viernes, 30 de septiembre de 2016
BORDANDO
Toma otra vez el hilo y la aguja
borda, no importa
que dejes a medio hacer la figura
estamos frente al cañamazo, la pantalla
¿qué ves? mientras avanzas
te seguimos en modo realidad
haz hecho click en el ascua de la cuzca
Ahí está, el ser perro
can-cer, cer-ca-n
no hay cercas, ladra, persigue
muerde la terna
nacer, vivir, morir
contar, rendir, morar
¡qué estúpido!, mirar, ir
volver sobre los latidos
asumir
las consecuencias
de ser y no ser
de vivir muerto entre los vivos...
El túnel de la cuzca se acabó
hay un filtro
moral en retén de las consecuencias
tablas de la ley derrumbándose
en la corte principesca...
Espera, no te duermas
hay una mica que dice llamarse química
alzando la mano en el pasillo.
martes, 13 de septiembre de 2016
VIÑETA CON MARIPOSA
¿Qué puede pretender una simple mariposa que se posa sobre el diminuto brote que emerge de la fractura del pavimento de una calle de barriada pobre de una ciudad apacible y culta? Es curioso; el brote es la colonización híbrida del suelo de dos familias, la una, cuatro, cinco simples hojas; la otra, el simple tallo que se corona en una flor de diente-león no liliputiense sino micro suficiente, apenas un escaso milímetro. eso sí, hay que reconocer que es una vulgar mariposa; no es ni una monarca ni una macaón ni una de esas que se anticiparon a la era de las formas geométricas bizarras y lo s colores ácidos, es tan vulgarmente común, que si su color, conocido en todo el mundo, fuese color amarillo-pollito, todas las demás de su clase dirían; ¡Y esta malparida. Se cree venida de otro mundo! y si fuese de color calostro, dirían: no le alcanzó la yerba para hacerse la diferencia ¡entelerida!
Se posa la mariposa, como es natural, sobre la flor -aunque garosea un poco sobre el verde menta de las hojas-, como un viejo verde estrechando la mano de una dulce damita. Como las mariposas no usan pantalones, se deja ver como un simulacro de operación de ganchillo, un escarbar en el útero del aire, una de esas formas de estimular que tan bien conocen las lesbianas.
No puede ser otra cosa, la mariposa posa para la lente del artista cuando el entorno está pletórico de flores normales, árboles corrientes y energías naturales; sino le haría a la flor una felattio. El lío es que no nos da su Facebook ni nos ofrece la oportunidad de defendernos de sus twets; tampoco hace ostentación sutil de sus seguidores o insinúa la egolatría de las formas de monetización digital, es decir, no se muestra Youtuber. Acaso esté ofreciéndonos una mano: poeta, hueles en el aire los aromas de natura, tanto físicos como metafísicos, de donde procede todo asombro y toda filosofía; la ciencia es su pobre tejedora de coronas.
Pero bueno -el poeta se atreve-, tómese algo con nosotros; si quiere, algo que se parezca a su orgullo, un yogur ya que no debe necesitar alcohol con esa propulsión a chorro que tiene en su abdomen. Hace rato ha aparecido en escena un vendedor por encargo de tiendas. Tranquila, estamos solos. No hay forma de que alguien pueda terciar. Ni siquiera esos vecinos y vecinas que van desgranándose como la llovizna de septiembre. Esos que no siendo cultos detentan la elegancia que no conoce el escándalo, pero con el triste atenuante de no ser como las otras colmenas: Se apiñan y se entrelazan y se zanganean sin parar mientes en obreras o reinas o larvas. Los hormigueros desafricanizados al menos tienen el viático del diseño para proliferadores y el sagrado derecho de la intimidad.
De pronto un cataclismo sobreviene -más por un revolcarse interno del aposento moral que por una apetencia de la caldera del magma primordial-. Como el espacio de tiempo entre el silencio después que se escuchó en el aire universal el lamento Dionisos ha muerto y la no prueba fehaciente de que haya advenido un nuevo reino, causó una confusión y segregación enorme de la armonía, Celema, el vendedor, ha dado un paso, Sé-el-lema de los velos entre la noche y el alba. Sé de la leche que no sabe y sin embargo a todos engolosina.
viernes, 9 de septiembre de 2016
HOSTIGAR LA LUZ
No me hostiguéis, negras fuerzas
tormenta revolcada contra sí
dejadme fuera, soy pura luz
no podéis contenerme toda, en tí
atmósfera
al fin, que pretendes disolverme
en autodestrucción
en tu espejismo de nube negra
total, siempre voy a ser ave Fénix
que aletea sobre tu cenizas.
No me persigáis, locura de las formas
que cada vez que me seduces
tengo que ver mi rostro puro
-que nada tiene que ver con la limpieza-
arañado por tu zarpa sin boca
pero hambrienta de un descanso
el alma esta en el fondo de la forma
como el oro en la mina, qué importa
que hecha la disección
solo haya un acto de fe
la fe-en-la-horma, forma
espejo mudo de un dios petrificado
música que baila en un suelo sin tangas
deshazte, por fin, en tu llanto furioso
recrea tu esperanza en la raíz expuesta del árbol
y rumia tu hipótesis fallida
de cómo preñé el cadáver de la semilla.
II
Concedo, razonas
lúcidamente
pero no soy yo
quien hoya tu hueco
mariconería,
negro contra negro
paso derecho
ni su sucedáneo, natura
yo, cautiva en una celda de sangre
deshaciendo el camino en la sombra del recuerdo.
III
Tercio excluso
me instigas, curiosidad
exceso de salud
que ara los surcos del poder
más ¿es otra estratagema,
otro intento?
para instaurar un proceso de paz
solipsista
de la guerra perdida
siempre
disolver el misterio
de luz y sombra deshaciéndose mutuamente
en un nuevo espejo sin reflejo
CACHIFO
Crees que no nos
damos cuenta
de cómo hacéis vuestros
poemas, poeta
de hoy, de
siempre, mañana no espero
medio borracho,
sin mucho esfuerzo
como si frieras
unos huevos.
Y tú, crees que
no se dan cuenta
mi pavimento,
mis hambres
y mis soledades
acompañadas
de admiradores
impíos
y mis silencios
de tu manera de
manejar el circo
de cómo sobornas
a tus sirvientas y lacayos
para mantener la
casa presentable
y decidir sin
sombra de aprehensión
si soy digno
de ser
calificado poeta o artista
o simple cachifo*
de antojos
plebeyos
mientras, no le
escribes un solo temblor
a tu molicie
al espejo roto
que deja ver
la fatuidad al
fondo de tus instantes.
