sábado, 31 de octubre de 2015

HALLOWEEN



En la orgía de los elementos la especie humana es privilegiada. Puede el humano articular una o muchas retortas y laboratorios reales y simbólicos que le permiten transformar los elementos -y su realidad- al tiempo que participa de su vértigo energético.

Pero no todos los individuos de la especie, aunque son capaces, pueden hacer uso de tamaño privilegio. La generalidad, como un subnivel del ciego avanzar energético en el devenir de tiempo y espacio y entre la maraña confusa de elementos y sus reacciones -le es obsoleta la tabla periódica y el número de universos-, prefieren buscar la homeóstasis, el equilibrio, homología apresurada y sin ciencia de la felicidad que, en lo humano, es tendencia de la balanza armónica que le permita realizar algún baremo sobre su fulcro insondable, la vida, a cuyo rededor se enreda con un trasegar de Sísifo, la sierpe de la muerte.

En consonancia con lo anterior, los poetas de hoy en poco o nada contribuyen, hundiendo la pala de retroexcavadora de sus conciencias para proporcionar material a la ciencia -es sabido que la poesía es una de sus principales canteras- que pone en su retorta, el laboratorio de la Historia, diferentes fórmulas para destilar el elixir preciado: CONOCIMIENTO. Digamos que para abrir brecha. Los poetas de hoy, igual que el resto de la generalidad, buscan esa cama tibia y lenta, sólo que le añaden una etiqueta: Denominación de origen, principio de placer que transforme la realidad íntima; luego secretan de su uretra mal organizada -usos bien sobornados del ámbito clandestino- y,  camuflados en olor de ego lo venden como poesía.

Nos hemos puesto, no en los zapatos, en el aura de uno de esos poetas; digamos que tomamos su pista y secuestramos su avión; no vamos a negar que hace sus esfuerzos por poner de su peculio alguna refinada gasolina y he aquí la estela que va dejando:

Entre  la manigua del verde
abandono mi cuerpo
para dejar que camuflado en azul me refleje
en el aire del cielo
y ya que la coordenada está clara
en el plan de vuelo
tengo enfrente tu destino
envío mensajes al radar de tu cerebro...
Es de anotar que aunque la divisa del paisaje se hace en "cuerpo ajeno", el aparato no vuela con piloto automático sino en pleno uso de instrumentos; en consecuencia, cae en cuenta el poeta de que la atmósfera está cargada, preñada de los sucesos del tiempo, el transcurrir cotidiano y sus urgencias: Mientras el dulce menjurje de la fantasía de los niños va cociéndose en la piquiña del verse vestida de hada, de pirata, de último héroe o villano de la pléyade cibernética, en familia saliendo en la noche -y en el día ya inocuo para seres de ultratumba- a recoger oleadas de sensación -generalmente con el agua celosa del cielo meándoles las colas-, las serias vampiresas mayores preparan sus cuellos e inyectan nombres y situaciones en el torrente de su sangre emocional y otras lamentan tener que estar haciendo sus rituales de sangre real a la rueda del tiempo; igual que las brujas verdaderas -léase histéricas- no encuentran el vademécum que reposa orgulloso en las bibliotecas, con diferente rúbrica pero igual contenido de los mass media: ¡Libérate, el sexo salva, Dios tiene celos!

Pero no crean, estimados lectores,  que los abismos gusano y los universos paralelos que conspiran (bonita demostración de aspiración piadosa) para que se encuentren en algún punto de cualquier Quásar, líneas de perdidos y sobrados de lote de lo obscuro ganado, son parte del menguado mercado editorial, ¡Existen!, existen como inventos intuitivos de dispositivos mal articulados -lingüística aunque no imaginariamente, con lo que los éxitos son siempre o fraudes o fiascos- por mentes malsanas que no alcanzan a vibrar con la bondad de la aventura humana, y para ello, en un telon de fondo, cosido con retazos de la comedia del terror posmoderno, la máscara de maldad y de malicia que pone en juego nuestro lo-co-operativo con la empresa de mantener, al menos, el aposento. A modo de metàfora se proyecta una pelìcula:

Un joven pino cuya especie no es la comùn del ciprès de cementerio y de cuyo nombre el poeta se atreve, es el espìritu avant la letree, un no al irracional pi, que no obstante tambièn tiene su orgìa de vìas: El pino de agujas, el pino espàtula, el pino comùn, danza como una doncella enamorada del ritmo del viento de invierno, octubre, agonìa del todo de los nùmeros comprendidos entre 0 y 9 que se supera en la dialèctica del die-est, octava ubre de la vìa làctea, de cuya leche nadie intenta imaginar sobre sí se cierne què clase de sombra -umbra- le lanza oleadas ufanas: Sombra fresca contra sol inclemente. Un brazo agusanado debajo del otro, rama del amar pretendida de mùltiples pelillos,  y sobre tanta erizada oferta, delgadìsimas uñas de grillos morenos, en la rama de encima uno, en la de debajo, el otro. ¿Por què el frìo gélido soplando desde mùltiples àngulos y el sol, sin embargo, como nunca antes, impone su rango? El primero parece guardiar el anclaje siniestro de la red que una araña murcièlago ha tejido y que reina, como  dormida en su centro, con su vientre negro y blando de cara al ardor y el caparazòn naranja de su lomo, copia de su luz, de su poder, desafiando la codicia bancaria de la tierra, las puntas erizadas de sus alas siguen evocando las agujas; en la rama de encima el otro grillo la secunda, la respalda. En el anclaje diestro de la red, solo el brazo universal y autonomo. Pequeños cadàveres de bichitos, caparazones vacìos de insèctos que han servido de sopa de secta tiemblan como trofeos. Pero lo insòlito de esta pelìcula Halloween 2015 es el tìtulo, que no es tan simple como un titular de diario matutino cosmopolita:

"La retorta del mundo de las apariencias sublima, en conjura de egos, la conspiraciòn para que dos que se aman no se junten"

P.S.: Pregunte por la apariciòn de "Las premoniciones de la historia narrada, por Ann Radcliffe en el siglo XVIII"