Volví, dijo Wislawa
Zcimborska al oído de mi embriaguez; volví al prado frente al Trivento Building’s
trust, donde me dijiste adiós. Y aún no quieres creer que te amo; aún te
empeñas en seguir errando en ese tártaro con sol. Y mandé esquilar todos los tréboles
entre ellos todos los de cuatro hojas para que nadie más se encuentre uno como
el que te hice encontrar ese día. Allí, a unos metros te dejé un regalo. Y aún
no quieres creer que te amo. Lo buscaste ayer desesperado; lo habías dejado
junto al banco de los sueños donde conversamos, la almohada. Y aún no quieres
creer que te amo. El humilde lapicero con unos últimos estertores de tinta con
que has escrito los últimos poemas. Y que importa si soy yo o no el ángel que
persigues, por fuera y por dentro, en su carne y en su alma, de día y de noche;
en el segundo y en el instante; en el estornudo y en el pálpito y en el orgasmo,
en esa chiquilla. Y aún no quieres creer que te amo. Y le pides a ese borracho,
Dylan, que te ayude a tener una esposa como la suya ¡qué risa!No aprecias, no,
no aprecias la tinta indeleble con la que escribes en tu corazón y sólo a mi me
dedicas. Y aún no quieres aceptar que nos amamos. No te da pena ajena todo lo
que Dylan trae tras de sí. No paras mientes en la pobre miseria de Sir Kingsley
Williams Amis y toda su cohorte de bandidos. Y aún quieres ser como ellos.
Poner el diablo del ego y la maledicencia a tu servicio. Ay, no voy a decir
más: Tu gracia y tu inocencia persiguen hace tiempo el verso del pobre Ezra
Pound “váis a acabar muy mal, cantos míos”.
domingo, 24 de septiembre de 2017
TARANTELLA CON MORDISCO
TARANTELLA
CON MORDISCO DE LA SAL
Yo
te busco no te encuentro aunque te llevo por la mar
Y
es que sabes tu perfecto que lo que te quiero es amar
Más
no en viento como el cuento del viajero en la postal
Y
tampoco yo te espero en el te quiero de pantalla celular
Con
la rabia con la carga yo te quiero como el viejo a su animal
Y
aunque sea que el mordisco del escualo de tu vanidad
Sea
en mi esqueleto el de la foto al final en Instagram
Yo
te quiero en el intento y en la rabia y en el fuego de tu sal
Soy
sagrado soy el amo del anzuelo y tu vas detrás.
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