jueves, 22 de junio de 2017

CONSULTA A POETA





a: Fernando Arbeláez

Hoy estuve indagando en el rostro lívido
liviano y plano como un soplo de un poeta
que hablaba de “la rectitud de los sabios”;
mudaba su mueca con acordes de música china
en mis ojos que preguntaban a sus 93 años
mientras la faz saludable de los locos sentados en el aire
asegura que son ellos los sostenes -que no los brassieres-
de los delirios que los poetas sostienen en equilibrio
con festines y relaciones públicas
y así, lo real no es lo que parece
ya casi no hay fantasmas verdaderos por las calles
ahora están camuflados en la interfaz y el algoritmo
los pocos que deambulan son sombras que denuncian
la impostura del sol y las nubes besando la piedra
la misma de las ruinas sin vestigios de vetustas,
fachadas rozagantes, potentes estructuras
la misma de las letanías que sostienen el edificio de injusticia
que los “razonables” y engreídos sostienen con miedo y espejismo;
con celo se guardan en la gravedad desdeñosa los tesoros
qué mentiroso el poeta [vírgenes de las buenas personas
la sabiduría anda por senderos retorcidos
ese su sedal y el anzuelo sin retórica
¡claro que tenía gorda la cuenta con el tao!
Pero balbucía como un niño igual que yo ahora
[henchido de futuro
refutado por el éxito que me aseguro
él aún me refuta que pervivo
y me equivoco cuando corrijo con: Persisto
Entonces allá, en su sillón de emperador lejano
el poeta toca el gong de mi sien siniestra
presiento que tiene miedo
llamando protesta de la cena
de su última y verdadera refutación.



LOLITA



Esa niña a la que amo ¿cuándo le llegará el día?
En que me diga ¡tonto, el secreto guardado te habría!
Cuando con mis insinuaciones delirabas de angustia
el triángulo roto del pijama adivinando la hipotenusa
desde lo alto del elástico inteligente de mi tontería
que no te hacía caso de regar las matas
y te regabas encima de mí con explicaciones
más tontas aún que mis calzones de otro día
abandonados para que no encontraras excusas
pero el famoso guardarse debía de las trampas
y, no colegías, que hubiéramos dicho a las lentes
y a los lentos que te constreñían, no es cierto
[se borró la película
soy legal, ahora, pero doblemente pervertida
y acaso mis garras no quieran perdonar
el filo al que las ansias dieron lima;
tu carne quiero mezclar con todas las sangres

que entendieron mi carisma.

II
Llegaste, al fin, en un café de sueños
la mesa que se ufanaba de la música
que brotaba del humo tenía la cadencia de tus manos
me preguntabas ¿qué es lo puro?
Lo puro es caminar todos los caminos
sin preguntar por el que te ha tocado
es dejar que el viento toque la canción
en tus cabellos más que tus dedos
toquen la flauta del acaso
lo puro es dejar que se inicie un incendio
cuando tienes todos los fuegos apagados
lo puro es desandar todos los alfabetos
y hablar la lengua del silencio con ojos entornados
lo puro es que tus dedos no tiemblen
al no atinar en el ojo de la aguja, igual
acaso mi lengua en tu oreja no está anidando
como tu esperas, lo puro se ensucia de todo
y nada tiene que limpiarlo
la cera que tapiza tu vestíbulo brilla
cuando la voz de lo otro no es un paso
y si lo otro, por si acaso, se atreve
que se quite las sandalias y deje

en el jardín de sus intenciones sus pa-pathos.

BRUJOS




Eran una pareja de brujos. Saber si eran brujo y bruja o brujo y brujo o vicegénera podría causar curiosidad pero para el caso, importaba tanto como saber si la discusión o el delirio o la investigación que ahora adelantaban era producto de una exquisita e inaudita bola de cristal, si se encontraban en el éxtasis de alguna eco-localización de báquica orgía psilopcibínica o, simplemente, se miraban en un espejo que nadie veía.

