichosa del cuerpo.
Roberte, la atea virtuosa que pretende dar una educación severa a su sobrino, Antoine, es víctima de la conspiración de Octave, su marido, un teológo perverso que simboliza la desesperación del hombre por explicar la naturaleza de Dios y la caída; su perversión consiste en demostrar que  la convicción de su mujer de ser virtuosa pese a que para ella Jesucristo como divinidad es un imposible, mas como personaje histórico es un ejemplo de vida, es una contradicción lógica que se sustenta, mediante argucias dialécticas y retóricas que presentan una Roberte como un cuerpo inexistente que se hace existente gracias a la palabra, la palabra del escritor; de entrada, la suspensión de la verosimilitud está en el hecho de que el autor presenta a Roberte  como un personaje que luego se va a hacer real, pero esa es la costura de la obra, su factura es Roberte que como dueña de su ser tiene una “inclinación a la ligereza” pero al tiempo es una mujer ilustrada, una diputada “naturalmente hostil a definirse de acuerdo con el espíritu, la mujer no se ve más que en su pasividad corporal, pero el hecho es que su cuerpo es su alma...mientras más cuerpo, más alma; la muerte perfecta; nada con la que tenemos, sin embargo, la relación más dulce y tierna”. Su marido, presa de la obsesión entre gracia y pecado, entre teología y pornografía, la convence de que su cuerpo es su alma y como tal no puede asumir la virtud que pretende defender como presupuesto lógico que le defiende su puesto como prodigadora de los cuidados de su marido y la familia: “nuestra nada es tan cálida como nuestro cuerpo, la ‘sangre fría’ no es más que vanidad viril”. Es sodomizada por un cercano bajo el auspicio de su marido y se da cuenta que este tiene razón, entonces sirve de puta a dos colegiales como una obra de caridad, de iniciación sexual. Sin embargo el ropaje filosófico y teórico implícito: Diana, la diosa seducida por Acteón y hecha realidad por la palabra que luego lo destruye, teje una red en la que se plantea la teología como una perversidad más de la mente, en tanto que la perversión del cuerpo, la prostitución de su mujer, es una aceptación del placer y el pecado como inevitable colofón de la caída: Cuando Roberte es sodomizada por Víctor, luego de que en un gesto contradictorio entre el placer y el dolor dice “cómo me adoro”, dice luego a su marido que la hostiga filosóficamente con la idea de que ella no es dueña de ella, sino que obedece a la Roberte que dicta su cuerpo, “me pones fuera de sí” entonces es el triunfo de Octave el perverso y ella se niega a concederle la razón, pero se la concede con sus actos que aún se defienden en la educación de Antoine.
La contradicción lógica de Roberte, la atea virtuosa, que además de serlo por su condición ilustrada, tiene en el ícono aún vigente de la mujer a la ‘antigua’ como guardiana y preceptora del hogar, como depósito del alma prudente, discreta y sumisa de la humanidad, como receptáculo de la vida y su misterio, pero al ser designada como pasividad corporal, insinuación que evoca la imagen del instrumento paciente del movimiento dinámico de la vida, permitiendo que las fuerzas masculinas la posean cada vez que sea necesario y, por tanto, condescendiente a la máxima del placer, y ello como su alma, en contraste con la imagen tradicional del alma etérea, dulce, cálida, espejo del espejismo del más allá, la convierte entonces en el diablo corriente, rebelde a toda ilusión, a toda redención, pero ¿entonces, cómo es que es virtuosa, justa, ponderada? Primer movimiento contradictorio.
Y, al contrario, la mujer vulgar moderna, emancipada del yugo patriarcal, dueña de su voluntad de elegir su cuerpo como centro de placer, centro de negocios –política-, centro de culto de lo que se guarda como monumento, sería la redentora de la perdición del hombre sumido en su molicie productora, empeñada en hacer avanzar la técnica, el confort y la perfección imposible de los números fríos y la ingeniería de carácter monstruoso, en contraste del Octave klossowskiano, perverso empeñado en mostrar el movimiento contradictorio de la imposibilidad real de las cosas con la misma herramienta creadora: el logos, la palabra. La muerte perfecta del alma actualizada en el cuerpo diseñada en la figura de Roberte, se ve problematizada por la posibilidad de actualizar la muerte ideal cada vez que la palabra se adueñe de alguna mente avergonzada o nostálgica o desesperada. Así, la culta, la académica, la que asiste al foro para participar de las decisiones del destino del Estado, sería la perversa, la Sócrates de la sociedad actual, sujeto de juicio por impiedad contra los nuevos dioses que, con rostro diferente, apuntan a los mismos dioses clásicos.     
Ahora bien, el hecho de que al final, Octave, el perverso, remordido, dé él mismo a su mujer  la pócima que lo envenene y, ya en su lecho de muerte, en el gesto de Roberte de poner su mano en la boca de su marido que quiere decir algo, mientras su rostro se crispa por el acto siguiente, Víctor y Antoine que están en escena iniciando su acto de dicha, diga que la educación de Antoine, en adelante, será una educación mucho más seria por cuanto será la de un amante ¿justifica a la vez que libera al escritor de la calificación de su obra como maldita hoy, cuando el reclamo de la desprestigiada aristocracia, de un mundo privado que niega la aldea global, es cada vez más evidente por la degradación de las masas, quiere decir que es cierto que el arte ya no vale la pena?


