sábado, 23 de abril de 2016

UN-ECSTASIS

UN-ECSTASIS

Tú, hada que oficias en el reino de lo frío y lo insensible
Tú, maga que convocas las farmacopeas espinales
y de lenguas bífidas; tú, reina que manejas
los legajos ilegibles del secreto de las alas
Tú, Sílfide que vives en las fuentes de lo volátil,
lo sutil, lo ínfimo; y con tu vara de otorgar decretos
de las loterías del dolor y otros premios
intercambias presentes con tus vecinas brujas
acerca de las taras y de cerdo colas.
Tú que formulas la cifra del émbolo de la cobra y de la abeja
y que por piedad regalas rescoldos del fuego
para que los hombres en episteme virtus
sueñen recuerdos remedios
Tú, diosa que te equivocaste y se te fue la mano de lo bello
en una a la que se le derrama la tinta de calamar
en la cara cuando menos debe escapar del príncipe-sapo
pues, sólo se la comería a besos; dile, dile
dile que él es de esos que se mira en espejos Julia Roberts
tú, diosa, dile todo esto:
Si cada cual tiene su sino; y cada uno su misterio, dile
“ese te daría muchas bellas traducciones del legajo
que muchas perdieron por orgullo o miedo
porque del dinero en el sucio camino
andar impolutas quisieron,
porque el destilado de soledad les fue
su más sabroso veneno.”

SURA SURE

SURA SURE

Sura suerte, Sura-sure, nena linda
Sura seguro que me llegas
hasta el fondo de la póliza
Sura-segura, mi basura
que encontró tirada tu caja
fuerte y con clave ¡qué usura!
Más Sura-segura-señora
que hay fortuna
de que haya su camino encontrado
un fuerte chorro hace-ti-leni-co
lenitivo para apertura en ternura
de algún beso fugitivo.

* * *

1.7
Uno punto y siete cientos marcó la pesa
de gramos de regalo por ahorros de cerveza
magia de hoja-lata hacer quiere mi pluma traviesa
pensando en no acordarse de olvidarla
a esa rubia bella que repitió la dosis
entre ayer noche y tarde fresca
y esperanza de un mañana de un sol seguro
si es que eso que me callo no me mata
porque teniéndolo como un pájaro preñado
en el cuenco de su mano voló ante el asedio
del dique desbocado en mi mirada…
vuelve y juega el juego del peso y la pesa
jugando a salirse el uno por el boscaje de mi lengua
y a meterse el otro por la tangente de su falda

GENTE COMO UNO

GENTE COMO UNO

Uno hace lo que puede
pero lo que puede
no hace por uno lo que debe
y, así, amigo Benedetti,
el juego se prostituye
y usted se queda con el billete
y con su big-ote de la poesía
que le sube a uno por las piernas mientras
la melancolía le baja por los brazos
y la realidad –arrastrando la pasta-
se escurre por los barrotes
de la cárcel y sólo le importa
a quien un día irá a regarte los gladiolos
y le dejas sólo el testamento de una pregunta
¿sí era cierto el marxismo trasnochado de tu lucha?
Lo cierto es que sólo tú y yo sabemos
porque me lo dijo el hada madrina de la pobreza
que el bigote era sólo la aureola
con que te granjeaste las Master Card target-as

ESPEJO CONVEXO

ESPEJO CONVEXO
Que alguien nos pruebe que la burbuja
donde destilan las flores y los hombres se deslizan
y derraman su ubre los manantiales
y agonizan de ansia los besos
la luz, atrápala lengua y explica
a la mía, aquí, en la cueva obscura
¿No es un espejo convexo
que nos mira escondiéndose en su iridiscencia?
pues es in-versión todo convexo
lo mismo que todo cóncavo es tumba
donde muere el punto pero se inicia
así sea para estallar la semilla
la que no-ven, ven-e-no, explica
adentro y afuera
el aguijón protege su tripa
su versión in-versión
el cada-ver alado de la abejita

AGUA

AGUA

!Ahí esta aun esa agua quieta y su misterio irresoluto!
ahí está y no está muerta, alimentada de fuente ignota
mas, solo el cadáver de cada-ver en ella se refleja.
Ahí está la obcecada certeza de un fondo profundo
acallada por un limo de piedra que esponja
cada rumor, cada despecho, cada conseja;
está ahí, y un mundo entero de hastío acecha
para atestiguar el instante perdido, mitología
de cuando de pronto emergió una criatura tierna
balbuciente y tambaleante luz de luna
debatiéndose entre los jirones de un corazón en pena eterna.

II
Un presentimiento de marea se agita en esa quieta agua
que exuda lágrimas cual cielo más que gris, plomizo
se rebela, mas podría desatarse como una metralleta
grita tartamuda: "Aullido", mi padre lazareando en estas tierras
la muerte dando a luz su gusamenta de pantallas Ginsberg and Bergoglio
aprovechando la oferta de pinchazos, la subienda de orgasmos
que se pescan con la mano, sin el anzuelo de la palabra
[ni de amor carnada
la cosecha de dichas como chispas, el incendio apagado por el tedio
y fe por eso, agua quieta que no se compagina con ese poeta
que gimotea cada vez que se le viene encima la nieve fresca
de un recuerdo que delira calentándose a la llama de un alma
que hace tiempo que olvido su nombre
y ahora, solapa y permuta, ostento de etiqueta
un demonio venido a menos y en desgracia
una socrática enmudecida en un asentimiento de anestesia