EL BURDEL DE LA POESÌA
POESÍA, ENSAYO, NARRATIVA Y LITERATURA EN GENERAL
viernes, 29 de diciembre de 2023
PALESTINIAN
domingo, 3 de diciembre de 2023
RECUERDO PDF
centro de la ciudad, se topa con una plasta, máxime que es una de uno que habla y
-se supone- piensa, eludió de inmediato el contacto. Era un día de esos, raros. Como
si un presagio o un signo ominoso se cirnieran sobre el ambiente. Llovía con esa
lluvia menuda, lerda, amenazante como la calma chicha.
No sabía nada del último suceso y tampoco le interesaba. Había tan poco de creíble,
o al menos digno de seguirse para estar al día, informado; todo ahora tenía su
intención oculta: Compra, invierte, vende, afíliate, toma partido, manifiéstate, sé del
equipo ganador. Era preferible intentar encontrar el signo fantástico, poco
esperanzador es cierto, de la poesía, pero al menos dejaba la sensación de que
fuerzas más grandes que las poderosas que te mantenían en sozobra total -que las
guerras, que los ladrones, que las pandemias, que el fracaso esperando la
catástrofe.
Acaso por eso el día anterior dio curso al capricho que se le dibujó en las mientes a
modo de ocurrencia: Lo que era la sala de la casa -que más parecía la guarida de un
animal herido; desechos viejos por todas partes, humores acumulados, alimañas en
los techos, en los rincones, en el lecho-, se convirtió en dormitorio. Los viejos
muebles donde hacía tanto ninguna visita se sentaba ni la vista se regodeaba ante el
ventanal al calor y los barruntos de un vino, se fueron al fondo, junto a la estufa,
junto a la cocina; un diseño tan extraño que respondía, simplemente, a unas
necesidades de industria ya tambíen extinguida de fracaso prematuro (sus
mentores habían emigrado a buscar el suerño americano). La alcoba, alojada en lo
más profundo de una L, para nada signo de elegancia, en la que el palote vertical es
la entrada y en el rellano la ahora sala, quedó tal y como venía, con la cama del
anciano que había muerto ya hacía casi tantos años que el número tres se constituía
como un retroceso en la capacidad de conciencia que sólo hasta el siglo XVII se
inventó el término millón. La cama plena de carcoma pero aún resistente al peso,
aunque no al trajín, de la madre, se armó junto a la ventana y unos viejos cortinajes
color púrpura de una cretona brillante, formando un cuadrado como si una urna
funeraria de un personaje espléndido, como catafalco. Era simplemente un cambio
de ambiente. Pero después, emergió la poesía.
Como la biblioteca era a sus ojos un ser vivo que mostrenco e inmóvil da signo de
vida y plenitud entregando sus miembros a seres hambientos de comérselos luego
de darles un paseo de varios días y luego devolverlo -normalmente indemne como
señal de respeto-, había ido a retirar tres novedades que buscaba con ahínco sin
ninguna guía, sólo un instinto extraño que lo guiaba a determinado pasillo y le hacía
auscultar lomos, títulos y reseñas que, invariablemente, mostraban un aspecto de
su vida presente o reciente; el monstruo sabía todo de todos y a él le gustaba
conversar con sus oráculos.
Ese día de lluvia no le iba a impedir realizar los oficios sagrados de tomarse dos
cervezas en un banco de parque, con sus invitados sobre los hombros, saliéndose
por las costuras de la mochila de modo inadvertido en forma de arabescos llamados
letras y formando nuevos corros de palabras con su dispositivo anfitrión y sus
sinápsis. Lo haría bajo el alerón de una casa vieja. Así que cuando se disponía a
proveerse de los sagrados viáticos en la gran superficie, fue que se encontró de
bocajarro con la gran plasta. Llevaba un extraño atuendo de pintor de brocha gorda
y su odiada faz de bonachón, como si una digestión de manjares exquisitos se
hubiese visto impelida a salir, de prisa, por la salida de incendios que, en los
manchones y costras abigarradas de overol invitarían a cualquiera hiena famélica a
zamparse de nuevo semejantes despojos.
Hoy se lo volvió a topar. Esta vez no tenía el semblante abotargado y rubicundo del
alcohólico y el decente atuendo de un profesor jubilado. Un anciano preocupado de
tener que hacer larga fila para pagar las mismas tres cervezas, de la misma marca,
frente al mismo personaje que tampoco esta vez lo vio.
