TÉ
DE MENTA
Tomarse
un té de menta
abonada
con caca de perros
y
orejas para escuchar historias de viajeros
en
un paisaje donde bellas damas en pijama
le
halan el collar a la paciencia
y
le jalan al respeto del que pasa
pero
las mira pidiéndoles una migaja de esa carne
sin
lavar tampoco evitan reírse dentro
de
donde él les hace cosquillas, ignorantes
de
esos que en linderos hospedan cada noche
en
paralaje distinto el mismo lucero
y
extienden el amén de esa comunión
siempre
diferente
pero
no se van absueltos como este
con
su té de menta fresca
endulzado
con malicia de perros
que
le aúllan en silencio a otra luna
cada
vez que huelen en el aire el misterio
esta
es esa libertad que no cuesta nada
pero
tampoco vende un peso
porque
no le vende al insomnio de la plusvalía
lo
que esas pijamas esperan que llegue cada noche
con
un suspiro de resentimiento.