* La palabra Cachifa es bien conocida por los venezolanos, es una palabra utilizada para referirse al personal doméstico
MORAL Y AMOR
Yo no quiero defender, Señor, la moral
quiero defender el amor
porque para mi me tengo que no inventaste la moral
la moral la inventamos nosotros
para justificarte el pedestal;
si hubieses inventado la moral
serías un ser malo
y entonces, qué más da
un ser malo que me domina en lo que no aprendo
o uno que me somete todopoderoso;
yo defiendo tu amor, el-morar,
el arraigo
que avanza en su nada
y se sostiene de tu mano
podrida de focos, infecta
deja la moral para esos
que manejan una pelota engolosinada
de vanidad, de miedo y mentiras
esos, esos no aman.
***
Quieres que me aferre a la edad-de-pi
Piedad?
Lo siento, tengo que aferrarme a la fe-de-erratas
porque la edad-de-pi es de-ígnea-edad
Dignidad
y dejaste que el acaso te levantara las faldas
me aferro a la fe-de-erratas
erra y yerra entre ideal y ratas
porque aunque las ratas no me dan su secreto
de ideal porque les temo
ellas nacen donde no llegó la luz
y divagan
GORRIÓN
No eres hermoso, gorrión
y sin embargo eres famoso
hecho de ceniza, óxido y luto
capoteas la vida con tu secreto iluso
el comienzo de la vida, a-ve
en lo alto de la colina
¿quién descubrió que el aire tiene autopistas?
dos hojas se saludan con gestos de adioses
desde la eternidad que les salva el cartero del ojo
y el resto de las hojas estatuas espectadoras, incólumes
¿cuáles edificios delimitan los valles del aire?
Dinos, copetón ¿por qué te erizas?
cuando nos baña a todos la tromba
que enloquece a la veleta
surfeo en tus olas, dice la mosca
pero, qué hay de tí, nombre desconocido en París
afrechero
arrecho-por-la-fé-del afrecho
hay pilones más finos para pilar el maíz del canto
¿por qué crees que es de ocaso el color del gallo?
¿por qué crees que pierde la identidad la piedra
en cuanto piensa?
son listas los lutos del ajedrez de tu cabeza
¿cómo pueden leer entre renglón y renglón
el luto, el ojo y la ceniza?
si el ojo de la piedra vive
pero en la ceniza habita;
y porque las alas difuminan en lenguaje
el ocre, creo?
¡cuántas albas quieres que te diga!
NERUDA Y EL PADRE
¡Ay quién diría que pienso con amor
cuando pienso en mi padre
y pienso en Neruda y no los comparo
como a la torre Eiffel y la torre de Pisa.
Quién, quién va a asentir
cuando lea que yo decía, gracias a él
que inteligencia también era
no tener prisa para hundirse en la dicha
de conocer la voz del silencio
de tocarle los labios al nombre más callado
que para más señas tenía nombre de mujer
y rezuma leche fría, de las leches la más fría
Ay, y sin embargo ¿quién iba a a creer?
que fue tonto cuando huyó de la voz
que me alumbró
siendo que interpretó el mapa del tesoro
de la sincopa
afán y silencio copulando
en los engranajes de la melodía
quién iba a creer que arrodillado
ante el ídolo destruido, él, el iconoclasta
había erigido el altar que Babel
nunca reconoció como suyo
la lengua del amor y su fuente
la música
cuando pienso en mi padre
y pienso en Neruda y no los comparo
como a la torre Eiffel y la torre de Pisa.
Quién, quién va a asentir
cuando lea que yo decía, gracias a él
que inteligencia también era
no tener prisa para hundirse en la dicha
de conocer la voz del silencio
de tocarle los labios al nombre más callado
que para más señas tenía nombre de mujer
y rezuma leche fría, de las leches la más fría
Ay, y sin embargo ¿quién iba a a creer?
que fue tonto cuando huyó de la voz
que me alumbró
siendo que interpretó el mapa del tesoro
de la sincopa
afán y silencio copulando
en los engranajes de la melodía
quién iba a creer que arrodillado
ante el ídolo destruido, él, el iconoclasta
había erigido el altar que Babel
nunca reconoció como suyo
la lengua del amor y su fuente
la música
miércoles, 7 de septiembre de 2016
BRUJOS
Perfilados están
en la esquina el brujo y la bruja
ella y sus
mechas recién ungidas con la bendición de la ducha,
en pijama aún
con primor enfunda el sueño auricular
que años ha solo
era telepatía
y con un beso
agradece que él anoche en su estuche guardó
todavía
de la vida el motivo
eterno
!te escucharé a
la hora convenida!
Mientras, el
sol, que en su cama montañosa se despereza
sonríe y en la
cola de plata del baldado que camina
deposita la
nieve legañosa de sus chispas;
pesa en la
espalda la moral del morral que caída
en sus senos aún
voluptuosos desvaría
y se engalana en
sostén de sus corvas varicosas desvaídas...
Ya ha plantado
el rey su pie en el eléctrico asfalto
las gélidas
ansias subterráneas pitan por un trafico
fluido
pero una mosca
motorizada avisa: !aguanta, que es mi turno!
tengo un pedido
de bitcoin que no puede dejar que se caliente el sistema
y un viruscoop
que entregar para dar equilibrio;
un embrujo
veinte años mas joven balancea palmera
su torso al viento del acaso
y se apea de aborigen con su coco de licor iluso
un padre de
familia que divide dividendos
entre los años
idos y las islas margarita,
alta gama de
latón y parabrisas
que en los
confines de la lucha extienden sus garras dulces y perdidas.
IRONÍA
..
No iría, ironía
si no fuera
porque me
muestras
tanto de cerca
como desde otra vida
que el camino
que me muestras me toca
igual con la
muerte que con la risa
a la que el
garboso resiste y el crápula
desperdicia a
sabiendas que son otros
los aires que
cada instante sin remedio
se respiran a la
vera de la calavera
o a la tibia
caricia que como una dama
nos regala la
sonrisa.
entonces, sabes,
temeraria y enmascarada
que quien
tiembla de último tiembla mejor
después de las
gracias que te da el musculo débil
cuando la dama
reconoce que le devolviste la vida
en un resuello que ya no te da miedo
como cuando la
jauría te respira en el cuello
el diente
indiferente le detiene
aunque no
divulgue el secreto
de que ladra de
desespero y no de rabia
tiempo tiene
tiempo
y tu ya no
tienes vida.