¿Era Platón el que había inspirado aquella ocurrencia de hace unas semanas en que
la pared del pasillo que formaban los cortinajes albergaba una copia descolorida de
“Picador con subalternos” del gran Fernando Botero, cuya noticia de haber fallecido
anunciaban los medios ese día? ¿Era, simplemente el espíritu adelantado, entre
sueños, el que había construido aquel rincón de alcoba para que la muerte
encarnada en el alma del maestro, al entrar se encontrara con una de sus obras y
siguiera hasta la alcoba sin mirar en el camuflage de catafalco?
El día, que era espléndido inicio de diciembre se hizo amargo por una sensación
extraña, una mixtura entre remordimiento y culpa de hybris por no haber llamado
al profesor de filosofía antigua I, que denostó y rechazó los delirios (M-I-S-T-E-R-I-
O = Mi-(e)s(te)-río) de un novel aprendiz de poeta. Venga, Amado, pague sus
cervezas que yo hoy brindo con vino francés: pero permítame una pregunta ¿aquel
día también se puso usted traje de faena para demostrar que no está dormido, o
también era un estímulo conductual para el pobre mono encerrado en su jaula de
cristal?
miércoles, 14 de junio de 2023
METAFISICA DE LA COG-NET-I-VIDA-D
Todos los días el ocaso vivía su amanecer
ya no era el espejo del cielo, del aire y el sol
un cosmos había
pero también una dama con su velo de nube
y su dios y sus ángeles y sus demonios
y como si su alma sacara de todas las tumbas
hurgaba todavía, red(h)onda
en el todo de la nada
con sus qualia y sus quantum y sus mecánicas
de manos difusas.
Hermosas nuevas plantas crecen
bah, maíz, papas, plátano, uk, basura
host, holding, bitlock, bitcoin y su flor:
Metaverso.
La res tiene un bello traje: Ser
Entes de generación malvada
al enésimo olvido elevada
como mosquitos en un pantano
los bit ya viajan en auto de im-pulso;
un hombre piensa, sentado, tranquilo
en la virtualidad de un parque real,
su Rh de sangre en las cifras tiene
su propia huella dactilar
hace un rato hizo una transacción
repasa el talón del recuerdo
y el ejército de mosquitos se lanza sobre los poros
¿tendrá ésta piel repelente, o no?
domingo, 4 de junio de 2023
“El sentimiento más bajo
que conozco es la aversión por los oprimidos, como si hubiese que justificar su
sojuzgamiento a partir de sus atributos. De este sentimiento no están libres
algunos filósofos muy nobles y justos”
Elías Canetti
FUERZAS EN CONTRASTE
Mientras encopetadas
muestras de las fuerzas se pavonean
En la jungla gris donde
los frutos del árbol del dinero abundan
ni maduran ni se pudren en
las arcas [pero no en el suelo
verde oliva catalogado
pulcramente como variados especímenes
en mala réplica de la
Suiza deliciosa y fríohaciente,
de cronometrías exactas y rancias
aristocracias crujientes,
la de las gélidas finanzas
de las más razonables y
civilizadas bestias
y elocuentes,
una criatura indígena
agoniza en la otra orilla
del río indiferente
los brazos de su madre se
debaten, inertes
en los ojos que sólo de
tristeza y angustia le dan su leche…
pavoneándose también, pasa
un poeta,
y piensa, si un cascote de
níquel le extendería una receta médica
“Eah, disculpen
ustedes,
Alférez, sargento,
coronela, teniente:
Tómense una foto
junto a éste marco
Espléndidamente
patético de pretéritas épocas
Luciendo sus
flamantes cuernos como cetros
¡sentimientos!
Para el álbum de
momentos memorables
Embistiendo la
fortuna,
En que se refleja el
aura de la muerte
Acariciándoles las
gordas egolatrías
Mientras se disuelve
tras su tinta de calamar
De la seguridad y el
orden…”
“Amable ciudadano,
Agradecemos enormemente
su gran ojo avizor
Y su balancín
virtuoso de la suerte
Más, acaso, es que no
se entera su sabio mirar
Del nuevo orden -el
de siempre-,
Que en la lucha por
la vida no hay almas
Ni hay sus-tratos, de
lo que se sostiene;
Por la cloaca de la
existencia sólo sale lo que puede
Y se refleja -si
quiere- en los kepis o en el pis,
En las vidrieras, o
en los plásticos hilos
-de su voluntad
depende-
Que tejen sedales
para pescar la calma
Y los besos y los
resuellos y las decisiones firmes;
Así que, piérdase,
antes de que tema usted
Comparecer ante
nuestros jueces”.
