viernes, 29 de diciembre de 2023
PALESTINIAN
domingo, 3 de diciembre de 2023
RECUERDO PDF
centro de la ciudad, se topa con una plasta, máxime que es una de uno que habla y
-se supone- piensa, eludió de inmediato el contacto. Era un día de esos, raros. Como
si un presagio o un signo ominoso se cirnieran sobre el ambiente. Llovía con esa
lluvia menuda, lerda, amenazante como la calma chicha.
No sabía nada del último suceso y tampoco le interesaba. Había tan poco de creíble,
o al menos digno de seguirse para estar al día, informado; todo ahora tenía su
intención oculta: Compra, invierte, vende, afíliate, toma partido, manifiéstate, sé del
equipo ganador. Era preferible intentar encontrar el signo fantástico, poco
esperanzador es cierto, de la poesía, pero al menos dejaba la sensación de que
fuerzas más grandes que las poderosas que te mantenían en sozobra total -que las
guerras, que los ladrones, que las pandemias, que el fracaso esperando la
catástrofe.
Acaso por eso el día anterior dio curso al capricho que se le dibujó en las mientes a
modo de ocurrencia: Lo que era la sala de la casa -que más parecía la guarida de un
animal herido; desechos viejos por todas partes, humores acumulados, alimañas en
los techos, en los rincones, en el lecho-, se convirtió en dormitorio. Los viejos
muebles donde hacía tanto ninguna visita se sentaba ni la vista se regodeaba ante el
ventanal al calor y los barruntos de un vino, se fueron al fondo, junto a la estufa,
junto a la cocina; un diseño tan extraño que respondía, simplemente, a unas
necesidades de industria ya tambíen extinguida de fracaso prematuro (sus
mentores habían emigrado a buscar el suerño americano). La alcoba, alojada en lo
más profundo de una L, para nada signo de elegancia, en la que el palote vertical es
la entrada y en el rellano la ahora sala, quedó tal y como venía, con la cama del
anciano que había muerto ya hacía casi tantos años que el número tres se constituía
como un retroceso en la capacidad de conciencia que sólo hasta el siglo XVII se
inventó el término millón. La cama plena de carcoma pero aún resistente al peso,
aunque no al trajín, de la madre, se armó junto a la ventana y unos viejos cortinajes
color púrpura de una cretona brillante, formando un cuadrado como si una urna
funeraria de un personaje espléndido, como catafalco. Era simplemente un cambio
de ambiente. Pero después, emergió la poesía.
Como la biblioteca era a sus ojos un ser vivo que mostrenco e inmóvil da signo de
vida y plenitud entregando sus miembros a seres hambientos de comérselos luego
de darles un paseo de varios días y luego devolverlo -normalmente indemne como
señal de respeto-, había ido a retirar tres novedades que buscaba con ahínco sin
ninguna guía, sólo un instinto extraño que lo guiaba a determinado pasillo y le hacía
auscultar lomos, títulos y reseñas que, invariablemente, mostraban un aspecto de
su vida presente o reciente; el monstruo sabía todo de todos y a él le gustaba
conversar con sus oráculos.
Ese día de lluvia no le iba a impedir realizar los oficios sagrados de tomarse dos
cervezas en un banco de parque, con sus invitados sobre los hombros, saliéndose
por las costuras de la mochila de modo inadvertido en forma de arabescos llamados
letras y formando nuevos corros de palabras con su dispositivo anfitrión y sus
sinápsis. Lo haría bajo el alerón de una casa vieja. Así que cuando se disponía a
proveerse de los sagrados viáticos en la gran superficie, fue que se encontró de
bocajarro con la gran plasta. Llevaba un extraño atuendo de pintor de brocha gorda
y su odiada faz de bonachón, como si una digestión de manjares exquisitos se
hubiese visto impelida a salir, de prisa, por la salida de incendios que, en los
manchones y costras abigarradas de overol invitarían a cualquiera hiena famélica a
zamparse de nuevo semejantes despojos.
Hoy se lo volvió a topar. Esta vez no tenía el semblante abotargado y rubicundo del
alcohólico y el decente atuendo de un profesor jubilado. Un anciano preocupado de
tener que hacer larga fila para pagar las mismas tres cervezas, de la misma marca,
frente al mismo personaje que tampoco esta vez lo vio.
¿Era Platón el que había inspirado aquella ocurrencia de hace unas semanas en que
la pared del pasillo que formaban los cortinajes albergaba una copia descolorida de
“Picador con subalternos” del gran Fernando Botero, cuya noticia de haber fallecido
anunciaban los medios ese día? ¿Era, simplemente el espíritu adelantado, entre
sueños, el que había construido aquel rincón de alcoba para que la muerte
encarnada en el alma del maestro, al entrar se encontrara con una de sus obras y
siguiera hasta la alcoba sin mirar en el camuflage de catafalco?