CUADRO DE BEBÉS EN LA TIENDA
CUADRO DE BEBÉS
EN LA TIENDA
!Yeah, qué hay,
nena!
palma al pecho
!qué karateca!
Hi, niña...bella
dicen por ahí,
tu sabes, las reglas
que eres negrita
pero no veo nada
que no me agrade
en diferencias
¿qué te parece,
los treinta meses
que llevamos
fuera de la poceta?
Tibia no es, ni
clara, la lengua
y, ¡vaya, qué
energía tenerte cerca
de lo que
sientes!
¿cierto que
piensas?
suenan los
pitos, los árbitros
viejas pendejas
nuestras mamás
-dile que eres
bella
-ya lo hicimos ¡qué te piensas!
Más tarde la
caja loca tonta
dos de los nuestros
dizque hacer
streap tease en pañales
!qué idea! y
cobran
negro contra
blanco
dame de tu
helado
paciencia con
las embestidas
!que gallardo
eres! varios fallos, risas
y tienes la paz
a tus pies
te acuerdas de
la teta?
no hay mayor
burla que lo esquivo de la ubra
hay argumento
válido para tu asombro?
mira que el
testigo de pena
se está
mordiendo los labios.
DOLOR
Hora de
definiciones, amigo
qué es más
fuerte la piedra o el aire
la tierra o el
humo?
porque si te
atienes a tu creencia
que el obispo
Berkeley se vaya contigo
no haz devuelto
la película
a la piedra le
importa un higo
está hecha
cuántas puntadas
necesita la nube
para hacer una
gota de lluvia ?
entonces, por
qué
tu hueso se
atiene a la me-moría
del dolor
eres o no eres
mente y espíritu
atente a tu SOY
no al Yo
ese pobre
recogedor de basuras
de la idea
si la puntada
del dolor te dijo, se acabo
fue entonces
porque des-hiciste el tejido ?
no, al tejido le
cayó parafina de azar
tú, tu vas por
tu camino
si el step by step
se te llenó de
olvido, deja
deja que la
voluta que da, voluntad
haga lo suyo,
el olor-del-loor es una ficción
mándala a que la recoja el mito.
martes, 6 de septiembre de 2016
SUB-LIMINAL
“O estaré internado en un asilo de beneficencia, feliz por la
derrota absoluta, mezclado con la gentuza de los que se creyeron genios y no
fueron más que mendigos con sueños, y junto a la masa anónima de los que no
tuvieron poder para triunfar ni renuncia bastante para triunfar al revés.”
Fernando Pessoa (libro del desasosiego)
“He conocido tanto fastidio de los indigentes de St. Thomas, como
los asentimientos y brillos de lentes de abuelita de Harvard Hall…en ambos
casos existía un deseo…de confirmar el valor y el significado del arte”
Seamus
Heaney
¡Qué tan pìnchado! ¿Quién, el ruso? Bueno, si
y no; porque si fuera el ruso tendríamos que estar hablando de lo común que se
cita en la filosofía; es decir, lo comunista. Puesto que estábamos en una
celebración, entonces en ese sentido sería factible lo común-ista, Digamos,
entonces un piradito. Si, tendría que
serlo, porque si tenemos en cuenta que
el pirado es lo mismo que un rápido,
entonces tendremos una figura, pero no exactamente. Un rápidito En cambio, si fuese el zuro,
que llegó de pronto, sin que nadie se percatara, entonces estaríamos
asistiendo a un juego de rompecabezas.
Estábamos asistiendo a una coronación. Digo,
estábamos porque cuando llegamos, nosotros solitos, nos encontramos con aquella
damita. Fue un acaso. Ella pasaba por nuestro lado y nos saludaba sin ninguna
razón. Vaya que era simpática. Tenía una frescura en la sonrisa que decía no es cierto que son lindas mis tetas?
Existía un antecedente misterioso. Hacía poco
íbamos, el solitario y yo, juntando aburrimientos con ocurrencias cuando, como
no aparecía ninguna interesante, se nos vino un pensamiento ocioso nacido de la
idea azarosa de que la medida del pie iba a ser exactamente igual
que la distancia entre esa manija hundida de la tapa de aquella cloaca cuadrada
y el límite de su configuración; no lo era, sobrepasaba al zapato: ¿Era Dios o
el hombre la medida de todas las cosas? Entonces, al momento, se apareció al
borde del camino una especie de respuesta: Una araña arrastraba, en reversa, a
una avispa que doblaba su tamaño. Como nos ha sido dado una especie de código
de la pobreza del lenguaje y la pobreza de sus científicos, entonces empezamos
a viviseccionar mentalmente a la circunstancia y a sus sujetos. El sustantivo contra el Verbo. La
araña sólo podía ser el ara-en-a, el altar del principio que profanó la
serpiente: Ara-n-a (~); y la avispa era Vi-a-ese-pa’.
Ese día nos fuimos muy sonrientes mi solitario y yo, guardando nuestros
misterios ¿a quién se los iríamos a vender; a los eruditos que manejaban cada
teoría de acuerdo a los presupuestos de los equipos de investigación; a la
gente de a pié que buscaba cada día más la dicha que la felicidad, el contento
que el conocimiento? Pero más tarde,
cuando nos dispusimos a tomarnos el postre de sombra de nuestro ayuno a la hora
del almuerzo en el “Parque de las aguas” se nos apareció el-pa’malo.
Aquella era una pileta que no tenía encendido
su motor de lanzar chorros de agua al aire al ritmo de cierta música en ese día
caluroso. Los prados que la circundaban gozaban de una deliciosa sombra que la
pileta no. Como era una especie de anfiteatro de media torta nos habíamos
sentado en una de sus graderías. Un par de viciosos se fumaron su porro a la
sombra del árbol que ofrecía su tronco leñoso y viril. Un vigilante del parque
vino a hacerles mala cara. Ya estaba autorizada la dosis personal aunque no en
lugares públicos y menos a mariposos. La pileta tenía una serie de pequeños charcos,
pero uno mayor. La paloma que se
revolcaba a sus anchas, defendía el territorio con saña de las otras
ocho que se acercaban con sus contoneos entre medrosos y desafiantes, fue a
acicalarse justo en el sitio donde los maricones se habían fumado su puro.
