viernes, 9 de octubre de 2015

AUTOGOLES DEL AMOR


Dos a-cero nos ganó ayer el amor
¡Qué triunfo más bastardo!
destellos de aurora en plumas blancas de pájaros negros
driblando sobre enconadas ansias
Tú y yo, pisoteándonos, llenándonos de faltas
mientras, el filo de un dios, Teó-filo cotizado
halando la soga de la noria de la felicidad
con el amellado el filo del riesgo agita el agua frenética
para bañar de hermenéuticas herméticas
a muchedumbres zurumbáticas.

¡Tú y yo!
Qué multitudes enfebrecidas de imposibles
vitorearon nuestro espectáculo?
Se estremecieron las redes de tu corazón
cuando mi balón de amor surcó tu espacio enigmático?

O fue sólo que tu piola-lengua de camaleón le hizo creer
que era libre igual que un río en gestación
en las entrañas de la novia de los pastos, las flores y la palma?

En qué ligas de sangre entamborada
va a defender ese presuntuoso amor su campeonato?

Qué oros va a lucir y que acordes embriagados va a bailar
en la copa sostenida en aire de tus manos de gato ciego
tanteando en el cielo vacío de un cajón claustrofóbico?

Que hebra incierta va a amarrar a nuestro pasado?

¡Ah, triunfos del amor!

¡Ah, autogoles de hados!

¿Tenemos la culpa de qué ese estúpido Cupido se avergüence
de en pelotas presentársenos?
¡Qué se vaya a su cielo donde le ponen pañales las nubes
y leyes de paradoja hacen de árbitros sobornados!
Nosotros estamos bien en el fresco de la hoja estremecida
luego de que la canícula ha escrito en ella sus notas brujas.