lunes, 9 de marzo de 2015

NO QUEREMOS MÁS HERNANDO-S-AL-AZAR

Supongamos que Hernando es un ciudadano común e indeterminado al que se le pregunta que opina de las gambas; muy seguramente respondería que no le gustan para nada y que sería bueno que el sistema se encargara más de sus pobres vidas. Eso porque  este Hernando es, seguramente, un hombre que ha logrado mantenerse en el promedio stándar del hombre que lucha y va tirando de la vida como se puede sin atender a todo aquello que de bueno, deseable y posible se sume en una compleja red de modos, actitudes, guiños y gauchadas para las que es preciso tiempo, dinero, clase, influencia y la circunstancia no permite pensar demasiado o querer conocer aquello de "Yo soy yo y mi circunstancia" pero aplicando tal premisa a su vida de modo intuitivo.

Ahora imaginemos un hernando que es una grandiosa hormiga "tambocha" de esas que finalmente parece dieron cuenta de los despojos de Arturo Cova sumido en su manigua y su despecho. O simplemente, imaginémosla industriosa construyendo un puente con un ejército de congéneres que, abrazados de patas, tenazas y antenas se extienden una seguida de la otra guardando una posición horizontal en la inercia de un abismo de quince centímetros; nosotros hemos visto esa cadenas en las que una a una van avanzando encima de la otra y luego todo el ejército pasa al otro lado con sus compañeras como piso; aunque no se crea, la última siempre llega aferrada a que fue primera en arribar sin seguir derecho.

Cambiemos ahora de escenario antediluviano de cuando las partículas fueron organizándose de tal modo que se fueron haciendo organismo y permitieron que fuera posible el sofisticado mundo civilizado de hoy en el que una prestante Magister en filosofía, poeta, docente de prestigiosas universidades y aspirante a eternizar su juventud de doctorado en doctorado y de estudio en estudio que dicta una conferencia. La conferencia se intitula "Política y arte". La atmósfera es apacible y bien organizada: espacios amplios, pisos confortables, aire acondicionado, paredes impecables que no exhiben ninguna desnudez sobria y tampoco una simpleza indiferente en sus adherencias, pero hay una estática cargada debida al hecho de que un puñado de personas tienen todos sus sentidos puestos en los conceptos que maneja la conferenciante; hay signific-a-ncia que se puede resumir en un esquema simbólico que pretende, a través de la obra de un filósofo de prestigio y actual que se pelea, de algún modo, con lo que está atrás pero en eso se apoya. La conferenciante  quiere mostrar que la evolución del arte, sus vanguardias, sus entornos, sus épocas, siempre en su momento tienen que entablar primero una lucha con el sistema social imperante hasta ser reconocido como arte mediante una revolución. Para localizar su enfoque muestra en diapositivas las obras de una artista nacional: Doris Salcedo. "Shibboleth"se titula  una de esas obras; es una palabra judìa que significa espiga; se trata de una grieta abierta en la sala de turbinas del Tate modern galery en Londres. la sorpresa del arte conceptual trata de sobrepasar los límites de la percepciòn y de hecho la conferencista hace saber que el arte de vanguardia ya ha superado desde hace mucho el estrato de la representaciòn. La sutileza que se trasluce de la extrapolaciòn de una espiga a una cadena de hormigas entrelazadas casi nadie podrìa deducirla, acaso siquiera la misma artista, quien podrìa haber nombrado de modo tal su grieta por el simple recurso del abismo abierto entre sociedad y conocimiento, del cual la polìtica se sirve para dar flexibilidad y manejo a la sociedad y especialmente a las masas, de hecho muchas personas cayeron en la grieta bajo la idea de que era un dibujo pintado en el suelo. La otra obra es una performance viva que se configura mediante una serie de barcas navegando con motivos alusivos a la violencia que ha dejado miles de cuerpos anónimos en las aguas de los ríos magdalena y cauca y pilotadas por parte de sus víctimas sobrevivientes, por supuesto bajo la dirección y conceptualización de la artista. Justo a menos de quince centímetros de una persona que ha llegado tarde como a todo en su vida por obra y gracia de la circunstancia vital de un país en el que más del cincuenta por ciento de su población vive en el filo de la pobreza o dentro del umbral de la miseria absoluta se haya nuestro Hernando, que si invocamos a san Google mediante su nombre completo de pila, nos dirá que se trata de un escritor, historiador, activista socio-político, con más de diez libros publicados y a quien su reputación de viejo loco y cascarrabias, buscapleitos y egomaníaco no ha permitido que su inteligencia se haga popular y amada al modo de los poetas que como Neruda, o los locos geniales como Dalí, dejaron huella pero que coinciden con nuestro protagonista en que si se les preguntara igual por  la palabra gamba dirían en gracia de su conocimiento y cultura que gamba bien podría ser un conocido instrumento musical que nada tiene que ver con la violación, o un molusco sabrosísimo sofrito en la sencillez de ajo y mantequilla, con la diferencia de que cuando la gamba criolla hizo uso del democrático y gentil uso de la palabra para interactuar con la conferenciante y decir que "la repartición de lo sensible" era la única sutileza que, con todo el respeto debido, en medio de la avalancha de información acerca de la evolución de las vanguardias y el papel -contradictorio a todas luces pues si el individuo-artista no tiene una posición social su arte será sólo el que pueda dejar con las migajas que el Estado le regale sí es que hace gestión - preponderante y protagonista del marginado, del hombre del común en la evolución y revolución del arte Vr. gr, por ejemplo, la revolución francesa, nuestro Hernando y él resto de la asistencia, con su reclamo del derecho a hacer su intervención y la negativa hosca a la hora de ni siquiera terminar su argumento, dijeron: Gamba, usted vaya a buscar el significado de la palabra advenedizo.

Ahora que la democratización del saber y por ende del arte, además de la búsqueda irrenunciable de la paz que todavía no encuentra argumento para asumir la empresa del Estado-nación hace su más pura aparición en la escena de los simulacros. Ahora que se sabe gracias a nuestro Hernando que tenemos "más democracia que arte" y ahora que acaso para el  artista de país subdesarrollado la repartición de lo sensible se refiera solo a la forma en que se puede desgarrar la carne del otro mediante su ostentación de la tajada, por contra de lo que en los paises civilizados muestran la discusión y la argumentación como una búsqueda no del consenso contractual sino, más bien, de los beneficios mutuos del conocer antes que la satisfacción primitiva del ego, parece adecuado y oportuno recordar que la natural tendencia de los círculos pensantes e intelectuales,que en una época se dieron en ser llamados la beatifull people, a asumirse como cofradía o logia, es muy diferente a la atávica vulgaridad de callar al otro por cuenta de la envidia. Que la historia siga debatiéndose en el filo de la contradicción y cabalgando sobre la aporía, sólo demuestra que abolir el estrato de la representación, sólo puede ratificar que la repartición de lo sensible sólo la hace verdaderamente el Espíritu en contra de toda máquina.

De modo que no queremos más Hernando-s-al-azar; queremos que se dejen llamar con nombre, apellido, virtudes y defectos y deseos de vivir en armonía, no para poder sentenciar sabiamente que hay "más provecho en ser defraudado en expectativas que en ser satisfecho en ellas" como para reconocer que cuando se es sabio los tropiezos no arredran al hombre grande que no sólo busca mundo.