Habeís visto las palomas picoteando el suelo? solo comen símbolos sedimentados;
los pensamientos elaborados de los hombres que ellas metabolizan en su mollejas
con piedritas y arena. Las otras parecían jugarse los turnos en una ruleta
extraña. ¿Por qué Noé envió a una paloma y no a un cuervo a investigar después
del diluvio? y ¿Por qué existen las
palomas mensajeras? y ¿Por qué son un símbolo de paz cuando son de los seres
más belicosos y promiscuos de la tierra? Desde entonces la paloma fue el pa’malo y mucho más cuando al minuto siguiente llegó
una muchacha con aire de perdida que intentaba darle fuego a su pipa. Al mismo
sitio. Tenía una cola redondita y protuberante. Y los senitos respingones nos
recriminaban cada vez que mirábamos hacia su sitio. La llamamos; le dijimos que
tal vez no tenía bien abierta la llave de su candela como efectivamente fue.
Entonces nos contó que venía de aventura, pero que era minera. Le dijimos que
acaso no era que las mujeres tenían prohibido entrar a los socavones porque
traían mala suerte. Dijo que eran mentiras de los medios de comunicación porque
cada vez eran más las madres cabezas de familia que se aventuraban en la
obscuridad para traerse el sustento del oro (nosotros para nuestros adentros
sabíamos que el oro no era el te-es-oro).
Confesó que hacía cosas malas insinuándose
pero tenía la sonrisa pletórica de sarro que tal vez no le permitía lustrar el
agujero donde pagaba una pieza por días. Yo sé que la paz no es esa belleza que
nos pintan, nos dijo. Cuando se fue las palomas fueron alternándose para ir al
sitio a peinarse las plumas de las alas y la cabeza. Todas tenían que hacer su
número, una por una frente al charco. Nos
preguntamos quién y con qué criterios ponía a funcionar el motor de la
pileta. Más tarde, en el parque “Los
fundadores” dos palomas me amargaron el café de la coronilla de la divina
misericordia. La una vino cojeando y después de hacerme un visage alzó vuelo
hacia el edificio del liceo Isabel la católica. La otra me enseñó francamente
su muñón de la pata izquierda y se metió en un seto vallado por una cerca
metálica cuyos ramajes sin flores no me interesaban. La-fe.del-loor. Me había fracturado el fémur.
Pero también podría ser pa’-loma –¿para qué, entonces, podrían ser las alas?- y como no
eramos ni pa’malo ni del todo pirados, nos echamos a rodar loma abajo
buscando un mejor clima para nuestras tristezas. Entonces nos vimos en la plaza
central de la Villa-de-las-flores. Se
estaba, bajo el kiosko recién nacido de la imaginación del alcalde recién ido,
a una reina.
—
Ola, ¿qué hace?
— No, pues aquí, celebrando.
Si nos hubiésemos propuesto buscar algo de
nuestras ansias seguramente nos habríamos sentado junto a una vestal perdida o
al lado de una vírgen moderna de esas a quienes no interesa reconocer que su himen está intacto
aunque su virginidad moral pertenezca ya al reino de las muñecas. En cambio,
yendo a sentarnos en aquel como oleaje de cemento, los rizos de un agua de
piedra, la geometría de lo efímero que va y vuelve desde la salmuera, nos
encontramos junto aquella damita de figura menuda escoltada por su dama de
compañía; era esbelta y con una sonrisa tan fresca como su piel que no denotaba
que pasaba los sesenta; sólo su rictus, como de mueca de reina hastiada; sus
cabellos entrecanos estaban recogidos en una moña isabelina; ah, y sus tetas
francas y desinteresadas.
— Y, quienes son los artistas?
— Los hermanos Uribe
— Pero nada que ver con los tiranos, espero
— Ni de sueños
Había en nuestro corazón una extraña mezcla
de reticencia y ansia. Como todavía nuestra mente le jugaba al alma la partida
de la adolescencia, con los ases de la testosterona cañándole a la próstata y
el desparpajo consiguiente, nos sacamos de la mochila una cerveza. Entonces,
mientras hacíamos al buen gusto el desaire de no contar con la ventaja de la
lata y, en cambio, hacíamos rememorar a la atmósfera displicente los esfuerzos
de los principios para soplar botellas, divisamos en el trasfondo a la reina,
impecablemente vestida de blanco de los hilos de los zapatos a la cabeza.
Relamía con fruición la pajilla de un Hit
¿de mango, de piña, naranja-manzana?
que lo diga la fuerza. Ya no vive nadie
en ella/ y a la orilla del camino silenciosa está la casa… De pronto, como
si los celos del aire quisieran retarnos a asegurar que eran las flores del
lado izquierdo las que merecían los aplausos del día, una desvergonzada paloma
fue a aterrizar sobre el tupido follaje de sus enanas anfitrionas y hermanas; y
sacudía las alas con el desespero del gallo y de ellas mismas, cuando se
enfrentan a lo rápido de las ansias; alas y tierra ¡qué vaina! la cama y las
cobijas, más, al destaparlas, era ella sola como si trajese un mensaje: también
copulan las ansias desde la impotencia de la carne cansada.
Quisimos en un momento de arrebato compartir
semejante poema pero desde el tejado del kiosko, el resto de las palomas nos
dijo: Vas a esperar a que ella te pregunte ¿qué es lo sublime?
lunes, 5 de septiembre de 2016
WATHSAPP DE CORAZÓN
Pasas en medio
de dos antenas:
un neo-dato pegado
a su mama
y tu oficina;
entonces el
smartphone de tu corazón
se conecta
?no carga, tiene
un corto la batería?
vibra un punzón auricular,
la mama tibia su leche,
y por el whatsapp de su espalda llega
de un ángel
negro la fotografía
chupándose la
sangre del tiempo
aterriza la luz
de esa estrella, eras ha
difundida y sin
correspondencia
en esta basura
espacial vagabunda
y se queda
pegada y dormida como el vampiro con la luz...
...hora sin
registro después, la mano del aire
y como prueba
de que no es sólo
el plástico
el conductor
invitado
tumba de la
humana palanca
la piña
desesperada para buscar el melon o el mango sin la sartén
y sin el pálpito
?estará a esta
hora el neo-dato
mordiendo su
pezon y el ángel negro arriscandole el ala al aire electrizado?
mas, solo el
juego del jugo del agua
manando de su
ubre in-fructosa sabe cantar el himno
independencia
grita entre amor y mentira
el único
soberano
ojo de paloma
que sólo vio
un hálito incausado.