miércoles, 27 de mayo de 2015

SUPERMARKET


SUPERMARKET

En el Supermarket
Gentilmente
Enseñándonos los dientes
Pega mi pedrada
En la fachada de tu maldad

Le cambiaste en un santiamén
El precio al corbatín
Vino tinto barato entre tanto
Desprecio de tu engaño singular

Y creíste abochornarme
Más mirad cómo quemo tus billetes
En el fuego petimetre de mi insolente deambular
Por tus vitrinas caras y de mala calidad

Mirad como paso
Por el comunicador magnético
Tu tarjeta de crédito
en la ranura de mi rabo
Se te acabaron los fondos
En mi banco de admirar

A ti
Que robas a tus iguales de malicia
El honor que les prodigas
Estafándole sus reales
Y haciéndoles creer
Que están en el último piso
De la exclusividad que no merecen
Tú, te vas a hacer el mismo rito
En almacenes con aduana y visa
Y precios en inglés
Y el gerente te ve de lejos
Como el mismo petimetre
Que tu miras y mandas seguir
En circuito cerrado de televisión
No hay forma de que mis pedos y mis sudores
 los echéis a sombrerazos
pues hablo delicado y enredado
igual que vos


POÉTICA DE UN FRAGMENTO DE TEOLOGÍA Y PORNOGRAFÍA

POÉTICA DE UN FRAGMENTO DE TEOLOGÍA Y PORNOGRAFÍA
Como una migaja de algo que ha caído de la boca de un dios, cae en el dedo descuidado que pasa por el cuello desnudo del lector, un milímetro de vida amarilla como el pétalo mínimo de una flor de verano. Ha sido tan suave el paso del dedo por ese cuello desnudo, pues la cosquilla va bajando por el escote de la camiseta en V puesta sin cálculo de un día con anuncio de lluvia, ha anunciado al inconsciente que ahora está confinado – o libre en el contraste- en la conciencia que trabaja en la cantera del lenguaje que se está sucediendo en la página del libro ‘la teología sólo es posible como lenguaje perverso y como perverso, el cuerpo, al abandonar toda posible beatitud en la maldad que subyace al movimiento –pues toda gracia o santidad es quietud aterradora-que le confieren las palabras, crea la verdadera gracia. Sólo como pornografía el arte puede traer la realidad a representación. La diosa –o el dios- que subyace en la nada de lo invisible, pero que baña su desnudez de atributos, es traída a realidad por la palabra, ha sido vista-o por el mortal, acaece lo obsceno y el lenguaje la posee en la forma de ciervo-humano cornudo por el lado que niega la relación entre cópula y reproducción. Es el arte la única forma de dar sentido a la realidad sin perder la certeza del sinsentido; pero si el arte hiciera esto en la obra, desprestigiaría la misión del artista –poner en obra la obra, la industria-que es: Mantener e mito de la evocación de la esencia divina en  el origen del culto y multiplicarlo...’ El cadáver del insecto deja ver aún en la yema del dedo del lector  sus alas iridiscentes intactas, del mismo tamaño que el cuerpo; consciente de la poesía subyacente en tal acto, el lector se dispone a erigirle un sagrario funerario para el bicho: Una cartulina de propaganda de hotel para ratos de mediano precio, que se convierte en alas por el pliegue, una destinada a números tele-fónicos o direcciones, la otra para actualizar las coordenadas del tiempo en el mapa de un semestre. El cadáver rueda hasta el sitio de su último movimiento, es decir hasta el instante de su muerte, pero no quiere pararse en esa tierra de números que ponen hitos al tiempo, no obstante, la gesta del hombre pone los despojos  en el sitio que se ha propuesto y no se puede negar a consignar el epitafio: “Aquí yace la ironía de lo pequeño y lo grande del espíritu”.

