En la profunda puerta de los sueños
se reúnen tus capitanes
a beberse el vino de tus enemigos,
su sangre
fermentada en éxtasis y delirio
mientras, los generales
en lo alto de la universal colina
de la nada donde el todo se juega
a la forma y la marea del sístole y el diástole
te enseñan las trincheras y encrucijadas
donde sólo hay estiércol para embarrarte
entonces tus capitanes bailan
y exhortan a sus bravos peones
soldados de la sonrisa y el donaire
que abrazan a sus doncellas Bondad y Astucia
y las ponen a acariciarse
pues, dicen, dejemos que se haga sola la batalla
los yonquis, los blasfemos y los idólatras
no sueñan, se enredan en su maraña de delirios
convocan a sus fuerzas casuales e impensables
igual que una partícula de historia coherente
cambia el spin de un esclavo electrón
que se torna, de pronto, felón, mercenario
de una causa ineluctable
a la que antes llamaban gracia y providencia
y ahora sólo testosterona robada
de pobres huevos conceptuales.
Así que, por ahora, bailad destellos de luces
de los velos de las musas, espejos frágiles,
podemos ir quemando las naves,
mañana será otro día y otro el fragor
¡¿leíste bien, o mal las páginas vesperales?!