ROMPECABEZAS
Cuando la
causalidad habla
por la
casualidad dice:
Somos bebés de
seis meses
en la orilla
cósmica
apenas metiendo
en la salmuera
una rodilla que
se pliega
obligada a una
plegaria del milagro
la hipótesis
¿Para qué
quieres todas las piezas
del rompecabezas
reunidas?
tiradas las
viste por ahí,
todos sabemos
que es una
figura fea;
el amor y la
muerte
no tienen la
misma estructura
que la tuya
idea.
ELISEO DIEGO
En la isla del
banquillo te anunciaste
cuando aun las sombras
la luz arropaban
no quise ir a
estrechar la mano de tu pagina
y cuando la luz volvió
a retirarse me llamaste
sabias que aun aquí
estaba
en el mar de las
cosas que no son
porque son de la
catadura de las almas.
Te-di-otro-ego-Eliseo
desde que Eliseo
Diego te llamabas
y cuando te di
otro nombre: Eduardo
por ejemplo,
gustoso él se embarcaba
hacia la Habana,
donde otra vez estaba todo
Buscándose en la
PAZ de un pueblo
y el nada, tenía
miedo
de que al abrir
tu palabra: Obra completa
dijeras de las
farsas de la realidad
enfundada en los
calzones de la PATRIA
sabias que
tenias muchos niños
y muchas ánforas
empapadas de ron
y muchos puros
de exportación nos
bailaban en las barbas
del borrón y
cuenta nueva
para que nada
cambiara
sabía que habían
allí, también muchas lagrimas
de alegrías
ilusorias, tantas caderas
estrujándose con
las sombras
una tarde, un
escaparate, un arte
de hacerse
querer
cuando ya querer
era mercancía desvencijada.
Y salías desde los parlantes
entre Julio
Flores y Neruda y Alfonsina
"pregúntale
a ese hombre..."
porque en esta
alma ya solo suenan
voces de
candilejas entre bambalinas
y tristes
negociaciones con niños y golosinas
pero la canción
de aquello
nada.
CONSULTA
II
Ya nunca antes
como ahora
estará el trono
tan vacío
del Espíritu de
la época
que se ha ido
errante, vagabundo
perro tras su
hueso primero
y la Trinidad a
sus pies, enferma
no sólo de mal
de atleta
de marismas,
viejos sedimentos
que se
autocubrieron de olvido
para esconderse
de la Voz
que pone siempre
de nuevo
en camino.
Creedlo no
juegan
la cola y el
hocico a solipsismo
ni a cambio de
piel y plumas
el reptil primerísimo
el vértigo
quiere, por fin
quitarle al
remolino el punto
el eje primitivo
que le dejó
vacío y solo rellenarlo
del espejismo
que pescó
la noche única
en que la luna
se copuló al
eterno signo
concha, cuenco,
oreja
¿donde,
onde...nde...?
¡Vivo!
SAPO
Era un sapo
pero para la
mayoría
era un sapo
bello
sólo que para
aquellos
que llevaban las
riendas del potro
había que
tascarle el freno.
Era bello que
sapeara sobre eso
de lo que ni el
consciente colectivo
ni el privado
con todo su embeleco
había develado
el velo secreto
de un jinete
mejor puesto
por ejemplo de mis-lobos, símbolos
cuando una mujer
extiende la garra
de sus dedos y
la encaja sobre el pelo
no significa
sólo que le gustas
sino que está
extendiendo los hilos
de su tela hacia
tus ojos ilusos de listos
es por eso que
está vedado a la viuda negra
tejer seda,
cuando quieres,
quieres
así tu corcel
brioso se vaya al abismo
y por lo
consiguiente
sabes por qué el
gusano saca su hilo
de la morera?
tu sólo sabes
vestirte la seda
y los sionistas
no exhiben pruebas
de por qué
exigen millones y venias
a sus estudios
en cambio este
pobre pasionista
de las telas
modernas sólo te exigía
un poco de la
lluvia que mea
la atmósfera
viciada del amor
para iridisar el
tembloroso edificio
de sus nuevas.
DEDOS DE LLUVIA
DEDOS DE LLUVIA
“Que
el verso sea como una llave
Que
abra mil puertas,
Una
hoja cae; algo pasa volando
Cuanto
miren los ojos creado sea,
y el alma del oyente quede temblando”
Vicente Huidobro
Una cosa es sentirse tocado
y otra saberse un tocado
La Poesía
“cuando voy a escribir
tengo una manía
sobar la llave de mi
casa
puede ser una llave que
abra muchas puertas”
Todos nos sentimos tocados alguna vez
una risa furtiva, el toque de una
mano
el primer beso, el primer fuego
el aceite de cierta religión
que te toca la cabeza
y luego el agua que refresca su calor
hay otras religiones, en cambio
que esotéricas
te sacan el fuego primigenio
del centro de las piernas con la
lengua
y luego te ponen el agua fresca en tu
cabeza.
Ah, pero los poetas
se saben tocados con el fuego
de todas las lenguas
El Lenguaje
y entonces unos aprenden el oficio
de las letras y llegan a llamarse
Juan Villoro
los otros se dejan enredar en su
tejido
y luego lo cotejan con los antiguos
ya que muestran con la sonrisa del
asombro
y la pericia de los niños
que no todas las músicas se hicieron
para juergas
unas solo para mantener el ascua de
la ternura
otras para soplar adentro del espanto
estas otras para tejer sueños.
Puede que a Juan lo secunde el dedo
de la lluvia
y altere la inspiración de Perico de
los palotes
en su tableta que obedece más fácil a
una gota de brizna
que a la huella de la cédula
inscrita en el látigo implacable
que fustiga lo que vale y lo que
tiene un precio.
INVENCIÓN DE LA VIOLACION
INVENCIÓN DE LA VIOLACIÓN
Sucedió que una vez Atenea, la diosa, supo lo
que era el aburrimiento. Todo el tiempo indagando en el espejo de la sabiduría
-por aquel tiempo sabiduría era un buscar destellos entre una telaraña para dar
con una idea del camino a seguir en el escabroso camino del conocimiento-,
pedirle al búho que le prestase sus ojos agudos para atrapar alguna centella
con la cual humillar a los otros dioses en los postres, después de las cenas en
las que se esnifaba especulación, vahos que tomaban de la reverberación de la
luna -que aquí entre nos, por esos tiempos la luna era un tema de moda en el
Olimpo ¿seria cierto que Zeus estaba tramando alguna jugada artera poniendo
allí aquel disco en el que se miraban las sombras que pasaban fugaces buscando
refugio luego de su escape del averno y todos los dioses, con cierta reserva
gustaban de darse un pequeño aire? ¿O había razón en que era un huevo expulsado
prematuramente por una diosa todavía no identificada y con una mácula de culpa; y que también a Zeus se le había dado la real gana de publicar en su blog estelar que ese era un huevo promisorio? muchas
preguntas, muchos chismes-.