Ps.: Esta postal vale sólo
como re-presentación enviada desde el éter eterno a la superficie del plasma de
lo existente aparente, como estímulo de sensibilidades rebeldes y reluctancias
al uso. El nudo del llamado mundo ya se ha deshecho, ahora lo llaman quásar o
hueco negro.
viernes, 19 de noviembre de 2021
VIÑETA DE HOMBRE MADURO CON TIGRESA
«¡Vaya, qué fastidio!: Esa sensación de incomodidad de que por doquiera que uno mire está invadiendo la privacidad. Miras a tu izquierda, una conversación de whatsapp; miras a tu derecha, una jugarreta de chat; miras adelante, llamando mamá» Iba pensando las palabras que pondría en twitter ahora que medianamente se había acomodado en el atafago de la buseta con afán -la guerra del centavo y del patrón cronometrando, si no tus pasajeros, entonces tu caminar-. Había desdeñado el franquearle el paso de aquel paisano azorado que abría el compás de la paca de panela entre sus piernas en la primera fila, sólo porque el ofrecimiento tácito y apenas subjetivo de la segunda banca, a la derecha, que no solo ofrecía sentarse a la primera, sino que, ajá, una piernas desnudas de primera y una inscripción de tinta imperecedera por decodificar. Hubiese podido inmediatamente ponerse a la tarea pero no se dejaba dominar de los escarceos de la conectividad; no compraba datos; bien podían esperar el wifi.
La teoría del magnetismo está muy mal elaborada; es decir, es que es muy difícil hacerse con el misterio universal. Pero, ¿qué impide que la gente a la cual la fortuna a favorecido con una buena pinta, con un buen disimulo de su almizcle, amén de las fragancias francesas y el debilitamiento de las dotes olfativas antiguas del peligro -tiene que ser un cadáver muy podrido el que esté emitiendo su señales para que unas narices blindadas para la corrupción reinante le puedan detectar-, sea registrada en el radar eterno del ir, del venir, del conectar? Ya era tal la cercanía que, luego de que la idea esbozada para ir a mostrar sus pobres vanidades a twitter.gov, imposible de enfocar por su enrevesamiento, como una marca de agua cuyo texto e importancia se ve menguado por el titular : ESCÁNDALO, sólo queda exihibir credenciales: Es tuyo, es mío,es nuestro; no es nuestra culpa. El espacio vital.
Que los imanes y su potencia, venga ¿pero quién los hizo; qué, aquello de los volcanes y su excrecencias para venir a recoger tanta limalla que sólo busca vagar por la vida fresca? Allí, de soslayo – aunque el rictus es de total indiferencia y una cierta rigidez, un envaramiento de perro azuzado por zorras y lobas reinas de la selva de lo bueno -, una mujercita que deja de ser niña -¿doce, trece años?-, por las gafas de nerd y la expresión lasciva, con su madre -un jamón de luminosas patas de gallina entallando sus caderas en jeans de tiro caído en las estrías- ¡Má, y pille que le digo a la profe que tengo unas tangas de las mismas! Choque esos cinco, jajajaja, pero, pilas, que estamos en zona de guerra, mija.
Así que ¡cómo así!, marica. Mirás de soslayo, como con pena y, aterrado de ver cómo el compás entallado en ajedrez de cuadros de colegiala se abre sin definir la fórmula de bisectríz y, como cuando las plegarias, te encontrás, al otro lado, con un rostro tan normal que inspira respeto: veintitres, veinticuatro años; nada del animal comehombres que campea en los talantes, en las personalidades -haciendo claridad de que aquí se habla de lo popular. Lo aristocrático tiene otros desparpajos-; labios carnosos sin rictus de desprecio o de cinismo, pero en las bombas del chicle que estallan cada segundo que el dedo índice se hunde en la tecla de colgar hay una inquietud que pareciera llamar a los bomberos. Si la montaña no viene a Mahoma, a Mahoma va la montaña. Pero la ramita de adormidera no se cimbra ni se encurume; ahí se queda como el perro que enseña los dientes al otro perro. Parece titilar en avisos de luces led de los techos y paredes que anuncian siga al pasillo, apague el cigarrillo y cuide el bolsillo; dogmas viejos. Un Richard Gere en El tiempo fuera de la mente que ha encontrado a su hija y por fin la abraza con fruición y ternura denodada.
