martes, 16 de abril de 2013

SEMANA MUNDIAL DE LA POESIA EN MANIZALES


SEMANA MUNDIAL DE LA POESIA EN MANIZALES
En sus corazones ellos eran todo poesía aunque ya les importara un bledo lo que significase El Velo de Maia. Tampoco les importaba que alguien reconociese que se llamaran Carlos y Juana u hojarasca, como no fuese del mismo modo que alguien dijese García Márquez y Mercedes Barcha, cosa poco probable, lo que les confortaba. Quizás por eso fue que les fue fácil, cuando se toparon en las escaleras, él de subida, ellos de bajada, esquivar el golpe de su infantil sonrisa franca que los saludaba y se fueron sin mencionar el asunto, pero un gusanillo de inquietud se enroscó en sus pechos y con un guiño mutuo le dieron buena entrada. Ellos no lo sabían ni les importaba, eran hojarasca.
Cuando terminó de subir las escaleras se sorprendió de estarse diciendo ante la estampa de la funcionaria: Tocaría la melodía frenética de cualquier piano de Rock and Roll en esas tetas, menos la de My Woman From Tokio con Ian Gillan a la cabeza, pero al momento, luego de concertar la cita, se vio en la calle explicándose que el desplante era porque eran como dos niños estrenando juguete; pero qué triste juguete el hacer mendicidad con lo que nos corresponde por derecho y, peor aún el uso que se daba al juguete; él, en cambio, siempre quería compartir sus juguetes y, a fuerza de desprecio había aprendido a gozárselos en su fuero interno y se los imaginaba leyéndole el pensamiento (bah, la hojarasca no lee pensamientos, ni palpita como los corazones) y diciéndole ¡pero qué, pendejo, así funciona el mundo!, así es el poder y él respondiéndoles claro, lo que ustedes no saben aplicar es la fórmula del poder que reza: engaño + miedo= poder; pero tampoco entienden que cuando no se tiene poder entonces el sucedáneo es el Don, por eso replican la idea moderna de que hay que ir con-don por todas partes para contribuir a la zombilaxis de los embarazos.
Al día siguiente al hacer el contraste del sostén de levante entre chaleco protector de encajes y el carcelero opresor que hoy, no obstante, intentaba reflejar la ilusión de un cielo azul turquesa, se sintió decepcionado y no por el desengaño de la distancia entre percepción y realidad, sino por un asunto más tremendo: La Hojarasca. Había que aplicar a la formalización de la informatización, es decir, había que ser un adelantado ciudadano digital avalando la precisión de los conceptos hechos palabra: ¿qué es software, qué es hardware; qué es un motor de búsqueda, qué es una red? Y subrepticiamente La Hojarasca iba realizando su labor y le importaba cinco que todo fuese cuestión de lenguajes; tampoco influía que algunos –especialmente los que tenían menos medios de defenderse de La Hojarasca y por tanto eran hojarasca- tuvieran intuición y noción y que un poco más adelante tuviesen convicción. El Velo de Maya podía muy bien ser el velo que una bailarina imitadora de una con logos (léase fama) llamada Shakira descorriera en noches polvorientas y psicodélicas; o acaso fuese el velo con que cubriesen una niña recién bautizada como Maya. O fuese acaso una nueva teoría de un imperio reaparecido bajo la égida de la cuántica. Por eso era mejor que cada loco con su tema y cada tema con sus locos. Atrás quedaban, y en generoso olvido de las masas, los tiempos en que las poéticas tomaban de la mano a los borrachos como Faulkner y los ponía a plantar entes zigzagueantes entre las hojas muertas, generalmente perros de los que no se sabía bien si olisqueaban un fiambre o un contrabando destilado; o como García Márquez que, como todos los poetas iluminados, que plantan hitos de futuro sin proponérselo, plantó el hito de su obra maestra en ochenta páginas bajo el pre-texto de un hombre odiado por no corresponder a los llamados de humanidad.
Pero era de nuevo -¿desde hace cuánto en forma de mercadería intangible que transporta fin-ansias de poderosos a si-sos-egos de algunos humildes; realmente muy poco? – la Semana Mundial de la Poesía y mientras ellos dejaban desenrollarse en sus pechos, como un lastre del sino, el gusanillo aquel, y se solazaban de que muy pocos pudiesen darse cuenda de sus corazones generosos que para esa semana sacaban de la calle a la pobre Mercedes Valencia y le pagaban una pieza y la vestían y la llevaban a sus recitales para que recitara sus viejas glorias para después dejarla por puertas de la ilusión del No. 36-15 de la avenida al nevado, y se justificaban unos a otros el desprecio al que todavía no se dejaba abrogar la cordura mediante el ritual de invitar a cualquier sobrino de Rameau a que leyese en su nombre como un justo reconocimiento que acallaba la sorda voz que en sus oídos gritaba que: realmente sois hijos de desvergonzada, Borges desde los antros magnetofónicos de ondas hertzianas gritaba una vez más en la madrugada sus quejas: De todo esto sólo me queda humillación y desesperanza y su etérea mano que ahora se presenta como m-a-raña que acaso lamente no haber tenido la banal iluminación de decir pelo lindo a precio chévere en el momento justo, le lleva de anaquel en anaquel para mostrarle hitos difusos: Entropía mal entendida por los niños; Premios deleznables de literatura como juegos de niños; Una ironía de un pretendiente de Paracelso suicidando un maldito que no quería querer por la envidia de un Chivas Regal edición especial , y la ironía suprema de Borges suicidando a Borges desde la orilla del sueño en Agosto 25 de 1983 para que en Marzo 20 de 2013 entienda que puede seguir protestando de no dejarle leer en paz la verdadera fiesta: las letras haciendo mundo en manos de un dios que ya no cree en las fieras

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