La habían invitado a la diosa a una fiesta -no
se sabe si de estrellas o seres del inframundo o es que ¿acaso se había inventado ya un
departamento de hijos de mortales y dioses que se encargaban de mediar, hacer
lobby e intrigar entrambos?-, de modo que se decidió a visitar los aposentos de
su no muy querida colega Afrodita. No,
no quería platicar con ella acerca de los secretos de la seducción, tampoco
pedirle algunos tips que hiciesen el papel de burundanga para convertirse en
vulgar espía de los asuntos de los mortales; solo quería llevar a la fiesta un
poco de gracia. ¿ El cinturón? Ni de fundas.
- ¿Que
te sorprende? no, no querida, no te sorprendas. Una también tiene que reconocer
que tiene sus límites y... ¿Últimamente se te ha visto lucir esas faldas
esplendorosas cuyos vuelos terminados en picos como de la más pura nieve van
derritiéndose sin caer del todo al suelo y sin saberse si son hielo o esperma
hirviente y que finalmente se adhiere a tus hermosas y torneadas corvas como un
rocío magnifico; es que acaso tu ojeriza para con mis hallazgos que han hecho
retroceder a más de un héroe que no era tu favorecido te va a impedir que me
prestes alguna de las maravillosas piezas de tu ropero?
Afrodita se quedó mirándose la mano siniestra
como si estuviese contemplandose la
manicura, con una sonrisa entre burlona y conmovida que se delataba por mirarla
de reojo y como de hito en hito. Tomó una de sus manzanas, la partió a la mitad
con un destello de su índice diestro y
ofreció una mitad a su visita. Es relajante, le dijo. Adivinando los
pensamientos de su anfitriona, de que también ella creía que la inteligencia no
sabía cogerle el tranquilo a la vida, añadió, es una simple cortesía, ayuda a
limpiar los dientes.¿Por qué la belleza es irónica? Se dijo la linda de nariz
ganchuda -se hila mejor el pienso entre el aroma y la vista, se decía el
populacho- y enseguida recordó la leyenda de que las manzanas de Afrodita producían
un fuerte deseo de hacer cosas inapropiadas (acaso sea pertinente recordar que
por esos no tiempos lo apropiado y lo inapropiado no tenía que ver con lo
lascivo o lo romántico, sino más bien con lo irreflexivo, pero, ante todo con
lo soberbio), entonces, definitivamente, declinó.
Entonces, como en un acto de elegancia y también
de supremacía que adornó con un mohín de sus labios gruesos y bastos -en ese
tiempo no existía el término sensual-, arrancó una tira de la cáscara de la manzana que de verde pasó a un
rojo intenso y le dijo: Cierra los ojos y abre las piernas.
La representante de la frontera entre lo
terrible y lo admirable obedeció, no sin antes fruncir con un gesto de
humillación que se dibujó en sus labios fruncidos, y seguidamente añadió -aunque
puso en su sentencia un aire coqueto y medianamente juguetón- Haz de saber que
soy inmune a cualquier tipo de cosquillas. No te preocupes, no eres de mi tipo,
explico Afrodita.
La fiesta realmente era un éxito
¿A quién se le ocurrió montar esa hermosa carpa entre la tierra y la
luna; y el diseño... qué, no hay problema en uno de esos huecos de nube, pisar
inadvertidamente. ¡Tú sabes! -Y es que resulta que muchas Eras más tarde la
moda de los tacos puntilla de diez centímetros volvió, y andar en esos
adminículos era simplemente la evolución de la sensación de concentrar la
fuerza de los talones en la coordinación de los sentimientos y el centro de
las piernas sin que se note el esfuerzo; las mujeres aprendieron de allí el
concepto de la coquetería y los hombres en venganza porque les sobrepasaba el
reto de las tres sensaciones y de sobremesa tener listos los músculos del
pecho, olvidarse y arremeter con una cosa o la otra: las razones -o las
negociaciones- o las dominaciones y
alzarla en brazos antes de que otro vuele mejor.
Por ese
tiempo Sátiro no sabía de quien era hijo y se emborrachaba menos tratando de
indagar todo sobre el asunto -también mucho tiempo después alguna refundida
prueba genética daría noventa y nueve punto nueve de probabilidad a que el ADN
de esas muestra podría corresponder a Nietzsche y Mesalina-, de modo que se acercó
a la solitaria atenea, centro de las miradas y la atención
Se acercó a la diosa que se hallaba muy incómoda
porque las miradas no podían disimular muy bien que todas confluían sobre ella.
Sentía unas ganas inmensas de confrontarlas: Eah, que, ¿no han visto nunca a
una diosa con clase mezclarse con bazofia? pero eso sería arruinarse la noche;
por lo demás, ella, la que siempre encontraba el camino apropiado para las
circunstancias, no iba a descubrir el cobre así no más.
- Bueno,
hay que reconocer que se ha anotado un hit, madame -dijo el viejo Sileno
escarbando con su pezuña delantera en acolchado suelo mientras trataba de
imponer el ritmo de la música con sus cuartos traseros y meneaba la cola de un
modo bastante gracioso- Vea que swing, todo el mundo disfruta de lo lindo y
celebra con el rockallenato, hartos ya de ditirambos y yambos. Venga, muestre
todas sus dotes para el ritmo y la cadencia -la miraba de arriba abajo, se
acercaba con disimulo y auscultaba por detrás; le observaba el cabello, pero no
podía sacar nada en claro, solo que la túnica vaporosa con que se había
ataviado, prenda que entre otras cosas la gran mayoría estaba calificando de
mal gusto, toda vez que si bien la tela se pegaba bien a sus carnes, dando la
posibilidad de que sus caderas esplendorosas exhibieran esa marea de carnes
firmes y la curvatura del seno, que si bien no era grande, ofrecía todo lo que
necesita una mirada para hacerlo apetitoso, pero cada vez que el pliegue de la
tela iba a poner a la imaginación en un fácil trabajo, la imagen se difuminaba
en arabescos y figuras caprichosas que desviaban la atención; era como esos
futuros salvapantallas que adornarían los dispositivos digitales.