El caso es que el frenesí de la escena a la que asistían, aunque era el de una multitud, no era una multitud de seres humanos acaso tratando de participar del demencial gorgotear de las maravillas técnicas que como nudos de alevinos hambrientos se lanzan sobre una larva de mariposa aún no vagarosa, pero sí, que la app para mirar las constelaciones con mapa incluido, que el programa espía de parejas celosas, que las formas de hacer conejo a las reglas financieras, morales o políticas, y sus perras implicaciones.
        - ¿Te parece que le está dando un beso?
        - Humm ¡en qué aprietos me pones!
Había un febril revoloteo de abejas en torno a una exposición de vasos de poliestireno en una galería inadvertida; cafetería de barrio. La caldera herviente de un café
  • Y si te dijese que mi percepción me indica que están haciendo un ritual de amor y muerte sin saber lo que una y otra cosa significan?
En tanto unas y otras iban y venían (tal que los filósofos antiguos alrededor del concepto tratando de entender los significados de lo trascendental) como aves de rapiña que todavía no aciertan a concluir si la mortecina les va a atacar o se va a defender, en el borde del cráter aquel y sus vahos se colgaba alguna a la que, peligrosamente, otra daba un rodeo para por detrás acercarse y tantear con patas y órgano chupador, el sitio del aguijón.
       - Entonces no pueden, ni de amor ni de muerte, hacer ritual alguno, si no saben
       - Pero algo comunican
La mano aquella sentía el cosquilleo de aquel ser ágil y curioso que se intercalaba con el posarse de sus compañeras en el marco de las gafas exhibiendo la entrada y salida del piquete, acaso quería, con el calor de una fe para la que K no existía pero seguía siendo ca-fé o, sencillamente, asumir la pose de como-si (tengo estilo, sí pero no estoy nervioso, estoy armonizando con él), abría y cerraba los dedos por los que se colaba la curiosidad, tratando de presentir un escarceo doloroso en una dimensión más acorde con su capacidad aunque no también con su posibilidad; él también era un insecto.

  • Podría ser un marco de lenguaje?
  • De qué ideas?
  • De pensar y sentir; de ver y entender; de entrar y salir; de adentro y afuera.
  • Pero, por eso te digo, si lo que hay en el fin del abdomen -y no vayas a decir boda-de-men- de la abeja es el aguijón...
El dedo índice se acercó al marco de pulidos lentes portando el cadáver de aquella pequeña criatura que en un momento dado se había lanzado en un impulso suicida sobre aquel lago obscuro. Era una incursión de abejas de una entre tantas colmenas. Había una revolución. Estas adelantadas investigaban y exigían explicaciones acerca de lo que se rumoreaba era la felicidad. Los rumores extendidos indicaban que un sector privilegiado de la colmena había descubierto el secreto: Una ciencia que los hombres que mataban y explotaban por la simple avidez de contrastar el piquete del sexo entre sus adentro y afuera sin el lastre de la llamada moral y la crítica y que llamaban api-terapia era el secreto de la felicidad para las abejas. El Estado necesitaba un chivo expiatorio.
Casualmente, en ese mismo momento, pasaba por allí una manifestación de maestros.




miércoles, 21 de junio de 2017

ESCRITOR


ESCRITOR
"Además de escribir, hay que ser escritor, eso es lo espantoso"
Antonio Ortuño
Sabes estar atento al primer silbido de la tetera
y sabes cómo conseguir audiencia con la reina de Inglaterra.


Sabes las artimañas del diablo para jugar a santos y pendencieros
sabes manejar, para que parezcan llenas, las redes financieras.


Transmites los escalofríos de las escaramuzas en la alcoba
cuando la pureza del espíritu adultera con la moral ramera
provocando escándalo entre el Santo Espíritu estético
y es que entre luces y sombras refulges como titiritero
de las relaciones públicas sabes cuando puñetero y cuando plañidera.


¡Muy bien, ya eres escritor!
aunque no sepas lo que significa la sangre de la letra.