REINA
DE TUGURIO
Ay,
siempre soñé una reina para mi tugurio
Y
como la divina Elena tu luz hasta la médula
Penetró
los recodos más profundos
Que
en la flauta de tu voz todas las ratas
de la esperanza
Se
lanzaron al abismo Hamelin, de tu coño río de leche y miel
Quiero
decir, a la corriente sonriente de tu sencillez
Sin
que Paris importe y su otro florido delirio
De
rozagante rostro y linaje regio pues hay otra flor
Que
no envejece aun cuando el tallo esté arrugado y mustio
Siempre
que se le inyecte savia tierna y dulce
Hervida
al fuego del caldero humilde
Que
cuece, tolera y besa la tormenta
Con
arena de otro desierto más tranquilo
El
que mira las manos laboriosas y aporca mis desmayos
y
los tuyos guarda en las beduinas caravanas
para
asaltar los días más inciertos
y
llevarlos al oasis-espejismo
de
la soledad en compañía que abre sésamos
donde
se derrochan tesoros anodinos.
Ay,
y hubo un día en que todo se deshizo
Se
hizo el sueño en medio de la pesadilla
Realidad
de dos por cinco y ninguna apuesta
Y
me llevó por calles tontódromas multitudinarias
Sin
afugias de páginas sociales o censores de justicia
Y
felices hicimos el pollo asado sin tocar un dedo
Y
usamos ajenos Wi-fi y nos tiramos pedos
Y
dejamos que el cielo decidiera
Pero
no nos pusimos de acuerdo
Y
su cuerda se sintió más fuerte
Y
cruzo la orilla de Rubicón considerado
Y
me dejó de lado
Cuando
le propuse que hiciéramos un perfume
Que
todos olieran gratis y con desgano
De
envidia o decepción de actores malos
Y
volvieron los ratones pero resentidos
Y
desesperanzados y se instalaron
En
la madriguera de una bruja
Que
creyó que se le había agriado el caldo.