domingo, 2 de octubre de 2016

(A propósito del día del plebiscito por la Paz)

TONTERÍAS DE SOLEMNIDAD Y SOLEMNIDAD DE TONTOS
(A propósito del día del plebiscito por la Paz)
Oiga, usted –como las que siguen, no van a ser palabras dichas, sino apenas expresadas en una especie de preterición, no necesitaré repetirle que son para usted, ya se encargará su calidad humana de hacerla aludida- la de blusita verde, blusita de tela barata que se nota que es mandada a hacer a su medida, y no en una modista de alta costura pero si, seguro, en donde una vecina de su misma alta calidad de socialización de la gente que vive normal y con la esperanza a flor de piel –si esa esperanza que ahora luce también el ornamento del sacerdote-, me dejó usted con la mirada estirada para la PAZ. Acaso vaya usted a argumentar, con toda razón, que con estirar la mirada no basta, hay que estirar la mano; y con mayor razón cuando usted es un señor que no voltea a mirar atrás para darle el saludo de paz a todos, sino escasamente, al que está al lado. Un poco extraño ¿no? Pero, déjeme decirle que, es un asunto de solemnidad ¿puede existir algo más solemne que el encuentro de alguien con su Yo espiritual? el asunto para usted podrá ser no la de un tonto de solemnidad sino una solemnidad de tonto, pero a mi parecer ese momento de desear la paz al otro es una especie de relajo poco sincero, como cuando se va a una fiesta: se baila con todo el mundo pero a nadie se le presta mucha atención, en cambio, con dársela a una sola persona, con eso basta, es el reflejo de Dios suyo en otro que se extiende de mano en mano.
Y sí, me dejó usted con la mirada estirada precisamente en el momento en que me volví atrás desde mi adosamiento adocenado (aunque nunca le di el hombro) contra la pared pues no alcance puesto, y usted venía hasta donde los suyos, chocando su mirada con la mía entonces ahí si se justificaba dar la mano al que está atrás, al más próximo; pero usted tan sencillamente digna, digamos estiradita, que sabe conservar su airosidad joven frente a otro que como yo sólo ya es un personaje adulto venido a menos, déjeme decirle que en realidad sí parece que nos diferenciamos más de la cuenta en asuntos de apreciación; de entrada déjeme decirle que es apenas lógico que por tener una carita agraciada, sin que eso tenga nada que ver con que es un poco baja, un poco gordita y un poco picada la cara de acné, uno tiende a fijarse con más detenimiento; pero igual si fuese más fea porque a mi modo de ver todos son tan dignos como personas como cualquier otra y para mi representa todo: El otro, el respeto debido. Imagino que eso es cristiano. Pero, yo lo entiendo bien, una cosa son los rituales trascendentes y otra los rituales sociales y cada rito tiene su misterio. Pero también déjeme decirle que todos para mí son rituales positivos, peor es cuando a uno lo desprecian abiertamente; usted no me despreció abiertamente, usted reacciono a la sorpresa de mi extrañeza. Igual que con el curita nuevo, que estrenaba hoy encuentro con la feligresía como adscrito, es decir, como ayudante, pero claro, como está investido con ese nombre rimbombante: Padre, entonces uno tiene que verlo todo ternura, todo carisma, todo autoridad, todo servicio; pero que va, ellos también son seres sociales que van al mercado y van al baño y hacen fila en el banco. Él también hizo su acto de reconocimiento conmigo. Como el otro curita sólo asperja al resto desde la nave central, yo, que estaba en el extremo izquierdo acusé recibo con el santiguarme a su paso por la línea paralela correspondiente a mi sitio, pero este dio las dos vueltas en redondo, por la izquierda y por la derecha; cuando pasó a mi lado no me asperjó, en cambio sí al que estaba adelante; o sea, sí me había tenido en cuenta. ¿Se da cuenta de que la solemnidad tiene sentido? La solemnidad es ese acto de poner toda la disposición espiritual, corporal, de mente, de acción, en una circunstancia determinada, para corresponder a la importancia simbólica o social que le merece.

¿Será la gente que se abstuvo hoy de ir a decir SI o NO  a la Paz tonta de solemnidad?