sábado, 26 de diciembre de 2020

 

DOLOR

En la ausencia,

entre el exacto sitio donde se supone anidan los sentimientos y las ilusiones

y allí donde el pesado fardo de existir se recuesta

-de traer las viandas, de mantener estable el peso del paso del tiempo

Para recoger las dulces mieses de las nupcias-,

me duele;

como cuando se ha corrido una maratón

y la entrenadora Esperanza ha renunciado,

a tu carrera que sólo termina cuando ya no eres

-como si no le hubieses pagado sus emolumentos de esfuerzo-.

 

Mientras, los muñones de mis alas me riñen

su convencido retoño por encima de la empedrada giba

Donde aterrizan los designios de los días;

Dicen: ¡¿Qué esperas?!