El
maldito vicio del desprecio yo te lo quito.
Todo;
al destello orgasmo del pizzicatto
al
gateo sordo del imán y la limadura,
al
cambio de diapositiva de brillo torvo a ternura;
que
te lo quito, te lo quito, el maldito vicio,
del
desprecio el maldito vicio yo te lo quito.
Sol;
a la encandilada sombra sobre la figura,
aunque
sabes que te ama y que estás segura
el
maldito vicio del desprecio yo te lo quito;
a
la reconvención de tirar piedras al árbol
para
robarle el fruto, el maldito vicio yo te lo quito
y
lo hago mío, temblor; para que entiendas
que
eres pobre solidaridad de reloj de arena
que
sólo voltea a vivir la mirada justiciera del sino,
el
maldito vicio del desprecio yo te lo quito.
Para
que pagues la sonrisa que debes al guiño
del
niño el maldito vicio del desprecio yo te lo quito.
Para
que nombres de nuevo el mundo conmigo
en
el absurdo sorprendido que te da verdad
el
maldito vicio del desprecio yo te lo quito.
Para
que sacudas el polvo estelar eterno de tu cerebro
el
maldito vicio del desprecio yo te lo quito
para
que te hagas crack en el juego del instante
te
lo quito porque te lo quito, el tic maldito
del
desprecio el maldito vicio te lo quito.
Para
que sientas la endeble etiqueta en el polvo de los huesos
en
la clase sin chequera el maldito vicio del desprecio te lo quito.
Con
el vapor que meto en el tuétano sutil de tu vergüenza
el
maldito vicio del desprecio yo te lo quito;
con
la denuncia del pobre suelo de ciencia
en
que medra tu girasol de pacotilla, en el diploma ridículo
de
tu mala ortografía, en la liviandad blindada de club social
con
los modales relamidos en servilismo exquisito,
del
desprecio el maldito vicio yo te lo quito.
Metido
en la falla de alto cilindraje de tu muerte sometida
el
maldito vicio del desprecio yo te lo quito.