Los dos trabajando el silencio,
tú, con una hoja fría de acero,
yo, con una débil bandera de esperanza.
Los dos trabajando el silencio,
tú, podando un jardín de rosas tóxicas
yo, aporcando brumas de calma.
Tú, armando bombas de indiferencia
que quieren estallarme en la cara;
yo, armando lechos de poemas
que pisoteas como hojarasca,
Los dos trabajando el silencio
tú, sin ordeño en una vaca compleja
yo, con mis vergonzantes barbas blancas;
tú, trabajando el silencio en el filo del futuro
yo, al silencio amordazando sus raídas tramas,
Los dos trabajando el silencio,
tú, encaramada en un farallón de noticias
yo, acurrucado en un rincón de desconfianzas;
tú, colgando lágrimas en la perchera del clima
yo, planteándole treguas a la jauría del día
en la cama,
los dos trabajando el silencio…
y, si al final, los dos hubiésemos forjado una
ventana
donde estemos felizmente sentados
mostrándole el culo a la nada?
