miércoles, 6 de mayo de 2015

De los trabajos, los premios y los sueños

DE LOS TRABAJOS, DE LOS SUEÑOS Y DE LOS PREMIOS
(Una aproximación crítica a propósito de los subsidios a los artistas)

Decía la reconocida crítica y editora Margarita Valencia (cfr. “los libros” Radio señal Colombia – marzo 15-15), a propósito del libro “Todos los sueños del mundo”, una edición antológica y bilingüe de la obra de dos de los poetas más famosos del siglo XX, Fernando Pessoa y Porfirio Barba-Jacob, que era, acaso, el libro mejor editado de 2014, y lo decía con conocimiento de causa, tal vez por la combinación de autores, de temas, lenguas y la curiosidad anticuaria que provocan las copias fascimilares de textos y documentos dejados por los autores, muchos de los cuales vuelven a ver la luz después de estar relegados en el olvido de los archivos institucionales o de las vanidades baladíes de las colecciones de hemeroteca; pero no es verdad tanta belleza.
El vértigo de la vida contemporánea del cual acaso tienen culpa la desdeñosa decisión del homo demens  de seguir montado en el rayo de luz –o sin luz- del devenir, cierto como está de que de la vida, como los árboles, sólo caen sus hojas, más la Vida continúa inexorable e ineluctable sin negar, entre pesadumbres y desconciertos, sorpresas y novedades a granel a sus viajeros hacia ninguna parte.
A jerónimo Pizarro, compilador y traductor del libro en cuestión, como vivo ejemplo de la última generación de escritores cuya madurez se ve venir en podrida decadencia de arte y asombro, le sucede lo que a todos los que se han metido en el río de una carrera literaria creyendo que van a salir de él mojados con el oro de la fama, es decir del reconocimiento, y para ello, buscan con ahínco ser tenidos en cuenta por los mass media,  sin darse cuenta de que caen en las fauces de un monstruo que los devora y regurgita en un rumio de frivolidad y hastío informativo; y es que, el principal efecto de ese vértigo es el olvido, por una parte, de lo antiguo y tradicional digno de ser tenido en cuenta a la hora de crear, y lo deleznable y desmañado por la otra, a la hora de transmitir como resultado.
Pero acaso los antecedentes de tales vicios y defectos esté en el desconocimiento y uso por ósmosis o imitación de las costumbres que inauguraron el movimiento enciclopedista e iluminista como despertar de la “industrialización de la cultura”: La paga al escritor por línea y al traductor por página. Fue así como a los Hugo, Balzac, Zolá, se los convirtió en adalides de la extensión del camino en el papel, pero con el sudor y las lágrimas del talento, del genio, de la búsqueda apasionada. Claro, la afectación remilgada de sus vidas cortesanas, inundada de la ansiedad del aprendiz que se inicia en la construcción de los simulacros, el múltiple requerimiento de agasajos, conspiraciones y proyectos en nombre de la igualdad, la libertad y la fraternidad, les exigía que su disponibilidad crediticia  exhibiese cierta exuberancia. Hoy con la mutación de los protegidos por el mecenazgo, el delfinato o las intrigas de corte hacia el cultivo de la licitación concertada, la proyección o planeación por créditos de influencia o el lobby de pseudo-ilustrado Vs. Burócrata, la figura del estafador del Estado tiene en el escritor al dandi-filipichín que a punta de cerbatana de dardos de Twitter, redes sociales y socialidad de clubes exclusivos o exclusividades bohemias, mantiene su vida de pícaro con un cierto grado de elegancia y solvencia. El ladrón de cuello blanco al menos es experto y profesional en finanzas, economía y procesos de gestión. Y es que, una cosa es notar cómo, por ejemplo, un Henry James o un Gustave Flaubert ponen el alma de su arte en páginas y páginas que pagan con creces el tributo al esfuerzo y la pasión, y otra admirarse y valorar a un Roberto Calasso quien en sus obras deja