No era una ridícula mosquita negra, venida de algún foco de infección; era un trozo de luz, un pedazo de sol mañanero donándose para la urna del símbolo, desde la cuidada y aséptica biblioteca del Banco de la República.        

martes, 26 de mayo de 2015

REINA DE TUGURIO

REINA DE TUGURIO

Ay, siempre soñé una reina para mi tugurio
Y como la divina Elena tu luz hasta la médula
Penetró los recodos más profundos
Que en la flauta de tu voz  todas las ratas de la esperanza
Se lanzaron al abismo Hamelin, de tu coño río de leche y miel
Quiero decir, a la corriente sonriente de tu sencillez
Sin que Paris importe y su otro florido delirio
De rozagante rostro y linaje regio pues hay otra flor
Que no envejece aun cuando el tallo esté arrugado y mustio
Siempre que se le inyecte savia tierna y dulce
Hervida al fuego del caldero humilde
Que cuece, tolera y besa la tormenta
Con arena de otro desierto más tranquilo
El que mira las manos laboriosas y aporca mis desmayos
y los tuyos guarda en las beduinas caravanas
para asaltar los días más inciertos
y llevarlos al oasis-espejismo
de la soledad en compañía que abre sésamos
donde se derrochan tesoros anodinos.

Ay, y hubo un día en que todo se deshizo
Se hizo el sueño en medio de la pesadilla
Realidad de dos  por cinco y ninguna apuesta
Y me llevó por calles tontódromas multitudinarias
Sin afugias de páginas sociales o censores de justicia
Y felices hicimos el pollo asado sin tocar un dedo
Y usamos ajenos Wi-fi y nos tiramos pedos
Y dejamos que el cielo decidiera
Pero no nos pusimos de acuerdo
Y su cuerda se sintió más fuerte
Y cruzo la orilla de Rubicón considerado
Y me dejó de lado
Cuando le propuse que hiciéramos un perfume
Que todos olieran gratis y con desgano
De envidia o decepción de actores malos
Y volvieron los ratones pero resentidos
Y desesperanzados y se instalaron
En la madriguera de una bruja

Que creyó que se le había agriado el caldo. 

EL EBANISTA

EL EBANISTA
A: Hernando Mejía Restrepo
(In memoriam)
Hasta que dejaste de armar y tallar muebles y cocinas,
Y polveras y cofres y reclinatorios
Para asentar, guardar, deshacer, derrochar y reclinar
Culos cansados y potajes rancios y anhelos inútiles
De príncipes azules encantados y tesoros de pacotilla
Y rodillas de tías hipócritas que oran a dioses de ocho cifras
Y aromas de sándalos chandosos importados;
Tú que pulías y taponabas fino y bonito y barato
siempre que los buenos modos alimentaran la estirpe del comején
de tu cigarro y la cebada fermentada en cubas de Santo Domingo’s
malos aprendices de sagrados ebanistas y peores
bailarines de tango...
Hasta que te fuiste a la única tierra
Que puede ostentar detentar eternidad
En arena gris de sinapsis y chispazos y cortocircuitos de moral
y culebras que tambalean en las ramas de las letras
haciendo florescencias de niebla y humo de ideas
y palabras y conceptos y fantasías y ensueños
hasta que viene la brisa tenue del misterio
y corre el velo para dejar ver el cielo azul, nada
que más tarde será telón de fondo de la película
de una noche estrellada.
     


            II
 ESCATOLÓGICA
       (Envío)

Y la respuesta no se hizo esperar
El demorado era el acuse de recibo
Las eses de las heces lo intuyeron
Hay todavía fuego en la mierda
Pero los hombres buscan signos
En la cultura del cadáver
De las cosas y sus atributos
Cuidadosamente elegidos
Para encarcelar el miedo
O enmascarar lo terrible
Parecía un cuatro navegando
A la deriva el último taburete
En el mar del retrete
Y una gran n minúscula cabalgándole
La casa de la cosa, el domo
Debajo de medio lado como dormido
Con los párpados bien cerrados
El pez remitente
Y recordaste:
Dejas en una gruta por quince días
El último almuerzo que ya no quisieron
Los intestinos que ponen freno
Al frenesí de la sangre
Y encuentras las sin-esas

Huellas de lo que fue ousia

sábado, 23 de mayo de 2015

EL SÍNDROME DE LA BELLA DURMIENTE

EL SÍNDROME DE LA BELLA DURMIENTE

“¿Cómo?, clama la criatura humana, ¿esto no es todo?
no, responde el espíritu, levántate; se desata la tormenta,
la naturaleza se estremece, tiembla bajo el azote de Dios
{del otro dios}...el escritor espíritu ve la idea-fantasma,
 la palabra se espanta, la frase se estremece
en todos sus miembros...”
Gustave Simon (Chez Víctor Hugo)

