VÍSPERA DE
CUMPLEAÑOS
Este
señor no se acuesta con las gallinas
Pero
llega sólo dos horas más tarde
Y
se estrena con anticipación la desnudez
del nuevo día
Echándose
encima con gozo el agua tibia
de las cobijas
Pronto
se enfría; ¡qué desdicha!, se dice
tener
uno a estas alturas que aguantar
peroratas
de viejo taimado en la caja tonta
pero
esta vez sí que se la ha hilado bien delgada
el
desgraciado Papá Estado, Señal Colombia
editando
su biblia de pobres,
chinos
que los estafan con la universidad
niños
que salen de la cueva por primera vez
resbalosos
y ensangrentados
para
morirse a los dos minutos
date cuenta
lo que tienes…
nosotros,
en cambio,
mamá
era adolescente, también
y
bella
pero
me amarró bien a su condenada esperanza
con
la tosferina, el sarampión
y
las treinta y dos semanas…
Sí
señor, este señor es fuerte
Como
una vara de caña brava
Y
programa bien el timer
De
las paparruchas dosificadas
En
sueños profundos
Pero
esta vez es un asalto de la cafeína
Una
escafandra musical burbujea
Entre
el éter de las estrellas
Y
le despierta
Los
sueños de mandarina
El
desgarro somatizado
Del
músculo bíceps derecho del brazo
De
tanto halar la pesada puerta
Que
se desliza en un perfil poco profundo
Y
que el invierno anega de arena y piedras
Para
dar paso al coche de un patrón indolente
Le
da por el mismo lado
Que
hace veinte años
Sólo
que en aquel tiempo
El
dedo de la mujer sabía
Mover
el hilo de la ilusión
De
la marioneta
Con
arte y desenfado
Entonces
el tic-tac del reloj
De
la cama del piso de encima
Empieza
a dar una hora conocida
Pero
casi olvidada
El
cha-ca-cha del tren prende motores
Rumbo
a una tierra devastada
Doce,
catorce horas
Partiéndose
el lomo contra una cabrilla
Una
estación intempestiva
Los
viajeros no tienen afán
Se
abrigan de la lluvia del deseo
Con
la manta de la palabra
Chuparse
un cono cremoso
Coronado
con guinda morena
-morder
sin romper
Para
poder poner a destellar las estrellas-
lanzar
la moneda
De
espaldas, con la lengua
En
el pozo de las desdichas
Y
que la recoja después el casero
Con
la mano derecha
Se
la gaste en cinco avemarías purísimas
Que
estamos en cuaresma
Y
repita la tanda que está abierta la tienda
De
las películas diarias
Guión
escrito y dirigido
Por
el piso de Susuerte, Su-red
Que
se elevó por encima de su majestad el pié
Trastabilló
el rey
Pero
no cayó de rodillas
Por
eso no agarró el número
Que
se enroscaba en sus albricias
Al
menos Bukowski tenía romances diferidos
De
amor y muerte con la mafia
De
los caballos
Iba
hasta su casa, el hipódromo
Los
observaba, analizaba, los estudiaba
Y
finalmente les estafaba
Un
mínimo de su numen con números
Que
le reportaban putas y gordas
Sumas
de dinero con aire de condesa
Y
editores y vecinos amables
Y
vinos caros untados de leucemia
Y
setenta y tres ruedas
¡válgame
Dios!
Reencauchadas
hasta el hartar…
De
pronto este señor se da cuenta
De
que son la muerte menos cinco
Del
sexto piso
Del
séptimo o del onceavo
Pero
en adelante
Son
la muerte menos cinco
Entonces
se dice:
«Hay que
deshacerse rápido
De ésta papá
caliente
“El
padecimiento continuo”»