lunes, 9 de noviembre de 2015

LAS HERMANAS DEL MEDIO DÍA



Esos ojos,
esas bocas,
esos rictus
y-eso
ese tiempo detenido
esa figura de yeso
cuya venda sagrada se puso la muerte
en sus cuencos fijos en el frío
de mis ojos en los ojos del televisor
ese sol encerrado
en un cuenco pequeño y profundo
titilando como el instante de un latido
esos hermanos -y hermanas- míos
que aún no estrechan mis manos
y tampoco piensan en el vaso frágil
para regarlo con el manotazo del dolor
y que feliz la roja flor
de correr por el tallo tibio
sin saber
que cada 6 de noviembre
una tarjeta escrita por una mano monstruosa
recibo acariciando sus nombres
y la corona de perlas sobre su frente
muertos y desaparecidos
y Caracol tardando en cumplir treinta años
-¡vaya tentáculos!-
y dejarse entrar en el sótano de la dama
mancillada
JUSTICIA que gatea sobre mis rodillas
miedosas, infames y cínicas
de andar en el fango
YO, mi hermana presumida
dormida en sus laureles
merece mi embate ignorante
noche de silencios escrita en mil libros
que hablan de lo mismo
ama y haz lo que quieras
no hay código
contencioso explicativo:
Si ya salió la flecha
de la casa perdida de Ulises
¿por qué tiene que llegar primero la tortuga
desde el precipicio?

II
...no todo es tan lindo
y sí es tan triste
el musgo del Inca y del Chibcha
y del Azteca
mullo debajo de mi lengua
sin poder escupirlo
porque sabe a trapo de tropa
intransigente que se arropa
en una bandera neblinosa:
in-s-ti-tu-ansiachamuscada
aunque me mantiene
en el camino bordeado
del precipicio odiado
de la esperanza
otro mundo
siempre el mismo dolor que escatima
el cepillo de mis dientes podridos.