Hasta que se armó la furrusca. Después de la larga discusión de pesadas y corpulentas nubes con vientos violentos -¿qué hace aquí ese velamen intruso y harapiento que deja ver su tersa y lozana piel azul cautiva, que no deja que las flores tengan su mayo y las hojas acepten su destino de otoño? Las centellas de plata se desgranaron de pronto sobre el inerme hormiguero que luchaba por interpretar su misión y su sino que si antes era angustioso hoy era ilegible por la terrible madeja que se había enredado de pronto por el manotazo abusivo de la razón.
Allí, como escudo, bajo la cuerda de circunferencia proyectada hacía la calle en aluminio bruñido que sostenida por dos paralelas  perpendiculares para dar sostén al inmóvil columpio de acero dividido en estrechas secciones por si algunas posaderas venían a hacer honor a la desmesura, llegó la loca destilando dardos desleídos de la deshecha sombrilla. La sonrisa que le ofreció al atrincherado indiferente cuando una de las puntas desnudas de su escudo irónico le acarició la nuca y que nadie interpretó como una admonición del descabello al final de la corrida aburrida, sin arte, sin triunfo, era de perrita pekinés. Sólo el poeta que recibió los respetos de un puesto de distancia se dio cuenta de que sus dientes frontales superiores cruzados eran la denuncia de que los dedos interiores se cruzaban en plegaria de que nadie se diera cuenta de que ni aun sus teticas delgadas que se asomaban por entre el hambre de un brassiere curtido ni su cuerpo enfundado en un guante ajustado que aún podía despertar lujuria de algún desesperado que la viese de espaldas, podían anular la decepción de fijarse en su carita contrahecha, como de caricatura, con sus ojos maliciosos y su pelo de cabuya.
Los timbales y platillos que sonaban como exordio de una gran escena y que harían apenar a los más aplaudidos espectáculos de Brodway o Pigalle dejaban indiferente al escaso público que se apiñaba allí. Inmersos en el abismo de la incertidumbre miedosa de que aquella suspensión del movimiento no termine nunca, no se daban cuenta, acaso el tipo que parado detrás de la loca y el poeta sentados,  con actitud hierática podría ser un ángel guardián o un simple inspector de otra dimensión, esa dimensión que anunciaba que contiguo estaba el Instituto Univer-salario de bajos estudios del sistema métrico-espiritual sumido en el anonimato por el sistema economi-cazador. Hasta que se inició la primera escena del acto I.
   ¡Qué hace! –la loca se volteó orgullosa exhibiendo su labor de crochet en tonos café cargado y café con leche mientras arremetía puntadas diestras.
   Una blusita para... –se quedó mascullando una incoherencia, como si todavía su sistema métrico-moral le pidiese que el pudor –o la malicia- no anunciaran su ilusión pene-lope-sca «...cuando me case».
El indiferente, que había capitulado ante el asedio de la curiosidad, luego de que con gesto decentemente despectivo había excusado la caricia de latón, posó sus ojos en los del poeta (si hubiese sido algo más que uno más con historia refundida habría seguramente pensado que no cabía la menor duda, se trataba de la copia futural del famoso Flânery Co’nhonor ).
Por su parte el recién sumido en la pila bautismal que no llegaba a ser inspeccionó infructuosamente en sus archivos, esa cara ya había obtenido un registro; ese gesto de labios latinos enseñados a ofrecer el premio delgado de una sumisión ambigua en su sonrisa morena, o acaso en su rictus inconsciente de hombre bueno, bueno por intuición no por conclusión, algo tenía que ver con su vida.
Quizás era la tensión de la atención que le solicitaba la retahíla de la loca que dirigiéndose de hito en hito a los simuladores espectadores, luego de que la pregunta y usted, ¿qué hace, es profesor? respondida con la evasiva pero considerada ironía sonriente de ¡yo...profesor... soy alumno de la lluvia!, no les permitía ubicar el expediente. Inevitablemente recordó que alguna vez había aspirado a ser pobresor y que la misma anamnesis de catálogo de la loca se lo había frustrado.
Pero el catálogo del holograma inverso de aquella infortunada aunque reputada cuentista que plasmaba con maestría estampas del viejo oeste donde cojos antipáticos enmascarados en la belleza irreductible de la biblia seducían campesinas menos tontas que anhelantes de recibir un importe real de los envíos de sus fantasías aunque les costara los ahorros y un marco desdichado para el cuadro de sus vidas, parecido pero no igual a las citadinas que la evolución había traído a colación de amantes que saben distinguir el polvo del amor del amor de los polvos, tenía que ser mucho más profundo y menos esquemático, o al menos, menos dispuesto al vasallaje de la secta de los psiquiatras. Cierto, porque si bien la retahíla era más o menos coherente, no aprobaba los retenes de la auténtica poesía –mentimos, de la avezada retórica-. Las siete mierdas enviadas al doble no sé cuantas que no le permitía acomodar el torniquete de la muleta de la sombrilla desarmada por la lluvia para armar otra estación en el Liceo Isabel la católica –volvemos a mentir, por los vientos furiosos, lo que nos hace recordar que la discusión que acabó en furrusca era aguerrida porque las corpulentas nubes decían que tenían su derecho, que en el ecuador nada estaba escriturado a las estaciones del norte o de Europa y los vientos aducían que, logrado un cuerpo, tal como ellas lo habían logrado, debían ocupar el lugar que se les asignara; era la ley dinámica de los vientos; ellos, sutiles como eran, tenían preponderancia de los espacios. ¡qué espacios –respondían enardecidas las nubes-, razones, queremos razones! Y resulta que la razón sólo traía a explicación metáforas y figuras que sonaban a excusas enfundadas en semblante de dictador.