notar, mediante el ordenado y esforzado recuento de citas, obras, conceptos, antecedentes, en las cuales se pueden encontrar hasta tres citas y referencias por página, del trabajo intelectual; la disciplina profesional, la vocación, que son los rasgos perdidos de un oficio, de una profesión, de un rango social cada vez más prostituido y usurpado. Es por eso que la dialéctica planteada ´por el conocimiento que entre lo académico y lo comercial se debate en tres momentos irónicos y asombrosamente positivos: Yo soy el Estado (tesis), Yo soy el genio (antítesis); Yo soy la verdad (síntesis). La paradoja irónica se resuelve en que la academia como reservorio del espíritu sólo permite que se queden en ella quienes saben hacer del ritual de la guerra de egos una humildad resignada que sólo  muy de vez en cuando permite que una perfecta armonía entre espíritu y ego se dé como genio para producir conocimiento genuino y de calidad que contribuya a la realización de la especie. El resto, por una parte los genios, se resignan a asumir su sino y emprender el camino hacia donde quiera que su armonía o su locura los lleve; por la otra, los egos que no conciben que el principio de placer se resuelva por otros medios que no sean la voluntad de poder se van a medrar donde la política se hace esclava de los caprichos de la Historia, entendida como la fuerza que  ejerce en las masas una dinámica misteriosa para la cual la sociología y la psicología ofrecen herramientas que pretenden racionalizarla.
Así, el trabajo de Jerónimo Pizarro apenas deja traslucir la voluntad burguesa de mediar con la humildad disimulada del gestor entre la vida individual con sus vacíos y penurias y la vida social con sus oropeles y mentiras. Quizás esa nueva generación de escritores no conozca la definición que hace un autor a propósito del malditismo de Baudelaire y su contraste con los nuevos usos industriales del arte: “El bohème es o un artista sin talento, es decir, para usar la expresión de Balzac, una superficie comercial, o bien un artista de talento que no ha sabido explotar su superficie comercial” (Casagne, Albert. En, La folie Baudelaire. Calasso, Roberto).
¿Podríamos decir que nuestro escritor, Sr. Pizarro, es un sufriente del dandismo, por el hecho de que su uso de la vocación de escritor se ve deslucida por la inevitable condición de posmoderno? , es muy improbable, porque si nos atenemos a la definición de O. Paz “el dandismo es la estética del desespero” y que no hace más que reiterar la condición de aquellos que  <<son demasiado grandes para ser cínicos>> o como <<grandes aristócratas de la decadencia>> y que, al estilo Chateaubriand, se entregan a las exigencias de su superficie comercial, pero no tan siquiera para afianzar su talento, sino tan sólo para mantener la exacerbación erótica que decae en molicie y hastío, el verdadero cinismo de los modales de cofradía; sólo el tiempo lo dirá si es que, conscientes de que es tal la melancolía del pasado irrecuperado e irrecuperable, hacemos algo que, dentro del carácter general de banalización de la cultura, de un nuevo esplendor que no sea el exclusivo de la lujuria tecnológica. Por ahora, creo que sólo podremos decir que nuestro escritor y traductor en cuestión, por la resignación inadvertida a la falta de historia de pueblos como el nuestro, de “alcurnia humana” se reitera en una de esas “declaraciones de principios contra el buen sentido que los franceses saben hacer para que Europa se entere del spirit que le conceden[a ese buen sentido] y no tenga que temerlos” y que en este caso, el primer mundo no hace más que mirarnos con condescendencia (irónicamente la traducción del español al portugués de los poemas de Barba-Jacob del co-autor, es, a nuestro modo de ver impecable).
 Para muestra hemos escogido una serie de botones de las traducciones que en “Todos los sueños del mundo”