Ah, no, pero la guerra es la guerra y la rabia es la rabia; y hay triquitraques de la navidad que se quedan ahí, tirados, desmayados, hasta que unos dedos inocentes los toman: Maldito viejo enfermo, ¡¿què le pasa?! Vaya a acosar a su madre, desgraciado. Pero este niño nunca ha tenido que ir a que le curen un dedo mutilado. La veo bien de uñas; la pantallita se ha calmado y ha pasado a ser una blanca mano que se posa coqueta en una rodilla. ¿Cuántas veces por día las ensucia con sangre de corazones desgarrados? Eran unas deslumbrantes uñas, como una cama de pino apenas cubierta con barniz y unos deliciosos biseles dorados allí donde los agarres y los desgarres y un toque de color carne donde la madre y el aire. ¡Vaya! Entonces, al fin ¿qué, son uñas o son garrass? El soslayo de la mirada sonriente era como si de un cielo de tormenta emergiese un rayo de sol que arrastra un pedazo de ilusión de azul. Bueno, pues es que si me concentro en su nariz no voy a sacar un águila pero si me quedo un poco más una tigresa me asalta.
De modo que el silencio reinó y un azore de pantallas, como si hubiese venido en auxilio de los chismosos el trancón de tráfico por un accidente de carro pesado contra muchachita rica en veloz despilfarro.
domingo, 26 de septiembre de 2021
POR QUÉ SON COMO SON LOS QUE PICHAN
Entonces se vio preguntándose por la categoría a la que pertenecía esa sensación, después de que la vio, como había visto a muchas, pero sólo ahora, recordándola en su camastro pobre -aunque no menesteroso, pues, qué más se puede mendigar a la miseria, luego de que la doña Natura ha regalado, no a tí solo, sino a tantos seres minúsculos, que son la mayoría, autosuficiencia nacida de la obra de la mano y la resignación propias por lo que, no teniendo opción, aunque las mientes pudieran ofrecer muchas otras formas, de mantenerse con el agua al cuello de la angustia que significaba la falta de otras gargantas expresando su sentimiento, cualquiera cosa que ello fuera, rabia, asombro, resignación, risa estúpida a fuerza de costumbre, como para que el ejercicio de sensaciones y efectos de las tales, lograrán acaso nudos de razón como telarañas que redundaran en acciones de seres para los que las decisiones ni siquiera estaban contempladas-. Puede que pareciese absurdo pero en seres como aquel, la relación entre emoción y reacción, tenía un punto de quiebre en el cual la elucubración, que no la reflexión, pues entre estos dos términos, tan especiosos como enrevesados, que pretendían comerse a conceptos sencillos como pensamiento y meditación, para los cuales el primero sólo podía endilgársele algo tan elemental como atención, una flor abierta a las patas de la abeja indagación -flor de barro por demás- , y al segundo la hierba de espejo mirándose en agua turbia, cosa que sólo podía explicarse porque la elucubración era cobrar al barro su encubrimiento de la otra cosa, de la otra palabra, del siguiente paso en el tremedal de lo incierto, y, si se quiere, elucubrar era el obrar-del-culo-cuando-se-sabe-el-valor-de-la-mierda y, que nadie se llame a engaño: el intestino sano no deja que nada se vaya al ano. En tanto que la reflexión era doblar el espejo al punto tal en que la fidelidad del ser actual se quedase muda ante la realidad del deseo. Así que, era a la personalidad, al carácter, o al talante, que la actitud lasciva podía afiliarse? Al talante, desde luego, se dijo: a-lo-que-ta'lante, y que el mundo se venga encima.
miércoles, 7 de julio de 2021
jueves, 1 de julio de 2021
BALADA PARA UNA LADY
Ella mira como mira cualquier pájaro
que se encuentra con la mirada
de algún niño extasiado
y le hace el menor caso,
como no sea saber
qué pasos está dando
y se queda, disimulada, mirando
si se acerca a su flor amiga
o si va hacia el abismo de sí mismo,
su camino más transitado.