II
Primero fueron simples casos aislados. La huérfana enfermedad del síndrome de la bella durmiente provocaba románticas gestas en mentes calenturientas. Nunca nadie se dio cuenta de la pandemia. Eran especialmente niñas sin ningún antecedente clínico o sin ninguna sospecha de trastornos de ningún tipo; apenas se decía entre las familias que un ser tan vivaz e inteligente como ellas iban así, de pronto a desear o acabar en ese hechizo de dormir hasta una semana completa. Pero luego se fueron dando casos de hombres maduros, niños, adolescentes, curas, científicos, hasta un presidente incómodo para la comunidad internacional estaba siendo presa de tan rara dolencia. El secreto de una cura parecía estar en cierta tendencia inmunológica por parte de intelectuales y artistas que se resistían –acaso del mismo modo que Stephen Hawking había vencido por más de cincuenta años la devastación de la esclerosis lateral amiotrófica-, pero había unos pocos poetas menores que, enmarcados dentro del genérico rótulo de fronterizos, esos seres que, al contrario de los que, caso Fernando Pessoa, James Joyce, Fernando Botero y Fernando Vallejo –contraste curioso del bien y el mal encarnados en la inteligencia y que parecían decir: Era-de-la-fe-en-la que-ando- habían logrado imponerse a la oposición del mundo, unos con el éxito a cuestas, otros con el estigma de artistas mendicantes o, cuando menos, raros, proclamaban una rara tesis. Alguna parte de la opinión pública –la que no se preocupa de los Fernandos y de los James sólo cuando metían goles de niños lindos-  tomaba partido por las especies que dejaban filtrar los medios acerca de que cosas como la vacuna contra el virus del papiloma humano tenían que ver con este fenómeno, dados los síntomas que la comunidad científica denominaba histeria colectiva: extraños malestares febriles, algias difusas, debilidad muscular, estrictamente en adolescentes.
¿Qué tenía que ver el hecho de que Flânery Co’nhonor buscase ahora en los más profundos meandros de su conciencia la conexión con el indiferente y la hipnosis que la loca parecía inyectarle guardando y sacando alternativamente el tejido de ganchillo para dar una puntada, proferir sus imprecaciones y volver a luchar con el escudo maltrecho de la sombrilla? ¿Acaso el mensaje cifrado que una hora antes había entregado el escarabajo que a la salida de la panadería cayó con las alas extendidas a sus pies del mismo modo en que el tiburón vuelto sobre su lomo pierde la consciencia?: ontos on to leguetai polacos, el polocho se va de spa al Das vestido de paisano birlando los linderos del cuartel general de la policía.
III
Sí, que el muy malparido se vaya a sus más profundos avernos. Si policía y poesía son familiares o si son incestuosos amantes nada importa. Los buenos de los bondadosos se distinguen en el hecho de que el comando general terrenal maneja sus fichas como figuras de un ajedrez: La bondad del peón no tiene parangón con el brío del caballo, es bueno para ser montado y llevar rápido al general, el peón está para ser comido. Por eso al pura sangre le es indiferente si es cierto que la loca se presenta al desconcierto del mundo como las señales de los teléfonos celulares de los pasajeros del avión de Malasyan Airlines y que sus restos desaparecidos yacen tranquilos en el fondo de la enfermedad del sueño.
Si que tenía que ver. Ya que la verdad del ser que se da de múltiples maneras sólo quiere decir que las substancias tienen muchos espejos en los cuales mirarse, pero no necesariamente que los delirios de los cuerpos digan la Verdad revelada. La estética es una colección interminable de evangelios para un solo credo, dice el Baudelaire del futuro; pero las maldiciones siempre están al día de la negación de las bendiciones, como el hecho de que el cuerpo no puede establecer una auténtica comunicación con la puro absoluto del afuera cuando el adentro tiene una desesperada discusión con las substancias. Las multitudes son el modo de vivir en el mundo los espíritus. Es una mercancía cara pero fácil de conseguir con los intermediarios adecuados. Ahí estaba esa tarde el tío Hernando diciendo, antes de que el fuego impuro de la candela le diera el pase definitivo a la dimensión verdadera, ahí se los mando, los últimos boletines del confín del delirio. Pero un poco más allá estaban, muertos de la risa, Gûnter Grass, Eduardo Galeano y Oscar Collazos junto a otros que recién emprendían el viaje bajo la mirada envidiosa de los Malasyan Airlines voyagers. El tío Hernando tenía todavía pegado al ser el velo del anhelo de quedarse más tiempo en la guerra de guerrillas de recuperar el paraíso, por eso, igual que mamá, se quedaba por un tiempo aferrado a las cosas amadas, todavía inocente de lo que querían decir en su antagonismo el pobre Baudelaire y el divino Víctor Hugo: Este en el firme convencimiento de que los votos estaban del lado del citoyen que siempre hace trampa a las elecciones de lo excelso para quedarse en el poder y aquel en la admirable vocación del héros que llena de sublimidad el paisaje de los humildes.         
La canícula de las horas siguientes decía que mayo tendría sus flores a su tiempo. 
      


