lunes, 27 de febrero de 2012

tarjeta de cumpleaños

De: El Cámbulo de Fuma-t-lo
Para: El Funámbulo de Camelot

Felicidades, acabas de terminar de cumplir 53 y entras a cumplir 54. No importa que yo no sea tu Alter Ego y que más bien sea tu usurpador (usura-pa-d´ro); si, ya me has dicho que no tu suplantador porque el su-plan-ta-d´oro me lo malograste con tu masificación; tampoco importa que ya sepas que eres tu propio Mupppet aunque te mezquinen los premios, tu te los das a ti mismo con esa sonrisa infantil que no niega que se las trae para hacerse felíz con nada, negando aun la palabra que habla de que ¨si lloras has como si rieras, si estas feliz has como si no lo estuvieras... porque este tiempo se acaba...¨ porque, según tus cuentas, aun los discipulos niegan al maestro. de modo que, nada,QUE TE LA GOCES, QUE YO ME LA MUERDO.

jueves, 9 de febrero de 2012

POETAS 2033

Gracias a las nuevas formas de marketing cultural de la aldea global, editores argentinos han dado en presentar –con el auspicio de la Universidad de Caldas- una nueva publicación* en éstas tierras de tránsito de los modernísimos modos de asumir el intercambio económico-político según los cuales las nuevas formas de vida tecnológicas
comportan zonas vivas y muertas de actividad dentro de las cuales unas son silvestres y otras domesticadas, pero dado que la nuestra es una nación tan sui generis que no se acomoda a ninguna categoría de las nuevas formas del caos, hemos denominado una nueva zona: Zonas de Tránsito que, tan ocupadas en mantener actualizado el flujo geo-político acorde a sus particulares formas de desarrollo, se convierten en sociaciones, nuevas formas de desorganización, de tipo hospicio en las que, a diferencia de los hoteles de cinco estrellas, pero con las mismas aspiraciones categóricas de ellos: rituales de relación de alta sofisticación, valor agregado de operaciones, máxima discreción y reputación de referentes, sólo que no tienen las camas impecables, las piscinas en las que nadan sus clientes no se garantiza que estén perfectamente odorizadas y hay que disfrutar del amplio buffet sin derecho a reparar en calidad o gusto; tal publicación se ha denominado “2017: Nueva Poesía Contemporánea” en la que se ha tomado una variadísima muestra de poetas nacidos entre 1970 y 1985 los cuales, publicando sus trabajos en los sitios habituales de la red (blogger, Word Press, etc.) son ahora objeto de un libro físico del cual lo novedoso no es su calidad (que puede tenerla; al menos la selección de nuestra fuente ha dejado buen sabor) sino quién auspicia a quién y qué auspicia qué y para qué. Para muestra un botón y de encima, la reacción.


POETA 2033
I
Aunque no tengo por cierto aún
como cuando tenía veinticinco
que ya no hay metas,
sólo camino
y, peor aún,
que cada paso es un azar indeciso
hasta que llegue el abismo
y que el salto cuántico
-que parece cierto-
me ilusiona
de obtener una membresía
de la Super Mario Bross. Inc. Factory
que no es un juego
sino un status de posicionamiento:
en qué sitio de la red y en qué red
me muevo;
en qué hilo chingo, cuál hostil,
cuál me brinda hospicio;
que movimiento de bolsa me desnuda
a cuántos worms les muestro huevos
de que estamos tan lejos como al principio,
es decir, cuando el pitecántropos
vislumbraba a Aristóteles
y parir una idea era asunto de esfuerzo y tiempo.
Pero de algo estoy seguro
y es que Platón estaba en lo cierto
cuando pensaba que hay un reino
inexpugnable y perfecto
que me hace vibrar el bichito
que tengo dentro
y me hace sentir como alguien
que habita otro mundo...
Perdón, ahora tengo que resolver
éste holograma
que pretende ocuparse de mi tiempo
me ofrece un orgasmo gratis
con tal que le haga sentir existiendo.





¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬* Fuente: Diario LA PATRIA de Manizales, Ed. Feb. 2 de 2012


II
¿Cómo sabe la sinápsis que el byte no tiene contenido de significación existencial?
¿No es ingenuo –acaso malicioso- pensar
que sólo porque es burro
no sabe que el oro lo vale sólo por cargar?
¿Si la metáfora del número pasó de ser látigo a ser caricia
por qué la coz del evento resuena a gemido maquinal?
¡Ah del agua sucia que sigue siendo agua!
¡cuántas familias se están diseñando
en la anaeróbica estupidez cerebral
de la bacteria gaso-fagót-i-ca!
-¡qué de aires y de músicas y de tiempos que el solfeo ignora!
¿¡Cuántos comandos facinerosos estamos creando
en cada tecleo erróneo, en cada decisión errática!?
¡Ah del dulce silencio que antes rodeaba las cosas!
ahora se llama ruido informático;
el nuevo buda: interfaz
el arca perdida: teoría mediática
taumaturgia bendita: la praxis
y asombro

III
Logi-ca-ído en un nodo con cara de ánodo
Ca(da)-to-do me ha traído a este signo atem-por-óntico
donde podría estar seguro de que me faltan cuatro
para cumplir setenta y cinco años;
he detenido el viaje en que partí
ha even-tu-al desde el destello de la gota en la red
de un dis-positivo arácnido
¡Ah de la ar-que-tu-ruta arquitectura de la araña
ahora partícula en este mond-(h)-ongo de metabolismos plácidos
de negligencias!
viéndome en la luz que me estás viendo
cada f-y-lamento sabe más o menos que el otro
y no le importa que su lejana parienta la lengua
tenga la llave del adentro y afuera
enredada en p-apilas
por creer que el sabor del ayer y del hoy
es el condimento...
...Ah, y nada sé ni sabe ni sabemos del pliegue
donde hinca el pie el callo y preña sucesos;
mucho menos de donde se forma grosura
que hace holocausto y agrada el aroma
que obnubila la differ-ance de categoría óntica
pues, efímera comunicación, ontológico estatus,
entre ca-loor, calor, y la fe en que echo el ego: el f-u-ego
se disipa temeroso de vasallaje...
...Así que me encontró el mensaje de tu deseo –acaso amoroso- de guiarme
en el sitio de choque donde dejé una tarde mi anhelo de encontrarte
entonces supe que no es el mismo hado que hace el el-hado
que aquel que con-cita porque yo invoco la ciencia
y tu temes al diablo.