ITZO* (Original de Fernando Pessoa)          ESTO  (Traducción de Jerónimo Pizarro)
Dizem que finjo ou minto                                Dicen que finjo o miento
Tudo que escrevo. Não.                                    Siempre que escribo. No
Eu simplesmente sinto                                     Yo simplemente siento
Com a imaginação.                                             Con la imaginación.
Não uso  coração                                                 No uso el corazón.                           

Tudo o que sonho ou passo,                          Lo que sueño o me pasa,
O que me falha ou finda,                                 Lo que fallo o termino,                                                                   
Sobre outra coisa ainda                                   Sobre algo que adivino
É como que um terraço                                   Es como una terraza
Essa coisa é que é linda.                                   Y es ese algo que es lindo.

Por isso escrevo em meio                                Por eso escribo lejos
Do que não está ao pé,                                     De lo que me rodea,
Libre do meu enleio,                                         Libre de titubeos,
Sério do que não é                                            Serio aunque no lo vea.
Sentir? Sinta quem lê!                                       ¿Sentir?, ¡Sienta quien lea!

Nuestra Traducción
Nota aclaratoria: Nosotros no conocemos el idioma portugués y acaso haya alguien que nos convenza de que nuestra ignorancia ha sido más que atrevida. No obstante, el gusto desarrollado por la música del verso bien logrado, la creación nueva que implica la traducción y su esfuerzo, y la sensibilidad que implica querer hacer algo bueno, nos permite tomar el riesgo.

Los primeros versos no tienen “pierde”
Dicen que finjo o miento
Siempre que escribo. No
Yo simplemente siento
Con la imaginación.
No uso el corazón

Todo lo que sueño o me pasa
Lo que me falla o termina
Es como lo que aterriza
Sobre otra cosa que anida
Esa cosa que divina en lo lindo linda.

Por eso escribo en medio
De lo que está al pie
Libre de mis enredos
Serio aunque no me deje ver
¿Sentir? ¡Qué me sienta el leer que me lee!

*(Sic) El término correcto es ”ISTO”


ACUPUNTURA PARA BRUJOS

ACUPUNTURA PARA BRUJOS
“El mal se combate con el mal
Con dosis iguales de su valencia simbólica”
Paul Ricoeur
Igual que con los niños
A quienes para enseñarles a tomarse la sopa
Se les da dos tazas, así con los ilusos
Que rellenan el hueco de su calavera
Jugando a la ilusión de poderes brujos
Como no saben que hay un velo
Que cubre a los seres de luz
-para separarlos de la obscuridad reinante-
Con dosis de veneno igual se combate el mal
Se toman entonces agujas
Enhebradas en pálpitos de corazón
Y se clavan en una gasa de luz
Previamente lavada en temor de Dios
Y expuesta ante el sagrario íntimo
Que el odio enviará sus propios chulos
A comerles las entrañas a los conjuros
Entonces aparecen gatos emparedados
En absurdo y seres desdichados
Llorando la esperanza de que el amor
Aún los hace creaturas

Distintas de íncubos y súcubos.

EL SUEÑO DE LA JUEZ

EL SUEÑO DE LA JUEZ

Supe que era un sueño cuando desperté y maldije y rabié de no seguir allí, confuso ¿Era reo, alguacil, espectador, fiscal, tu marido?

Todo un concilio de rostros ceñudos; las obras de Kafka sobre el tribunal. Presidiendo tú con tu rostro hermoso. Un castillo, un martillo, un padre, un insecto y una gran pantalla de algarabía; tú no llamabas a silencio: Te vestías de luz y de hojas de marihuana y mofas que viciosos se hacían y se deshacían y te fumaban y te les reproducías en mil formas: Reina, rata, policía, monja, niña, vaca, momia, muñequita, cerdo, cucaracha y quedabas finalmente solemne en toga y radiografía de tangas y una sonrisa inocente y pura que refulgía autoritaria. Llamaste testigos: Magistrados, presidentes, curas, moralistas, filósofos, anarquistas, analistas, columnistas, estadígrafos y a todos despachabas ¡falsos testigos! Está la letra, falta el espíritu. Entonces desfilaron putas, proxenetas, jíbaros, ladronzuelos, traficantes, pícaros, y todos dijeron: Queríamos desarmar la luz del prestigio y obtuvimos el agua destilada del escarnio y el sufrimiento pero nos la inyectamos con  morfina de escándalo. Y los despachaste: Falta de credibilidad por sonambulismo. Entonces vinieron vagabundos y pordioseros, médiums, predicadores, mimos y payasos: Reímos con sonrisa franca y sencilla, vivimos; nos engañamos como nos engañaron, pero lo hacemos con verdad; enseñamos la calavera... El último tema no me sirve, dijiste, Apelación a tema extraño. Entonces subieron al estrado bandoleros, matarifes, pistoleros, Explo-trynitis, dinamiteros y explicaron:  El norte de amar está en Marte, son uno/la sangre, el viaje y el origen/para orden desorden, para agua río.
Ay, malhaya copa, sollozaste, se agrió nuestro vino. Entonces plumas y pétalos de rosa hicieron nube y descendieron hasta tus pies y una gota mojó la letra: La-la-la, la clavera-a-la-vera-sea/la-la-la la que cala/ con la música me quedo y restallaste un látigo que se hundió en mis ojos.