sábado, 16 de mayo de 2015

SPLEEN DE SALEZIMAN

SPLEEN DE SALEZIMAN
(Fantasma Baudelaire purgando su condena)

“Maldito sea para siempre y sin remisión,
El soñador inútil que diseñó en su necedad.
Presa haciéndose de un problema sin solución,
En cosas del amor mezclar la honestidad”
Ch. Baudelaire
Las flores del mal
Oiga, ¡y se me manda ese animal!
directo al corazón
y a la pobre ave que allí había
con la fiereza de sus garras
de sus plumas poco a poco despojó
¿era vergüenza o indignación
la callejuela sin salida de la explicación?
Allí, en la mano, acabada de comprar
la apetitosa mercancía
de fruta madura ella misma en exhibición
¿por qué un bendito día en el camino del Señor
allí yacía, erguida, dispuesta
a ser tomada
si se pedía un aventón
y no sucedió?
Era que las barbas frigias
presas de un hechizo habían
como el niño obediente a la orden de mamá:
Si me esperas juiciosito a que yo vuelva
Tendrás cama y mesa y golosina
Y el abrazo desnudo de una pierna
Cuando el alba empieza a despertar...
pero entonces el tendero diestro
ante el boquete abierto del bolsillo hueco
chorro obstinado que quiso porfiar
a ningún precio
veló la linda guinda y la quitó
para posarla en los adentros
de una dignidad institucional.


A UNA PASEANTE

A UNA PASEANTE
Charles Baudelaire
(Traducción de Carlos Eduardo Pérez)

La calle ensordecedora aullaba en torno de mí
Larga, mínima, con gran dolor, luto majestuoso
Una fémina pasa con gesto fastuoso
Sublevaba balanceando festones y orlas

Ágil y noble con su pierna de estatua
Yo me bebí, crispado como un extravagante
El cielo lívido germinado en huracán de su mirada
Fascinante muerte en el placer de su dulzura

Un relámpago... mató la noche, belleza fugitiva
Su mirar de pronto me ha hecho renacer
Más ¿es en la eternidad que te volveré a ver?

Lejos, bien lejos, así tan tarde, jamás podrás ser
Que no sabes dónde voy, que no sé a dónde vas

Tú, que lo entendiste, tú, a quien hubiera podido amar.  

viernes, 15 de mayo de 2015

RILKEANA DE UN ALMUERZO



RILKEANA DE UN ALMUERZO

Y vivía alejado y no quería aunque pedía
palabras a que tenía derecho
en medio del desconcierto le había desairado;
como mujer antigua dejó experta
sobre su mesa el beneficio de la duda
¿tenía miedo del amor servido con primor
no tenía suficiente educación ni corazón?
para traducir en mermelada dulce de explicación
-tal como la primera vez-
el monstruo del escupitajo
y la maldición
mascullada en idioma raro: Gurre
que en su cueva se asomó
por vez primera el olor de un verso
esperanzado de ser trasmutado en beso


jueves, 7 de mayo de 2015

COSA

COSA
Pasa una mujer, lleva una lycra
Y como la lycra es habladora, dice
Que tiene una cosa rica
Entonces el duende socarrón
Pero inteligente que tengo, me increpa
Una cosa es que tenga una cosa rica
Y otra el sentimiento que a tu corazón
El amor le dicta
La idea es que las dos cosas,
Tu cosa y lo que el amor
En lo que a sentimiento o a corazón
Y a carne embutida le aplica
Fueran con-ver-gentes,
Pero eso sólo lo sabe tu cosa que piensa

Y la cosa del grande que la multiplica.  

miércoles, 6 de mayo de 2015

De los trabajos, los premios y los sueños

DE LOS TRABAJOS, DE LOS SUEÑOS Y DE LOS PREMIOS
(Una aproximación crítica a propósito de los subsidios a los artistas)

