jueves, 22 de octubre de 2015

TRIUNFO DE LOS POETAS



¡Quièn lo creyera!
el nacimiento de los poetas
cuando la expulsiòn del paraìso
los innumerables hijos de la Nada y Eva
perdido el don del flujo del rìo de la prosa
empezaron a recoger retazos de agua estancada
para canalizarlos por un nuevo surco
entonces la luz y sus agonìas
alumbraron los peces sobrevivientes
enterrados en el barro de la sequìa
y se anotaron al curso del azar de cada inundaciòn
hasta que se les permitiò graduarse de vampiros
para acechar la yugular de la verdad y la mentira
Platòn para denunciarlos hizo la Repùblica
Paideia de sofistas
y ellos para refutarlo se inventaron la mùsica
pero no la bautizaron ritmo,
la pusieron MAGIA
mira-lo-hago, mago
desde entonces los pescadores del fuego hacen espejos
sin preguntarse por lo que sucede cuando la llama
toca el altar de la arena y la besa e-n-ara
¿quièn, què se esconde detràs del reflejo?
Papà-gallo mas entonces, los mayordomos
de las puertas del paraìso, los filòsofos
celosos de sus cesantìas
-no responde ni el dueño ni el concesionario-
vacaciones pide el abogado
se inventaron la razòn y patentaron la epopeya
y pusieron al perro de blasòn
en el que los pàjaros picotean las migajas de la onomatopeya
las cuerdas de la cordura se instalaron en la garganta del pentagrama
desde entonces el grito de la carne y la sangre
babea hermenèutica

RESPUESTA A UN MURO


"Sonrìe, yo invito", dice el muro
como si las paredes recordaran la intenciòn del estilo
cuando con beso aèreo de sol acarician su petreo destino.

Allora ¿De què os quejaìs cuevas de Altamira
si no dejàis de ser grutas por màs que pintura?
ponèis menos alta que ellas la mira
Sì, que que la simiente fuerte, el fenotipo
como si la debilidad no supiera màs de paraìsos
entonces apuntaìs el tiro a la chequera
-¡que no sea pequeña ni mendicante!-
y despuès denostàis de nuestros faros enhiestos
mostrando a vuestras goletas el camino a muelle sosiego
decìs que siempre os dejan a la vera cargadas
para dar festìn a los peces de la desgracia
y que escurren el bulto a dar de mamar la ternura.

Ah, de las lucièrnagas que navegan en las noches
sin parar mientes en el lucìferaceite de sus làmparas
chocan con sus lucièrnagos y le dan fiesta al silencio
se olvidan de interpretar la plegaria de las cigarras
y el diario del dìa en su embriaguez no publicita
todos los hostales para agonizantes del sueño que alberga la hierba.