Ella mira hacia todas partes
como mira cualquier pájaro, nervioso
y también mira a su corazón
como mira a cualquier maduro plátano
¿qué puede acontecer, de pronto, en el aire del agrado?
Ella mira,
y él la mira, y
¿es un ala, o es un pecho
eso que se hincha en la mirada del muchacho?
Ay, que las ramas que se agitan son vientos huracanados;
hasta que por fin el griterío de polluelos,
-nada que ver ni con él ni con ella-
como no sea la entrega del ruín denario
ante la vitrina queda de confites aliviado.
ÉXITO Y SU ÉPICA
Fracaso se armó de rabia,
de suficiente razón sin ley
y atacó a Éxito en su querida Calypso:
violó su intimidad, su castidad,
se solazó en sus opulentas formas,
por un rato se sentó en su trono.
Pero, ¿quién era Éxito sino lustre
à la hauteur, de arrogancia, fuerza?
Y, acaso ¿no era la belleza Calipso,
con sus artes seductoras y sus filtros
la que de la eterna búsqueda
de su perdida Ítaca al pobre Ulises extravió?
¿Y, no era Fracaso hijo legatario de Pobreza y Caos;
no era, acaso, linaje atestado de Caín?
¿No tuvo, acaso, el libro de los ungidos la astucia
de ignorar las mieles y maravillas de los titanes,
y a la señora Historia no invistió
con las púrpuras medrosas de la ocultación?
Entonces Éxito convertido en cueva de bandidos
le recordó a Calypso que ser debía la vengadora
de su muy ilustre y condenado padre Atlas
-cargador eterno de una piedra infame-
y los hercúleos depósitos de sus tías las fuerzas
de Moira a regar las copas de pútrida sangre sacó;
y extendió su manto de sombras sobre los gélidos nichos
donde deleitosas viandas se conservaban y caras
se repartían a cambio de sudor y lágrimas;
y humillación contra humillación se ciño el lazo de la ley
no contrastada, no cumplida, diluida, dilatada, postergada,
arrebatada, colgada del gancho del acuerdo y la concertación...
Aún humean las teas en las calles del tiempo cobarde
que todo lo esconde, lo vence y convence
y los pobres corazones asustados corren como cervatillos
en la pampa de la incertidumbre
pero rumian el intrincado pasto telemático
y en sus redes manotean la maraña
que la araña del hijo de la astucia tejió
con hilos de acero de indolencia la ilusión
de imposible liberación.
A PROPÓSITO DE CALI Y LOS SUCESOS DE JUNIO 2021
SOY NEGRO
Soy negro,
aunque mi piel es clara, soy negro
como lo es mi adentro, como lo es mi alma.
Soy negro,
aunque mi educación es blanca soy negro
como el saber cósmico que tengo
heredado de negras páginas
escritas en el polvo de los huesos.
Soy negro,
aunque por el Nilo de mi sangre
corra sangre americana
y la egipciáca pirámide haya sido erigida
en símbolo de la inteligencia humillada.
Soy negro
como negro es el centro de todo soy negro,
aunque mi política se lave la cara
y de sepulcro blanqueado me obliguen
a sonreir a la mascarada.
Soy negro,
aunque mi memoria está deslumbrada
pero soy negro, muy negro,
porque mi memoria todavía es esclava
de aquellas manos que pusieron
mi principio en la nada.
Soy negro...
aunque se abra la ventana.
domingo, 20 de junio de 2021
domingo, 13 de junio de 2021
GENTE DE BIEN
La gente de bien tenía características muy particulares; curiosamente, y en contraste con la gran dicha tecnológica democráticamente reinante, era muy exclusiva -aunque no escasa- y extraña. La gente de bien -de la cual se conocía muy poco a profundidad, como no fuera la profusión de sus reputaciones- no se escondía en ninguna parte pero tampoco tenía que hacerse notar: la notaba el entorno. La gente de bien, lo era tal, “de bien”, como si perteneciese a un líder monstruoso y carismático; se supone que la regla gramatical indicaría que esa gente se adjetivaría simplemente como “gente bien” pero el lenguaje -y más ahora- estaba lleno de trampas; podría ser gente bien pensante, bien educada, bien alimentada, bien relacionada. Quizás por eso era que la gente de bien se notaba al instante porque odiaba el ruido, las aglomeraciones, los abigarramientos -lo que no quería decir que no estuviesen a favor de la pluralidad de ideas, de gustos, de talantes- y buscaba alternar lo menos posible en ambientes informales, con desconocidos, con la maraña de la selva de cemento. Buscaban decir lo estrictamente necesario y en el ambiente adecuado. El entorno los notaba porque los pájaros cantaban para ellos, el aire no se hurtaba para ellos de los exostos, el rumor sempiterno de los etéreos espacios los cobijaba con niebla profunda.