Decía la reconocida crítica y editora Margarita Valencia (cfr. “los libros” Radio señal Colombia – marzo 15-15), a propósito del libro “Todos los sueños del mundo”, una edición antológica y bilingüe de la obra de dos de los poetas más famosos del siglo XX, Fernando Pessoa y Porfirio Barba-Jacob, que era, acaso, el libro mejor editado de 2014, y lo decía con conocimiento de causa, tal vez por la combinación de autores, de temas, lenguas y la curiosidad anticuaria que provocan las copias fascimilares de textos y documentos dejados por los autores, muchos de los cuales vuelven a ver la luz después de estar relegados en el olvido de los archivos institucionales o de las vanidades baladíes de las colecciones de hemeroteca; pero no es verdad tanta belleza.
El vértigo de la vida contemporánea del cual acaso tienen culpa la desdeñosa decisión del homo demens  de seguir montado en el rayo de luz –o sin luz- del devenir, cierto como está de que de la vida, como los árboles, sólo caen sus hojas, más la Vida continúa inexorable e ineluctable sin negar, entre pesadumbres y desconciertos, sorpresas y novedades a granel a sus viajeros hacia ninguna parte.
A jerónimo Pizarro, compilador y traductor del libro en cuestión, como vivo ejemplo de la última generación de escritores cuya madurez se ve venir en podrida decadencia de arte y asombro, le sucede lo que a todos los que se han metido en el río de una carrera literaria creyendo que van a salir de él mojados con el oro de la fama, es decir del reconocimiento, y para ello, buscan con ahínco ser tenidos en cuenta por los mass media,  sin darse cuenta de que caen en las fauces de un monstruo que los devora y regurgita en un rumio de frivolidad y hastío informativo; y es que, el principal efecto de ese vértigo es el olvido, por una parte, de lo antiguo y tradicional digno de ser tenido en cuenta a la hora de crear, y lo deleznable y desmañado por la otra, a la hora de transmitir como resultado.
Pero acaso los antecedentes de tales vicios y defectos esté en el desconocimiento y uso por ósmosis o imitación de las costumbres que inauguraron el movimiento enciclopedista e iluminista como despertar de la “industrialización de la cultura”: La paga al escritor por línea y al traductor por página. Fue así como a los Hugo, Balzac, Zolá, se los convirtió en adalides de la extensión del camino en el papel, pero con el sudor y las lágrimas del talento, del genio, de la búsqueda apasionada. Claro, la afectación remilgada de sus vidas cortesanas, inundada de la ansiedad del aprendiz que se inicia en la construcción de los simulacros, el múltiple requerimiento de agasajos, conspiraciones y proyectos en nombre de la igualdad, la libertad y la fraternidad, les exigía que su disponibilidad crediticia  exhibiese cierta exuberancia. Hoy con la mutación de los protegidos por el mecenazgo, el delfinato o las intrigas de corte hacia el cultivo de la licitación concertada, la proyección o planeación por créditos de influencia o el lobby de pseudo-ilustrado Vs. Burócrata, la figura del estafador del Estado tiene en el escritor al dandi-filipichín que a punta de cerbatana de dardos de Twitter, redes sociales y socialidad de clubes exclusivos o exclusividades bohemias, mantiene su vida de pícaro con un cierto grado de elegancia y solvencia. El ladrón de cuello blanco al menos es experto y profesional en finanzas, economía y procesos de gestión. Y es que, una cosa es notar cómo, por ejemplo, un Henry James o un Gustave Flaubert ponen el alma de su arte en páginas y páginas que pagan con creces el tributo al esfuerzo y la pasión, y otra admirarse y valorar a un Roberto Calasso quien en sus obras deja notar, mediante el ordenado y esforzado recuento de citas, obras, conceptos, antecedentes, en las cuales se pueden encontrar hasta tres citas y referencias por página, del trabajo intelectual; la disciplina profesional, la vocación, que son los rasgos perdidos de un oficio, de una profesión, de un rango social cada vez más prostituido y usurpado. Es por eso que la dialéctica planteada ´por el conocimiento que entre lo académico y lo comercial se debate en tres momentos irónicos y asombrosamente positivos: Yo soy el Estado (tesis), Yo soy el genio (antítesis); Yo soy la verdad (síntesis). La paradoja irónica se resuelve en que la academia como reservorio del espíritu sólo permite que se queden en ella quienes saben hacer del ritual de la guerra de egos una humildad resignada que sólo  muy de vez en cuando permite que una perfecta armonía entre espíritu y ego se dé como genio para producir conocimiento genuino y de calidad que contribuya a la realización de la especie. El resto, por una parte los genios, se resignan a asumir su sino y emprender el camino hacia donde quiera que su armonía o su locura los lleve; por la otra, los egos que no conciben que el principio de placer se resuelva por otros medios que no sean la voluntad de poder se van a medrar donde la política se hace esclava de los caprichos de la Historia, entendida como la fuerza que  ejerce en las masas una dinámica misteriosa para la cual la sociología y la psicología ofrecen herramientas que pretenden racionalizarla.
Así, el trabajo de Jerónimo Pizarro apenas deja traslucir la voluntad burguesa de mediar con la humildad disimulada del gestor entre la vida individual con sus vacíos y penurias y la vida social con sus oropeles y mentiras. Quizás esa nueva generación de escritores no conozca la definición que hace un autor a propósito del malditismo de Baudelaire y su contraste con los nuevos usos industriales del arte: “El bohème es o un artista sin talento, es decir, para usar la expresión de Balzac, una superficie comercial, o bien un artista de talento que no ha sabido explotar su superficie comercial” (Casagne, Albert. En, La folie Baudelaire. Calasso, Roberto).
¿Podríamos decir que nuestro escritor, Sr. Pizarro, es un sufriente del dandismo, por el hecho de que su uso de la vocación de escritor se ve deslucida por la inevitable condición de posmoderno? , es muy improbable, porque si nos atenemos a la definición de O. Paz “el dandismo es la estética del desespero” y que no hace más que reiterar la condición de aquellos que  <<son demasiado grandes para ser cínicos>> o como <<grandes aristócratas de la decadencia>> y que, al estilo Chateaubriand, se entregan a las exigencias de su superficie comercial, pero no tan siquiera para afianzar su talento, sino tan sólo para mantener la exacerbación erótica que decae en molicie y hastío, el verdadero cinismo de los modales de cofradía; sólo el tiempo lo dirá si es que, conscientes de que es tal la melancolía del pasado irrecuperado e irrecuperable, hacemos algo que, dentro del carácter general de banalización de la cultura, de un nuevo esplendor que no sea el exclusivo de la lujuria tecnológica. Por ahora, creo que sólo podremos decir que nuestro escritor y traductor en cuestión, por la resignación inadvertida a la falta de historia de pueblos como el nuestro, de “alcurnia humana” se reitera en una de esas “declaraciones de principios contra el buen sentido que los franceses saben hacer para que Europa se entere del spirit que le conceden[a ese buen sentido] y no tenga que temerlos” y que en este caso, el primer mundo no hace más que mirarnos con condescendencia (irónicamente la traducción del español al portugués de los poemas de Barba-Jacob del co-autor, es, a nuestro modo de ver impecable).
 Para muestra hemos escogido una serie de botones de las traducciones que en “Todos los sueños del mundo”


