ACTA DE
NEGOCIACIÓN
"A todos, tarde o temprano los ataca
la enfermedad que usted me pide.
No me fusile así, tan a mansalva"
No, miss Ilsa
((Como a veces la vida)
VICENTE QUIRARTE
Vi-ese-ente:
¡Qué-ira-el-arte!
VICENTE
QUIRARTE
y
yo que estoy
intoxicado
de “zopenco que escribe
sin que haya
dinero de por medio”,
heme
aquí, rindiéndole tributo
y
diezmándole
mientras
negocio por debajo de la mesa
(estoy
haciéndole huelga de hambre a la muerte)
en
este rincón donde sin quererlo
organizo
señales cabalísticas:
todo
el espacio para los fantasmas
y
para mí, apenas un pequeño resquicio
de
realidad donde me invado,
por
ese salario miserable
que
me paga un patrón en diferido,
escondido
tras el parapeto de la indiferencia
(la
muerte no acepta mi pliego de peticiones
«¡Qué risa!-me dice-, soy yo quien está muriéndose
de hambre
con tus resignaciones»)
me
envía un negociador,
un
tal Aníbal Egea, ¡qué tipo!
debe
ser un marica con pseudónimo
del
gran conquistador del Mar Egeo
escribiendo
en el muro de atrás
de
mi Ítaca particular y perdida;
no,
es el mismo Alcibíades
que
se dejaba sodomizar del divino Platón
y
se plantaba como un altivo efebo;
es
Álvaro de Campos, es Caeiro.
Que
si, que estoy más que bien remunerado
con
mi paga diaria
de
un cada vez más arrugado espejo
y
que es culpa mía y mi cansancio
si
asisto a los mítines de los subversivos
afiliados
al Club de las alegrías;
que
son esos deslices que ensucian
mi
hoja de vida e impiden
el
ascenso definitivo.
Que
deponga los cuchillos
que
afilo en esa lima de soledad con sal
para
hundirlos en la verdadera herida;
que deje de declararme aristócrata
irónico
por
contra de esos aristócratas de la ironía
que
dicen que soy un iluso cuando digo
que
los cuchillos en la carne son sólo besos
entre
el barro de la nada y sus criaturas
que
tarde o temprano mostraré el tiquete
de
tren en el que creí montarme a hurtadillas;
que
lo he pagado con moneda falsa
de
un soberbio aire de dignidad
y
es por eso que mi viaje no se hace en calma
y
que verdaderamente soy un traidor cuando me callo
que
el señor Bloom y su Canon Occidental
son
pura mierda, pero mierda de la buena.
Estampo
esta firma de negociaciones fallidas
con
papel y tinta de factura antigua,
y
aunque he de autorizar su traslación
a
formato de sistema de fuego simulado,
lo
hago como quien pide
que
no cremen su cadáver
pues
espera emerger un día del polvo de sus huesos
pese
a que el fuelle del progreso irreversible
haya
dispersado todas las partículas de la esperanza.