Lo curioso de la gente de bien era que cuando esa palabra tan universal denominada pueblo a la que se acudía cuando se necesitaba aglutinar las sensaciones, ideas, deseos dispersos, ellos estaban automáticamente incluidos. Entonces uno, que simplemente era gente bien, gente bien soyada, bien despreocupada, bien desprejuiciada, bien dispersa de la atención acerca de para donde iba el mundo -de lo cual nadie decía algo concluyente aunque había, desde luego, voces más autorizadas y atendidas, que otras- se preguntaba si las antiguas tradiciones, que se ven más perdidas conforme sube el estrato socio-económico-cultural, en las que la camaradería de la cuadra, del vecindario, la informalidad de intercambio del parque, del bus, de la fila, servían más o menos para fortalecer los sentimientos de pertenencia a una nación, a una sociedad, a una causa de fines loables como lo es la convivencia; como cuando la guerra, generalmente causada por gente venida de muy lejos, que, o habían llegado a un grado tal de felicidad y hartazgo que querían expandir su poderío, o bien habían llegado a un punto de saturación de sus recursos que necesitaban hacerse, por las buenas o por las malas, de lo que allende estaba colonizado y acaparado, hacía que las diferencias se desdibujaran.
Pero estaba claro que la gente de bien eran guerreros, guerreros contra el caos y la anarquía; contra la estulticia y la ociosidad; contra el parasitismo y la proliferación; contra la dicha de la embriaguez de lo fácil, de lo “a la mano”. Y estaban bien armados: tenían la epistemología, tenían la retórica, tenían la enciclopedia -hecha ahora de páginas y páginas y más páginas solapadas en impulsos electrónicos- y, lo más sorprendente: la gente de bien tenía una varita mágica que hacía cosas como de la nada: ese concepto evanescente hecho de las palabras tiempo e ideal, construido con los cimientos de la experiencia, la herencia y la porfía: Las instituciones. Y a las instituciones nadie ingresaba si no demostraba una equilibrada combinación de astucia y bondad. Sólo que, igual que con los tiempos de abundancia y sequía, había que administrar.
martes, 25 de mayo de 2021
CALI
ANALOGÌA FISIOLOGICA PARA EL ANÀLISIS DE UNOS BLOQUEOS
¿Habrá algún organismo más completo y perfecto que el organismo humano? Todas sus funciones, todos sus componentes, todos sus alcances están íntimamente conectados. Dependen de un sistema nervioso autónomo (aquí, es curioso y pertinente anotar el contraste misterioso de esa autonomía que conecta los conceptos de origen, evolución e historia y su relación de horizonte con la perenne oposición de contrarios y el caos). La gente nace a la vida y, excepto por su propia naturaleza instintiva, que le obliga a cuestionar su angustia vital y su lucha por vivir cada vez más estable y cómodo, según su circunstancia le vaya planteando obstáculos, pocas veces o pocos individuos se cuestionan por las raíces profundas de lo que existe. La sociedad pareciera haber existido desde siempre y todos los productos elaborados de convivencia, intercambio, relación parecerían surgidos por generación espontánea. El país está viviendo una situación de confrontación con características de naturaleza exacerbada, como cuando la corriente de un río se ve obstruida por alguna circunstancia contingente, la caída de uno o muchos árboles, un deslave, una avalancha; el agua se ve impedida de correr y se va acumulando una fuerza que se constituye en dique y, contrario a cuando ese dique se da por cálculos y con una intención precisa, tendrá que llegar el momento en que la fuerza de oposición contingente se verá sobrepasada por la fuerza de acumulación dinámica. La diferencia es que el dique es una circunstancia adventicia, en cambio, la situación de la sociedad del país es una circunstancia producto de una serie de oposiciones entre el discurrir -desnaturalizado- del agua de la convivencia y los árboles, las piedras, el cieno estructural son precipitaciones debidas al deterioro climático cuyos ciclos