El día, que era espléndido inicio de diciembre se hizo amargo por una sensación
extraña, una mixtura entre remordimiento y culpa de hybris por no haber llamado
al profesor de filosofía antigua I, que denostó y rechazó los delirios (M-I-S-T-E-R-I-
O = Mi-(e)s(te)-río) de un novel aprendiz de poeta. Venga, Amado, pague sus
cervezas que yo hoy brindo con vino francés: pero permítame una pregunta ¿aquel
día también se puso usted traje de faena para demostrar que no está dormido, o
también era un estímulo conductual para el pobre mono encerrado en su jaula de
cristal?
miércoles, 14 de junio de 2023
METAFISICA DE LA COG-NET-I-VIDA-D
Todos los días el ocaso vivía su amanecer
ya no era el espejo del cielo, del aire y el sol
un cosmos había
pero también una dama con su velo de nube
y su dios y sus ángeles y sus demonios
y como si su alma sacara de todas las tumbas
hurgaba todavía, red(h)onda
en el todo de la nada
con sus qualia y sus quantum y sus mecánicas
de manos difusas.
Hermosas nuevas plantas crecen
bah, maíz, papas, plátano, uk, basura
host, holding, bitlock, bitcoin y su flor:
Metaverso.
La res tiene un bello traje: Ser
Entes de generación malvada
al enésimo olvido elevada
como mosquitos en un pantano
los bit ya viajan en auto de im-pulso;
un hombre piensa, sentado, tranquilo
en la virtualidad de un parque real,
su Rh de sangre en las cifras tiene
su propia huella dactilar
hace un rato hizo una transacción
repasa el talón del recuerdo
y el ejército de mosquitos se lanza sobre los poros
¿tendrá ésta piel repelente, o no?
domingo, 4 de junio de 2023
“El sentimiento más bajo
que conozco es la aversión por los oprimidos, como si hubiese que justificar su
sojuzgamiento a partir de sus atributos. De este sentimiento no están libres
algunos filósofos muy nobles y justos”
Elías Canetti
FUERZAS EN CONTRASTE
Mientras encopetadas
muestras de las fuerzas se pavonean
En la jungla gris donde
los frutos del árbol del dinero abundan
ni maduran ni se pudren en
las arcas [pero no en el suelo
verde oliva catalogado
pulcramente como variados especímenes
en mala réplica de la
Suiza deliciosa y fríohaciente,
de cronometrías exactas y rancias
aristocracias crujientes,
la de las gélidas finanzas
de las más razonables y
civilizadas bestias
y elocuentes,
una criatura indígena
agoniza en la otra orilla
del río indiferente
los brazos de su madre se
debaten, inertes
en los ojos que sólo de
tristeza y angustia le dan su leche…
pavoneándose también, pasa
un poeta,
y piensa, si un cascote de
níquel le extendería una receta médica
“Eah, disculpen
ustedes,
Alférez, sargento,
coronela, teniente:
Tómense una foto
junto a éste marco
Espléndidamente
patético de pretéritas épocas
Luciendo sus
flamantes cuernos como cetros
¡sentimientos!
Para el álbum de
momentos memorables
Embistiendo la
fortuna,
En que se refleja el
aura de la muerte
Acariciándoles las
gordas egolatrías
Mientras se disuelve
tras su tinta de calamar
De la seguridad y el
orden…”
“Amable ciudadano,
Agradecemos enormemente
su gran ojo avizor
Y su balancín
virtuoso de la suerte
Más, acaso, es que no
se entera su sabio mirar
Del nuevo orden -el
de siempre-,
Que en la lucha por
la vida no hay almas
Ni hay sus-tratos, de
lo que se sostiene;
Por la cloaca de la
existencia sólo sale lo que puede
Y se refleja -si
quiere- en los kepis o en el pis,
En las vidrieras, o
en los plásticos hilos
-de su voluntad
depende-
Que tejen sedales
para pescar la calma
Y los besos y los
resuellos y las decisiones firmes;
Así que, piérdase,
antes de que tema usted
Comparecer ante
nuestros jueces”.
Ps.: Esta postal vale sólo
como re-presentación enviada desde el éter eterno a la superficie del plasma de
lo existente aparente, como estímulo de sensibilidades rebeldes y reluctancias
al uso. El nudo del llamado mundo ya se ha deshecho, ahora lo llaman quásar o
hueco negro.