La “nostalgia de una cultura
mundial”
ahora hecha plena
dicha
como un asqueroso
sol sobre las cabezas
el E-mail,
el verso en electrónicas cosquillas
el vaso plástico
del niño pegando la oreja
al hilo del
misterio con insulsa música
los jirones del
jadeo de una tela nueva
recién rota
¡política!
En su cacareo
correcto y, ¡como siempre!
Sus hueros huevos
estrellados en cacerolas jóvenes
con estudiadas
síncopas;
Orfeo resucita en
una esquina
donde la policía
no permitió que Caronte muestre
con su desdentada
risa
a dónde van todos
los ídolos
y su Eurídice
suspirando miasmas de colores,
vendidas a la
próxima raya de polvo que les diga
que el tonto reino
del sueño no está cerca?
Cultura mundial:
The times, Pravda, Le fígaro, El país
pregonando que ya
es posible limpiarse el trasero
a distancia, con
mando, en tabletas
ya puede engarzarce
el anzuelo de sangre para el beso
“Cultura mundial”,
los poetas, allá ellos
si no
quieren cobrar por verlos desde las mismas estrellas
dando
sus recitales en calzoncillos,
con la
elegancia en modo locura apoderándose de su mano diestra
“Cultura mundial” la
carne atestada de poesía de tres pesos
mendigando
en puertas oficiales, como siempre
con la
dignidad que dan los amigos;
el
milagro, cultura mundial de seres con cara de plástico
descifrando
el lenguaje humano;
cultura
mundial, los nuevos gitanos
máquinas
navegantes en la sangre
para
corregir las taras de antiguos deslaves de la moral
esa
impostora que hizo de la sal su parapeto
si
allí y aquí no, venga, majestad, yo se lo meto
con
pruebas de que la libertad se pinta con oleos monstruosos
que
las altamira de la
basura valen más que su billete.
“Cultura mundial”, los
destrozos de rebeldes fetos
operados
al tanteo de espejo con novedosas varas
que
tampoco creen ya en faraones ni en circunspectos
magos
que auscultan el miedo de Mesmer
pero
meten en horma lo n-orma-l de agarrar las nalgas
cuando
los leguleyos hacen guiños a sus espejismos
si tu lengua me esposa, me libera mi
cuchillo.
Cultura mundial, lo
puto si quita lo proscripto.