lunes, 5 de octubre de 2015

HORA PARA POETAS

¡Y no pueden creerlo los poetas!
la poesía espera a su favorito
a que salga de la madriguera
donde enamorado triste teje y desteje
su cañamazo de ansías en ausencias 
Una -musa para esta pobre alma condenada 
pero no de aire y oídos
sino de ojos y de manos 
y de bocas y de besos y de complacencias-
y ce-do todas las secretas existencias
de una alquimia nueva 
¡Una y doce! para entonces, reloj de arena con alas
ave bizarre de sutil cetrería, espejo único
que se posa sobre el dorso con su color atardecido
manto tejido en un cielo estéril con el hilo de sus plegarias 
Una y cedo, dos hojitas voladoras mensajeras, 
somos trío 
la crisálida de nuestras almas 
y el gusano inquieto que las mueve y coteja
a patear el polen del dolor 
Una y doce,
letras amadas que se dejan amasar con dolores
y agujas prestadas
y fermentan la sal reseca de las lágrimas
se dejan tomar como un conejito
de la garganta de Cortázar
pero ya las cartas a una señorita en Paris
están desusadas 
¡no deja actuar a mi magia
no cree mis promesas, un mundo nuevo!
¿que, no ve, que me tiene las alas enlazadas? 
si no la pureza ya hubiese hecho su magia 
¡Hay otra esfera que tu quieres explotar con tu mirada!