ITZO* (Original de Fernando Pessoa)          ESTO  (Traducción de Jerónimo Pizarro)
Dizem que finjo ou minto                                Dicen que finjo o miento
Tudo que escrevo. Não.                                    Siempre que escribo. No
Eu simplesmente sinto                                     Yo simplemente siento
Com a imaginação.                                             Con la imaginación.
Não uso  coração                                                 No uso el corazón.                           

Tudo o que sonho ou passo,                          Lo que sueño o me pasa,
O que me falha ou finda,                                 Lo que fallo o termino,                                                                   
Sobre outra coisa ainda                                   Sobre algo que adivino
É como que um terraço                                   Es como una terraza
Essa coisa é que é linda.                                   Y es ese algo que es lindo.

Por isso escrevo em meio                                Por eso escribo lejos
Do que não está ao pé,                                     De lo que me rodea,
Libre do meu enleio,                                         Libre de titubeos,
Sério do que não é                                            Serio aunque no lo vea.
Sentir? Sinta quem lê!                                       ¿Sentir?, ¡Sienta quien lea!

Nuestra Traducción
Nota aclaratoria: Nosotros no conocemos el idioma portugués y acaso haya alguien que nos convenza de que nuestra ignorancia ha sido más que atrevida. No obstante, el gusto desarrollado por la música del verso bien logrado, la creación nueva que implica la traducción y su esfuerzo, y la sensibilidad que implica querer hacer algo bueno, nos permite tomar el riesgo.

Los primeros versos no tienen “pierde”
Dicen que finjo o miento
Siempre que escribo. No
Yo simplemente siento
Con la imaginación.
No uso el corazón

Todo lo que sueño o me pasa
Lo que me falla o termina
Es como lo que aterriza
Sobre otra cosa que anida
Esa cosa que divina en lo lindo linda.

Por eso escribo en medio
De lo que está al pie
Libre de mis enredos
Serio aunque no me deje ver
¿Sentir? ¡Qué me sienta el leer que me lee!

*(Sic) El término correcto es ”ISTO”


ACUPUNTURA PARA BRUJOS

ACUPUNTURA PARA BRUJOS
“El mal se combate con el mal
Con dosis iguales de su valencia simbólica”
Paul Ricoeur
Igual que con los niños
A quienes para enseñarles a tomarse la sopa
Se les da dos tazas, así con los ilusos
Que rellenan el hueco de su calavera
Jugando a la ilusión de poderes brujos
Como no saben que hay un velo
Que cubre a los seres de luz
-para separarlos de la obscuridad reinante-
Con dosis de veneno igual se combate el mal
Se toman entonces agujas
Enhebradas en pálpitos de corazón
Y se clavan en una gasa de luz
Previamente lavada en temor de Dios
Y expuesta ante el sagrario íntimo
Que el odio enviará sus propios chulos
A comerles las entrañas a los conjuros
Entonces aparecen gatos emparedados
En absurdo y seres desdichados
Llorando la esperanza de que el amor
Aún los hace creaturas

Distintas de íncubos y súcubos.