EL NOVEAU BOHÈME
(Una nota a propósito del trabajo de W. Benjamin sobre Baudelaire)
El flâneur y la flânerie no se acabaron, se acabó su
definición en la figura del turista adinerado que se confunde con la masa
abstrusa que simula decadencia, pero como el proyecto de la modernidad quedó
truncado por el advenimiento abrupto de la posmodernidad - que ya casi
nadie niega precisamente porque el proyecto de la modernidad que perseguía
realizar el iluminismo en la aufhebung de la más auténtica estirpe
hegeliana, sin el doble sentido que pretende atribuirle el ala izquierda de la
misma, en el sentido que la superación es a la vez una forma de mantener la
memoria como olvido y una forma de abolir lo antiguo como costumbre
actualizándose siempre en la novedad; ese izquierdismo hegeliano que pretende
cuestionar y hasta negar la posibilidad dialéctica como síntesis, es el elemento
siniestro ya que la auténtica aufhebung se realiza sólo como advenimiento
inesperado, pero no caótico, sino como producto del proceso de tesis y
antítesis- este advenimiento de la posmodernidad que fue calculado como
desencanto de la búsqueda que acabó en nihilismo como decisión arriesgada que
provocó caos y crisis de las ciencias y se manifestó como catástrofe del saber
o desfondamiento del ser va dejando surgir de entre los
escombros al maltrecho noveau
bohème como sobreviviente en
la figura del artista de contracultura (entendido como el artista que se toma
en serio el arte como disciplina aun con sus elementos decadent por contra del poeta mercader y la nueva escoria social: La masa consumista de la cual el turista adinerado se
convierte en el adalid inadvertido del nuevo proceso de destrucción) y en el
que el espíritu determinado toma la posición del intelectual que ponía todo su
ser, todo su trabajo, toda su inteligencia –aparte de la inteligentsia que se arrogaba la policía del
proyecto moderno- en el proyecto de la razón. Esta nueva aristocracia que es el nouveau bohéme, que no huele a
rancio o si lo huele, no es en el sentido de oler a rey, sino antes bien en una
suerte de santo sin aura y sin Reino que no obstante está encargado de la
re-construcción que no logró de de-construcción.
Esta parece ser la venganza de la naturaleza (phisis) contra la hybris tecnológica que ya nunca más
dejará florecer los auténticos Benjamin, Adorno o Habermas, los grandes
pensadores del último destello. Aquí aparece el asunto del burgués advenido
como mediador-tamiz de la lucha del subversivo o del proletario por alcanzar su
lugar y en el que se dan los tres momentos de la nueva dialéctica en modo
obsoleto: burgués antiguo, burgués emergente, masa consumista, el noveau boheme es su aufhgebung.