CARLOS EDUARDO PÉREZ MEJÍA

miércoles, 1 de febrero de 2012

LA INSTRUCTORA

Se sorprendió de la cuenta al terminar de bajar los peldaños: Quince. Su espíritu juguetón con el movimiento de la lengua en esas criaturas salvajes llamadas palabras no se sintió a gusto con lo que daba el juego difuso: King-es; C- Skin. Que fuera el único hospital de nuestro querido pueblo Villa Peach Ant’s no indicaba que fuera lo mejor, pero si que era lo mejor que se tenía a mano para aliviar todo eso que la tecnología nos hurtaba y enrostraba en la ciudad y la capital. Pero todo aquel ritual de contar lo que tenía al instante era para poner más bajo el volumen de la música de su corazón que acaba de empezar a tocar una violenta fuga en tono de mi-mayor; y eso que era la época en que ya escuchar a ZZ Top con su Bright Dressing Man, o el fandango del Blue Jean Blues no era nada raro de combinar con los ritmos de pasillo, tango y guabina entre cantinas de leche, quesos y hortalizas en la época en que enredarse de lengua, piernas y demás con alguna sorpresa o entre hembra y hembra y género-viceversa tampoco era problema; pero seguíamos prefiriendo las tonadas tipo: ...ay yo soy, yo soy el jardinero(bis)/tengo amores con Lucrecia, con Teresa y con Raquel o embebernos de despecho reciente con tenías que ser tan tirana y enredarnos el alma en ese obscuro objeto del deseo.
El haber bajado por la escalera parecía una jugada maestra de hados maliciosos para poner los contrastes en aquella partitura de vida a la que no se quería incluir en ningún catálogo. Era, de un lado, la sección de higiene oral a donde tenía que ir y, del otro aquella oficina de higiene memorial que son las estadísticas; Pero ¿qué significaba aquella otra estancia que se encontró de pronto como estandarte entre dos fuegos?: Lo primero que vio fue uno de esos armarios de alcoba con espejo de cuerpo entero en la puerta lateral a las divisiones de cajones donde las mujeres guardan toda clase de checheres y en el interior del lado del espejo guardan, generalmente, los vestidos del macho que las acompaña junto a los abrigos con los que ellas ostentan sus vanidades (a veces son pieles de visón, armiños o colas de zorros pero son excepciones valoradas en artimañas que el dinero representa). Cuando de la habitación contigua salió aquella figura no lo podía creer. Era nada más y nada menos que...pero hagamos primero un pequeño flash back: La fuga que se estaba cociendo era porque el encuentro inesperado con Simona, aquella linda regente de la farmacia a la que no esperaba ver de nuevo luego de aquella vez en que años atrás, a raíz de un letrero que había puesto en la puerta que rezaba algo así como:
“Apreciado usuario:
El miedo es la base de todo abuso.
Antes de acercarse aquí
¡domine sus nervios!”
le había dicho: “Aunque usted no quiera nada de nervios, hay ponerse nervioso para decir: ¡Hermosa damita despácheme estos remedios” y ella había respondido con un simple y enigmático: “¿por qué tan duro hoy conmigo?.
...Pancha, la histérica flacucha de rostro anhelante que primero había trabajado en un bar, luego había pasado por las manos de los carniceros, de los tenderos y de algunos personajes más importantes pero con menos escrúpulo a la hora de contrastar hambre con gusto, ahora fungía como aseadora, lo que traducía, aparentemente, lo que decía la escarapela: “Hospital San Valentino. Operadora de Servicios Generales”. Sin embargo la realidad era más compleja.
Sus miradas chocaron: Era como una ágil iguana apostada a la orilla del mar del deseo esperando que las chispas del oleaje del amor le refrescaran su alma desesperada; pero siempre caía en el marasmo, se lanzaba al agua y salía aún más sedienta y salada. “Hola, lindo” le dijo; “¿quieres seguir?, te invito a conocer”.
Sí, quería conocer; era como la entrada a una cueva de la que se necesitaba averiguar el fondo. En la otra habitación había sólo una gran cama con cubre-lecho de satín púrpura y en un rincón un arrume de traperos, escobas y afeites de piso; lo único apenas interesante eran los afiches pegados en las paredes con figuras de ídolos de la canción, varios cuadros de buena factura con posiciones del Kama-Sutra y el sutil fluido de música de una emisora popular.
Pese a que estaba en un tratamiento psiquiátrico encubierto, se había convertido además en instructora también encubierta (nuestro pueblo era a pesar de todo adelantado en cuestiones de la “política del alma”), de los alumnos de onceavo grado que aún necesitaban adiestramiento empírico. Con las nenas era un poco más complicado, pero podían asistir a sesiones grupales bien como observadoras, ya como participantes activas; lo encubierto era solo de la oficialidad central que todavía era dogmática, puesto que la asociación de padres de familia era debidamente instruida. Además ganaba doble sueldo.
Cuando después de una rápida ojeada y el cuarto de hora de higiene oral subió de nuevo al pasillo de la farmacia decidió que el punto más emocionante de la sinfonía fuera: “Es el susto el que hace el amor; o es que al amor le gusta el susto. ¿Qué tal si nos tomamos un café y lo discutimos?”