sábado, 23 de abril de 2016

AGUA

AGUA

!Ahí esta aun esa agua quieta y su misterio irresoluto!
ahí está y no está muerta, alimentada de fuente ignota
mas, solo el cadáver de cada-ver en ella se refleja.
Ahí está la obcecada certeza de un fondo profundo
acallada por un limo de piedra que esponja
cada rumor, cada despecho, cada conseja;
está ahí, y un mundo entero de hastío acecha
para atestiguar el instante perdido, mitología
de cuando de pronto emergió una criatura tierna
balbuciente y tambaleante luz de luna
debatiéndose entre los jirones de un corazón en pena eterna.

II
Un presentimiento de marea se agita en esa quieta agua
que exuda lágrimas cual cielo más que gris, plomizo
se rebela, mas podría desatarse como una metralleta
grita tartamuda: "Aullido", mi padre lazareando en estas tierras
la muerte dando a luz su gusamenta de pantallas Ginsberg and Bergoglio
aprovechando la oferta de pinchazos, la subienda de orgasmos
que se pescan con la mano, sin el anzuelo de la palabra
[ni de amor carnada
la cosecha de dichas como chispas, el incendio apagado por el tedio
y fe por eso, agua quieta que no se compagina con ese poeta
que gimotea cada vez que se le viene encima la nieve fresca
de un recuerdo que delira calentándose a la llama de un alma
que hace tiempo que olvido su nombre
y ahora, solapa y permuta, ostento de etiqueta
un demonio venido a menos y en desgracia
una socrática enmudecida en un asentimiento de anestesia

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