martes, 25 de mayo de 2021

 


CALI

ANALOGÌA FISIOLOGICA PARA EL ANÀLISIS DE UNOS BLOQUEOS


¿Habrá algún organismo más completo y perfecto que el organismo humano? Todas sus funciones, todos sus componentes, todos sus alcances están íntimamente conectados. Dependen de un sistema nervioso autónomo (aquí, es curioso y pertinente anotar el contraste misterioso de esa autonomía que conecta los conceptos de origen, evolución e historia y su relación de horizonte con la perenne oposición de contrarios y el caos). La gente nace a la vida y, excepto por su propia naturaleza instintiva, que le obliga a cuestionar su angustia vital y su lucha por vivir cada vez más estable y cómodo, según su circunstancia le vaya planteando obstáculos, pocas veces o pocos individuos se cuestionan por las raíces profundas de lo que existe. La sociedad pareciera haber existido desde siempre y todos los productos elaborados de convivencia, intercambio, relación parecerían surgidos por generación espontánea. El país está viviendo una situación de confrontación con características de naturaleza exacerbada, como cuando la corriente de un río se ve obstruida por alguna circunstancia contingente, la caída de uno o muchos árboles, un deslave, una avalancha; el agua se ve impedida de correr y se va acumulando una fuerza que se constituye en dique y, contrario a cuando ese dique se da por cálculos y con una intención precisa, tendrá que llegar el momento en que la fuerza de oposición contingente se verá sobrepasada por la fuerza de acumulación dinámica. La diferencia es que el dique es una circunstancia adventicia, en cambio, la situación de la sociedad del país es una circunstancia producto de una serie de oposiciones entre el discurrir -desnaturalizado- del agua de la convivencia y los árboles, las piedras, el cieno estructural son precipitaciones debidas al deterioro climático cuyos ciclos de estaciones ha colapsado. Ahora bien, dado que el horizonte de nuestra reflexión es el de una analogía fisiológica, en la que, dados los particulares sucesos de la ciudad de Cali con una confrontación doméstica y local en la que los naturales estratos, unos de mayor resolución socioeconómica que otros pero todos subsumidos en una única categoría de ciudadanos, están configurándose como un calambre, como una anomalía del organismo; de modo que, adentrándonos en una imagen cuasi anatómica, para nuestro cometido nos situamos en la imagen de un brazo. El músculo del brazo propiamente dicho es el que hace la fuerza y lo constituyen los estamentos empresariales, industriales, comerciales, pero resulta que, en la coyuntura, en el punto donde antebrazo y brazo se articulan para dar paso a las órdenes del cerebro a cuya voluntad del individuo es mover, mediante el agarre, las cosas para organizarlas según propósitos, acción en la que el pueblo, los estratos anteriores del edificio social, parecería que las manos se están moviendo solas, autónomamente, en una “irracional acción”; la coyuntura no está dislocada pero el calambre está sintiéndose cada vez más fuerte. Las causas de los calambres son variadas: Desequilibrio electrolítico, exceso de tensión, fatiga crónica, etc., etc.

Para éste redactor la institución y la prostitución están íntimamente ligadas: pro-(in)-s-titución, sólo que, llegado un momento en el que el trabajo “sucio” permite que los réditos se usen en el forjar una imagen decente y acceder a una vida “ordenada”, entonces las distintas fuerzas se articulan y dan lugar a la coyuntura; sólo de algunos en la familia mamá se fía, ma-fia. Es lugar común en el imaginario colectivo que en el Valle del Cauca los núcleos mafiosos son cada vez más numerosos y que la infiltración -y aún más la dependencia- social permea las capas más ilustres y conservadoras del colectivo. El cerebro de la sociedad, según el orden ideal envía órdenes de coordinación y justicia y el código de justicia es el mismo para todos: equilibrio, sólo que según la ideología de cada núcleo se aplica. La parte declaradamente mafiosa que intenta articularse con la parte “lavada” está aparentemente poniéndose del lado de la fuerza que ha constituido el dique ¿acaso no corren los arroyos surgidos desde un manantial y escogen caprichosamente su camino? He ahí uno de los misterios escatológicos y ontológicos de la historia, pero la historiología ha retratado durante largos años la serie de sucesos de abusos, de explotación aviesa y taimada, de retorcimiento absurdo de la ley de la necesidad a que se ha sometido la mano para la industriosidad de la nación