MI LSD
Y ahí estaba todavía con su psicodelia
con su guerra sorda anti-tiránica
la joven razón contra el eterno caos
sólo que sin la vieja manta del horror
de los sentidos dislocados
el nombre de todos los nombres perdido
el camino y sus rizomas en miríadas
gozando aún el cambio de foco y de color
con el embate de la cresta del nuevo acorde
en el pellizco del beso del agudo con el bajo
por-el-hacer,
era el placer y te-era-abajo, trabajo
para volver a subir y el pensamiento vacacionando
con los pár-pa-dos
cerrados para él y el sol
para el instante en su éxito y fracaso.
II
Una gran verdad me dijo ésta mañana
siempre
has sido un consentido
sin saber lo que en el fondo dormitaba
que el con-sentido
siempre fue aturdido
del asentir: a(h)-sentir
con su aserto ¡qué pereza!
qué se joda
y sí, me jodo, como el dedo en la conserva
y apenas les dejo la huella de la escatológica
ahora que el miedo del sílice y la silicona penetra
sin que te enteres, como una dulce nota
que te arrulla y que te duerme y lueg o
te pone la piola
y luego no sabes si es el auto que te dice no o si
te auto-llamas
y, si acaso, en la galana galena me hundo en
armonía
para recalentar el principio de placer
mientras el diodo espera la resurrección
la piedra piensa la piedra
dejad que los muertos mueran sus muertes.