martes, 27 de octubre de 2015

DANIEL DE LA BIBLIA SATÁNICA



Es tuya esta triste felicidad que siento
porque suena el viento como un arpa desmañada
pero no me alivia, porque no es tu alma
la que yace desmayada
aunque el espejo que pongo en tu boca
sin mi mano deja que otro dedo dibuje
una tranquila palabra:

con algarabía mayúscula
que me invita a consultar
la biblia satánica
el otro Daniel:
Ay, no sabes, hijo
que también en el perfecto libro de mentiras
la red del rey sin perfección y con nobleza
de photoshop se mimetiza y maquilla
pues a ti te enseñaron las letras crípticas
pero no te hablaron de su creativa álgebra
y si te hablaron te hablaron como monstruosa quimera
y a tu papá pusieron de ejemplo

Puede ser cierto, pero no vale la pena
la física pura o que
en clave de teoría puedas burlarte
de las imágenes del holograma
y acaso puedas saber como es que la falla del staff,
Fallstaff mata a Shakespeare
pero no puedes adivinar
si yo estoy tras la cortina
por eso, aunque pobre yo estoy en la corte
y sé cuando está vivo o muerto el gato en la caja
aunque mi cadáver haga brotar millones
del las tripas del Pinball
esta flecha encendida la envío
a tu torre all-men-had-a
por mi reina de Troya.

DUBLINESCA PARA ENRIQUE



En-què-ir, En-ri-que
cuando el tiempo Vi-l-a-Mata-s
a la teoría del futuro de la novela
y, tal vez, ya no exista esperanza.

Tu Samuel ya no es sumo sacerdote
luego, de qué intertextualidades hablas?

Sí,quizás las conexiones
con la alta poesía
pero, no es hoy su filiación más baja?

Double-in-escas sendas
ya por siempre paralelas
sólo que la polaridad
cambia cada tanto de reino
para que Fénix surja de nuevo
sin olvidar el significado de sus cenizas.

Se arruina siempre el amor
pero el ermitage siempre guarda
en alguna parte
el eco de su concha marina
y el reloj sólo sirve para que recuerdes
que algún día el tren del corazón
escucha el anuncio de la partida.

¡Ah! pero es bueno que tengamos ídolos
porque volver a casa es siempre
una buena baza.

Sólo nos queda cabalgar en el vehículo: La letra
y rogar que no nos abandone su espíritu
aunque nos abandone la fuerza.