miércoles, 21 de febrero de 2018

VIENTO


Ah, cómo me gusta el viento

destilándose su alcohol de multitudes

para irse luego a mostrar su nombre de nubes

y acaso derramarse en semen traslúcido

del que huyen como viejas gazmoñas;

yo, que al viento ya le he descubierto la coña

le digo: hey, infame hermandad de ponzoña

dejad que fragüe una cuenta decente

para que alguna vieja triste porque ya no le tiembla

ningún grillito cae ya en el punto aquel [la telaraña 

donde el sol se muere de ganas 

ay, bañarse en esa obscura agua.




Ah, cómo me gusta el viento borracho

tirándose a cuanto hueco encuentra 

y descansa amparado en su mole de seguridad, molicie

dicha pudriéndose sin mano de pensamiento que la embale

y la venda como mercancía apta para la felicidad

no como droga fácil para la decadencia;

ah, que el viento encienda el pucho de los poetas

de ahora les siga regalando su bohemia noche,

que les cubra de hollín el respiradero de la conciencia.



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