- Ay mi
querido y admirado Sati-Dioni-Silenos, mucho me temo que yo no sería capaz de
disfrutar aguantando la risa de verlo
con sus cuatro pezuñas hacer el ridículo por querer amacizarme; quizás si me dejara montar a horcajadas sobre sus lomos y
pusiera riendas a esos bellos cuernos, lográsemos una coreografía aceptable. A propósito,
digame, ¿que es lo que ve en mí que me observa con tanta profundidad?
- Ay mi
antena Atenea, excelso pozo sin fondo, jofaina para recoger lagrimas que ya no
produzco, flautín que me escalda la lengua. Se quedó mirándola con ojos que
echaban chispas: Un enigma el doblehijueputa! -y encabrito sus pezuñas sentándose sobre el
trasero, solo para que su inmenso vástago se exhibiera desde su peluda vaina.
Pero no se retiró, se quedó en su posición intentando recoger los escombros; de
modo que la olímpica, que a estas alturas ya se había bebido no se sabe cuántas
copas de ambrosía -¡Ambrosía, mis gónadas! Era pura Guaraná que, poco después un
dios celoso exiliaría a las selvas del amazonas y sólo se descubriría veinte
siglos después- con agua, de Ninfa; ambrosía con gotas amargas de psylopcibe y
soda de extracto de hachís; de vino del Ponto con cascaras de ambrosía, pidió
permiso para ir al servicio.
-Vaya, será
que esta maldita bruja de la Afrodita no me hizo nada, y, en cambio, realzó mis
defectos? Trató de hacer memoria y recordó que no había sentido nada cuando le abrió
las piernas a su colega; nada de escarbar en sus partes, nada de operaciones,
solamente una especie de tibia efervescencia chispeante que le fue subiendo
desde su entrepierna hasta el estómago, lo que la puso a salivar más de la
cuenta. En este momento recordó el piropo que el viejo Dionisos había largado
al principio: Querida, solo sería cosa de que te acercaras al mirador, apoyaras
tus codos sobre la baranda y te pusieras como si estuvieras observando las
delicias de la eternidad, nadie tendría nada que fisgonear, nada que comentar,
yo solo estaría detrás lisonjeándote y mostrándote las constelaciones. Había
sentido el mismo chispear efervescente y el salivar, pero había disimulado. Así
que tomó una decisión; en un dos por tres fue hasta el mar, desolló una foca y
se hizo un leggis. Con capuchas de
medusa se confecciono un topless y volvió al salón; para evitar que los mirones
se extasiaran con la transparencia de sus pezones turgentes se hizo apliques
con cromatóforos de pulpo y jibia en el leggis, de modo que se vio emocionada
escuchando como Aquiles le decía a Ulises en un rincón: ¿No es absolutamente
delicioso ese triángulo lanzando destellos de faro? Yo le haría un anillo
hermoso con el cabello de mi Penélope, repuso el átrida. Aquiles le hizo una
mirada de reproche malicioso. ¡Que no te escuche! Amigo, que ingenuo eres, o ¿acaso
poco ilustrado? ¿No sabes lo que es un palíndromo? repuso el héroe . Ah, viejo
zorro, no eres exacto, eso es amalgama, meneo la cabeza, peló-ne pe. No sabían
los dos rumberos, bien merecido se lo tenían, que estaban inventando el DIU.
Muchas cosas se dijeron después de aquella
fiesta, y más innumerables fueron las consecuencias. El caso es que muy entrada
la madrugada se había visto a una lechuza inmensa sobre el techo de la
exclusiva casa de Palas. Era una casa estilo inglés, la única en el olimpo; la había
divisado en una visión en un rapto de futuro y se la mando construir. El pajarraco
estuvo largo rato regurgitando pedazos como de un reptil que los iba
depositando sobre un hueco, la misma gotera por donde habían estado espiando
Ares y Hera unas horas antes; los pisoteaba hasta formar la teja; eran ocho
letras, los pedazos de un idioma extraño y conformaban la palabra:
S-I-L-E-N-C-I-O.
El asunto fue más bien sencillo aunque lleno de
enredos porque cuando en un momento dado -no se sabe si antes o después de lo
que sucedió- Atenea se topó con Ares en el salón mientras masticaba con cierto
aire de suficiencia una goma roja que luego llamarían los mortales chicle, esta
se llenó de ira (recordó la cascara de manzana que Afrodita había desgarrado
con sus unas y que cuando abrió los ojos no vio por ninguna parte). ¿A que te
atreviste, maldito. A mí que me esculquen. Si bien es cierto que el coro de las
Erinias repartieron por el cielo un estribillo auspiciado por Afrodita: La sabiduría
tiene desde hoy algo que ninguna diosa tiene, yo soy absolutamente inocente.
Bien podría yo haberte ofrecido un trago de mi secreta pócima con orines de araña
y seis ingredientes más, pero no me atraes ni cinco, no paras en este hogar:
Paranoica, para,n-oikos. ese era el motivo de la curiosidad.
Cuando la diosa fue hasta el mar, el viaje no le
sirvió para atenuar la fuma -no olvidemos que fue en un dos por tres-, de modo
que se paró en el jardín a darse los últimos toques. Ella se cuenta para si
misma que sólo recuerda que estaba caminando por entre unas inmensas matas de
abalazo cuando una bestia se le echó encima; tenía el mismo olor de almizcle de
circo del viejo sátiro y se despertó toda despeinada y mojada en la
entrepierna. Pero una mirla chismosa que andaba sin sueño cuenta que un feo galán,
eso sí muy bien ataviado se le había acercado, le había dicho unas cuantas
cosas al oído, le había hecho unos cuantos arrumacos y hubo un pequeño
forcejeo; en el momento que rodaron por el suelo y él había quedado encima de
ella, había arqueado la espalda y había gritado algo como: P-sciiiiiiiiiii.
