viernes, 12 de septiembre de 2014

PARA

PARA
Para, amor, para
me basta con llegar a pensar
que es mío tu corazón hermoso.
Para, amor, para
me basta con esperar
que en otro reino estaremos solos
Para, amor, para
¿No sabes que Isabel es Abel
reoetido en infinitos exordios?
Ellos no los conocen del mismo modo
como no saben que es la risa una flor de loto
que sobreabunda como el pecado
en el estanque de la gracia
¿qué es más profundo
el espejo o el agua que todo lo mueve a su antojo
y el cieno, que deja que el cielo le penetre
hasta la más profunda lágrima?
Para, amor, para
que es más santo nuestro vicio
porque es puro
-el tuyo de humo y acero
el mío de silencio y de ansia-
como bajo la máscara la,monia
como bajo el corrientazo la anguila
como bajo la muerte la nada
Para, amor, para
me basta con sentir que tu bondad
se blasonó de sincera alma.
Para, amor, para
nosotros vamos más allá
del de por- para-hasta
porque nuestra pre-posición traspasó
lo que el mago ignoto con su magia.
Para, amor, para
que si tiembla el Pekinés –ya inerte-
en un amarillo de farándula
es porque oriente está vencido –y no nuestro agon-
aunque el sol todavía por allí salga
deja que sea el Juez Primero
quien haga la última jugada.