de estaciones ha colapsado. Ahora bien, dado que el horizonte de nuestra reflexión es el de una analogía fisiológica, en la que, dados los particulares sucesos de la ciudad de Cali con una confrontación doméstica y local en la que los naturales estratos, unos de mayor resolución socioeconómica que otros pero todos subsumidos en una única categoría de ciudadanos, están configurándose como un calambre, como una anomalía del organismo; de modo que, adentrándonos en una imagen cuasi anatómica, para nuestro cometido nos situamos en la imagen de un brazo. El músculo del brazo propiamente dicho es el que hace la fuerza y lo constituyen los estamentos empresariales, industriales, comerciales, pero resulta que, en la coyuntura, en el punto donde antebrazo y brazo se articulan para dar paso a las órdenes del cerebro a cuya voluntad del individuo es mover, mediante el agarre, las cosas para organizarlas según propósitos, acción en la que el pueblo, los estratos anteriores del edificio social, parecería que las manos se están moviendo solas, autónomamente, en una “irracional acción”; la coyuntura no está dislocada pero el calambre está sintiéndose cada vez más fuerte. Las causas de los calambres son variadas: Desequilibrio electrolítico, exceso de tensión, fatiga crónica, etc., etc.
Para éste redactor la institución y la prostitución están íntimamente ligadas: pro-(in)-s-titución, sólo que, llegado un momento en el que el trabajo “sucio” permite que los réditos se usen en el forjar una imagen decente y acceder a una vida “ordenada”, entonces las distintas fuerzas se articulan y dan lugar a la coyuntura; sólo de algunos en la familia mamá se fía, ma-fia. Es lugar común en el imaginario colectivo que en el Valle del Cauca los núcleos mafiosos son cada vez más numerosos y que la infiltración -y aún más la dependencia- social permea las capas más ilustres y conservadoras del colectivo. El cerebro de la sociedad, según el orden ideal envía órdenes de coordinación y justicia y el código de justicia es el mismo para todos: equilibrio, sólo que según la ideología de cada núcleo se aplica. La parte declaradamente mafiosa que intenta articularse con la parte “lavada” está aparentemente poniéndose del lado de la fuerza que ha constituido el dique ¿acaso no corren los arroyos surgidos desde un manantial y escogen caprichosamente su camino? He ahí uno de los misterios escatológicos y ontológicos de la historia, pero la historiología ha retratado durante largos años la serie de sucesos de abusos, de explotación aviesa y taimada, de retorcimiento absurdo de la ley de la necesidad a que se ha sometido la mano para la industriosidad de la nación
domingo, 11 de abril de 2021
IDENTIDAD
Mato el ducto de la conducta
engullendo un grito de silencio;
Desgajo su quijada
con un manotazo
de resentimiento
y quede abierta, insepulta
su verdad de desprecio.
Frágil o fuerte,
escribir, ese vicio,
y ese sacro oficio de los síes:
ir-es-por-criba,
dar pasos de ciego
con tiento y contento
en el pantano
de todos los caminos;
me quedo con la luz
deslumbre y su sombra protectora
II
En-el-gua
jadeante viene el espectro de lo dicho
a decirte que la lengua ida con la quijada
sólo puede recibir su manotazo
si humilde el ducto cercenado
reconoce los inevitables antros y recovecos
desde donde se anudan los hilos de las manos,
que vi-lodo, olvido,
si es eso lo que quieres para ti en el todo
al fin, que no merece la generación perversa
a la que perteneces
ser loada y servida por el Don que se te ha dado.
sábado, 26 de diciembre de 2020
DOLOR
En la ausencia,
entre el exacto sitio
donde se supone anidan los sentimientos y las ilusiones
y allí donde el pesado
fardo de existir se recuesta
-de traer las viandas, de
mantener estable el peso del paso del tiempo
Para recoger las dulces
mieses de las nupcias-,
me duele;
como cuando se ha corrido
una maratón
y la entrenadora Esperanza
ha renunciado,
a tu carrera que sólo
termina cuando ya no eres
-como si no le hubieses
pagado sus emolumentos de esfuerzo-.