La versión de Hera y Ares cambia mucho con el
tiempo pero la más aceptada reza que como se turnaban para mirar por el hueco,
no podían contrastar lo que veían. Hera dice que simplemente vio que afrodita
hacia un juego de manos y como un soplo desde el cuenco de la mano, envió una
serie de destellos chispeantes como estrellitas doradas que se abrieron paso
por la entrepierna y se esparcieron por todo el cuerpo. Hera dice ese era el
destello chispeante de la divinidad. Ares, por su parte cuenta que Afrodita
puso un poco de saliva en la cáscara de manzana, la estrujó, la ensurulló,
luego la abrió y la lanzo como quien lanza una atarraya sobre los sábalos,
sobre la entrepierna, seguida del mismo séquito chispeante y dorado. Este mismo
dios asegura que Afrodita, celosa de las dotes de inteligencia de su corregente
en el Olimpo, puso esta malla en el órgano femenino para hacer avergonzar a
Atenea de sus deslices, pero que luego se arrepintió y retiró la membrana
sabiendo las intenciones del dios Dionisos; por eso no hubo sangrado y Dionisos
no pudo hacer ostentación de su fechoría. Es más, como se nos había olvidado
decir más arriba que por esos tiempos el asunto de la cama en los cielos no era
un asunto trascendente; travesuras y juegos de dioses insomnes, aburridos o
curiosos, la fila de todas las diosas de la corte celestial solicitando de la
diosa del amor ese nuevo aditamento para la política, los negocios, la guerra,
etc. etc., muchas veces tenia de parte de la diosa ciertos sesgos de favorecimiento
tramposo: Se dice que cuando Afrodita se agachó a mirar los atributos de
Atenea, Exclamó: Vaya obscuridad y desolación la que tienes ahí dentro, amiga.
Entonces puso una música secreta que solo pudo reproducir alguna vez Orfeo. Cuando
una diosa le caía en gracia a la diosa de las gracias y sus relaciones no parecían
convenientes a la luz pública, esta tenía la cuerda de la lira llamada himen
para que el instrumento entrara y tocara su música sin que el secreto se
revelase. Desde entonces se dice que no es que haya hímenes complacientes sino
penes caballerosos. Por su parte la diosa del hogar, que se conformó con esa
dignidad luego de que no se le permitiera andar al tiempo con Artemisa y con
las vestales un día sí y otro no, aunque también sucede que se hacen sus
trampas, dice que el hombre o el dios con sus cambios de humor y de parecer
como el mar, a veces apacible y dulce y tierno, otras tormentoso y violento,
otras mohíno y silencioso, no es digno de disfrutar de ese santuario donde se sueña, se descansa, se
bebe, se ríe, se canta, se baila, se rememoran las gloriosas gestas, hasta que sosiegue
definitivamente sus impulsos. Eso es lo que se llama un marido, mar-ido.
ENSAYO
DE
LA CIENCIA DE LOS BRUJOS
“El noventa
por ciento de la gente del común está persuadida de que su vecino le hace
maleficios”
Paul
Feyerabend
(y el noventa y nueve por ciento
del diez por ciento restante anhelan encontrar un método de vencer su miedo)
Las brujas no existen pero que las hay las
hay, reza el adagio popular. Por contraste, los adivinos existen pero ascender
a tal habilidad –dignidad sería la palabra, pero para picar a ciertas bajezas
lo dejamos tal cual- no es cosa de estudios caros o baratos, reputados o
comerciales, cuando no se puede ostentar la bendición de algo llamado don. Es
por eso que los poetas verdaderos –no los rimadores ni los cantores de arrabal-
se ríen cuando, aun sin saberlo rondan alguno de los múltiples escorzos de los baluartes
de los perdidos y los malditos, una banda de pederastas, por ejemplo, cuando
sus brujos se empeñan en sembrar huellas de sus poderes irrisorios, llámese el
tabaco, el muñeco de vudú clavado de alfileres, o el simple bebedizo –aun
veneno- deslizado de modo subrepticio. Y es que la brujería y ciertas prácticas
ocultistas sólo pueden corresponder a ambiciones de poder bien camufladas en
pseudo capacidades y en manipulaciones auspiciadas por ciertos escalones del
poder que a su vez son manejados por el verdadero poder, el que sabe de
ciencia, el que sabe de tecnología y que, no todo aspirante a científico llega
a seducir al método, es regalado con el Don –no en vano uno de los dones del Espíritu
Santo es el de ciencia-.
Pero el brujo no se tiene que remorder
interiormente porque sus mandobles no resulten, del mismo modo que el pederasta
no es digno de castigo por sus actos, sino porque el step by step de sus justificaciones, además de sus capacidades para
mantener a raya sus impulsos e instintos inapropiados
–todo me es lícito pero no todo me es conveniente predica san Pablo-, falta
al principio de razón suficiente, razón que es vedada generalmente al ahora más
común de los sentidos, el sentido común, para ello habría que dilucidar primero
lo que significa el principio común.
De igual modo procede la ciencia -¿no es significativo que la ciencia se ocupe
primero de los asuntos más altruistas del hombre, antes que de los más
deleznables?- La ciencia no tiene fe, la ciencia tiene empeño que no ostenta,
detenta. El brujo tiene una fe inversa, cree que porque una piedra con la que
tropieza y saca una chispa que le da un instante de fulguración, es un efecto
de su dialéctica; eso es lo que ostenta y su detentación siempre es un batir
palos de ciego en un laberinto de telarañas ¿por qué no malició el minotauro de
las intenciones del vellocino de oro? Las correcciones de la ciencia no
obedecen al principio de domeñar la fuerza con que el brujo pretende investir
sus músculos espirituales, las cadenas de oración de las religiones
institucionalizadas, rinden fruto porque sus practicantes lo hacen sin apostar
a un número que se ajusta con cada yerro según la intuición del algoritmo con
que las loterías juegan sus premios.
Si llegásemos a decir que –cada poeta debe
debatirse en el medio que la vida le propone- los brujos modernos que persisten
en recuperar hegemonías ya con tinte de recuerdo y de nostalgia vienen siendo
malos herederos de pobres exiliados espirituales del horror de las guerras y,
aun más, de ineptos diletantes del idealismo alemán, sería como decir que
Donald Trump con sus farsas es tan potente con el don por su condición de raza
adaptada desde el sufrimiento al nuevo mundo, del mismo modo que Ángela Merkel sería
una exitosa degenerada porque ha sabido camuflarse bien en las nuevas
disposiciones geopolíticas. Más bien es que la persistencia de las plagas
siempre es posible porque un principio de equilibrio entre lo conveniente y lo
desmerecedor bambolea los platillos de
la balanza con tal capricho que es
imposible asegurar la exactitud del baremo. Así, las luchas domésticas se ven
obligadas a dejar que ciertas incomodidades con tinte de plagas se mantengan,
no porque sus detractores no sean capaces de ponerles claros sus límites y
posibilidades, es porque sus líderes no han sabido dilucidar las diferencias
entre lo que quieren para sí y lo que quieren para la comunidad.
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