Mientras, los muñones de
mis alas me riñen
su convencido retoño por
encima de la empedrada giba
Donde aterrizan los
designios de los días;
Dicen: ¡¿Qué esperas?!
jueves, 17 de diciembre de 2020
TREINTA Y CUATRO AÑOS Y
UNA VIDA
Me gustaría muy poco que hubiese
sido tu gorda astucia de hembra
más o menos a la una
treinta de la madrugada nueva,
la que volcó una lata con
cuya leche gris perla de ostra sola
pintaría la tristeza de mi
guarida sucia
una vez volviesen las viejas
fuerzas,
las que gasté en nombre de
un ideal manido
y una amor mal avenido
entre la esperanza y una
vanidad quimérica:
¡No quedarse a vestir
santos!
¡Y tenías que escoger esta
pobre alma ingenua!, maldita
Para que treinta y cuatro
años atrás temblara
Yo, en ese otro, entre tus
piernas,
abriéndose paso entre aguas
tibias y viscosidad de asco
primigenia, y aspirar con
desespero la primera bocanada
del largo viaje entre la
nada y la quimera
de reír, de amar, de ser
feliz, de triunfar sobre las fuerzas…
Me gustaría mucho más que
semejante hazaña
fuese la de la sangre
ebria y gorda de mezquindad heredada
de ese que, aun bebiendo
de mi copa noble y tierna
junto a esa otra que me
hizo verme en versión muñeca
a quienes cortaste el
cordón del sentimiento…
Me gustaría más hacerme a
la idea de que la rata metafísica
que en sueños con mi
nostalgia se pelea
hubiese querido decir que
algo de amor de hijo alberga
y no tu maldito miedo de
morirte
con tamaño remordimiento a
cuestas
miércoles, 9 de diciembre de 2020
“El sentimiento más bajo que conozco es la aversión por los oprimidos, como si hubiese que justificar su sojuzgamiento a partir de sus atributos. De este sentimiento no están libres algunos filósofos muy nobles y justos”
Elías Canetti
FUERZAS EN CONTRASTE
Mientras encopetadas muestras
de las fuerzas se pavonean
En la jungla gris donde
los frutos del árbol del dinero abundan
ni maduran ni se pudren en
las arcas [pero no en el suelo
verde oliva catalogado
pulcramente como variados especímenes
en mala réplica de la
Suiza deliciosa y fríohaciente,
de cronometrías exactas y rancias
aristocracias crujientes,
la de las gélidas finanzas
de las más razonables y
civilizadas bestias
y
elocuentes,
una criatura indígena agoniza
en la otra orilla
del río indiferente;
la cera de la sangre empieza a cuajar, el foco de los ojos se difumina,
el aire se entretiene entre telarañas,
los brazos de su madre se
debaten, inertes
en los ojos que sólo de
tristeza y angustia le dan su leche…
pavoneándose también, pasa
un poeta,
y piensa, si un cascote de
níquel le extendería una receta médica
“Eah, disculpen
ustedes,
Alférez, sargento,
coronela, teniente:
Tómense una foto
junto a éste marco
Espléndidamente patético
de pretéritas épocas
Luciendo sus flamantes
cuernos como cetros
¡sentimientos!
Para el álbum de
momentos memorables
Embistiendo la
fortuna,
En que se refleja el
aura de la muerte
Acariciándoles las
gordas egolatrías
Mientras se disuelve tras
su tinta de calamar
De la seguridad y el
orden…”
“Amable ciudadano,
Agradecemos enormemente
su gran ojo avizor
Y su balancín virtuoso
de la suerte
Más, acaso, es que no
se entera su sabio mirar
Del nuevo orden -el
de siempre-,
Que en la lucha por
la vida no hay almas
Ni hay sus-tratos, de
lo que se sostiene;
Por la cloaca de la
existencia sólo sale lo que puede
Y se refleja -si
quiere- en los kepis o en el pis,
En las vidrieras, o
en los plásticos hilos
-de su voluntad
depende-
Que tejen sedales
para pescar la calma
Y los besos y los
resuellos y las decisiones firmes;
Así que, piérdase,
antes de que tema usted
Comparecer ante
nuestros jueces”.
Ps.: Esta postal vale sólo
como re-presentación enviada desde el éter eterno a la superficie del plasma de
lo existente aparente, como estímulo de sensibilidades rebeldes y reluctancias
al uso. El nudo del llamado mundo ya se ha deshecho, ahora lo llaman quásar o
hueco negro.