POÉTICA POLÍTICA COLOMBIANA ACTUAL
(con espejo universal)
El país se despierta
con una funcionaria declarada insubsistente. El asunto: ha denunciado un foco
de corrupción de alto nivel. El ente: SENA, una entidad del pueblo para el
pueblo (educación técnica formal para la población que no puede acceder al
conocimiento profesional). El trasunto: La coyuntura político-social cuya
configuración es un proceso de paz.
La trama del insuceso
se parece a una puesta en escena tragicómica a la que sólo asisten algunos
adelantados de un reino increíble e infausto. La directora de la entidad
denuncia un desgreño de tamaño descomunal en el uso de los recursos y una ineptitud
garrafal del anterior director quien es ahora secretario de la presidencia de
la república. Los medios de comunicación hacen el despliegue y la alaharaca
propia de una corte de urracas parlanchinas. En curso de lectura cotidiana de
algún desprevenido ciudadano se mueve la trama de una novela que resulta
metáfora perfecta para la situación: Don de Lillo, uno de los más importantes norteamericanos
de la narartiva actual. “Ruido de fondo”. Una nube tóxica se encarga de
perturbar la aparentemente tranquila vida de una típica familia burguesa,
provinciana, acádemica cuya cotidianidad de seres civilizados inmersos en la fatuidad
del gasto suntuario en las grandes superficies, la ostentación lingüística de
una ironía de circunstancias que denota egos sin afugias espírituales, ni
culturales se ve de pronto hacinada en una mixtura de seres de todas las clases
que huyen de la sombra del caos, de la muerte. Un “orientador” le dice al
protagonista, mientras consigna de modo estadístico toda su historia de
profesor universitario, de estudioso de Hitler, de hombre sano, para
relacionarla con la nube de Niodeno-D y sus expectativas de vida, que, “Esto no es un cirro normal y corriente. Nos
hallamos ante un elemento dce alta definición cargada con una elevada
concentración de productos secundarios. Casi se podría enganchar con un anzuelo
y arrastrarlo hacia el mar. Considerelo como una exageración que hago para
explicarme” pero para la estadística dentro de treinta años es muy probable
que usted esté muerto por efectos de la nube.
Mientras, en el mundo
real, el Reino Unido se debate, nuevamente y casi sin escandalizar a nadie, en
un sexual gate; un importante
funcionario del gobierno renuncia por conductas inapropiadas (tocarle la
rodilla en varias ocasiones a una periodista) y la gente corriente se hace a la
idea de que el pillaje, el maltrato, el acuchillamiento, son el signo de
convivencia en las calles y que, si acaso, se salvan las relaciones familiares
y corporativas: La gente que conserva y defiende su reputación de ganarse la
vida honesta y sacrificadamente. Las distancias de modales y lenguajes es un
abismo casi insalvable aunque no parece. Que alguien vaya con los pantalones
raídos a un importante sector de sociabilidad no significa que sea
necesariamente un desadaptado; del mismo modo que alguien que se expresa en un
foro o en una conferencia de modo elocuente y cautivador no significa que
pertenece a una clase social excelente. Pero existen matices y códigos mudos
que el grueso del mundo persigue y se deja afanar por ellos. La premisa parece
decir ya el misterio del encanto está
desentrañado, ahora verás cómo manejas el desencanto. Es una premisa aérea,
vacua, muda. El principal representante de lo que hasta hace unos pocos días
era para la institucionalidad una banda de asesinos, ahora obtiene carta de esa
misma institucionalidad para postularse a la presidencia de la república. La
fuerza lingüística y el modo de expresión de éste nuevo candidato a líder y los
otros que se lanzan para representar al pueblo escasamente imitan el modo de
hablar y la fuerza de convicción que tienen los avezados del establecimiento.
Es la misma distancia abismal que existe entre el pueblo raso para intercambiar
con sus patrones, maestros, gremios. La nube tóxica de Diodeno parece ser la
circunstancia; todo el mundo pretende asumirse a las instituciones y a su
cobijo, pero si quiere que el alecccionamiento apocalíptico de Testigos de Jehova
que hace el sistema de salud con sus necesidades: Se veía venir; es el fin; pero hay un reino esperando, no se
parezca al que hace un carismático afro místico con nuestro personaje, debe
exhibir sus credenciales de intelectual seductor, dueño de Visa y Master Card y
una gran capacidad de negociación.
Por otra parte, que la
experiencia del ciudadano con el SENA diga que es bien conocido que es un ente
burocrático que funciona con cuotas electorales, con influencias de base en las
que el pueblo participa, ya como contratista (terceriza sus aspiraciones
socio-económicas y por ende sus posibles proyecciones políticas), ya como
aprendíz (suscribe un “contrato social” con el sistema perverso en el que la
protesta y la negociación son apenas adornos funcionales como mantener el
decoro democrático) y que el ejemplo de esta funcionaria proba, que no denuncia
como sube la oleada corrupta desde los abismos miserables hasta las esferas
pletóricas de beatitud y ecuanimidad, sino como es imposible que un pueblo
llegue a tener un desarrollo privilegiado, no significa que alcance a elucubrar
que sea una cruel y trapacera semiosis del stablishment
para configurar una generalización de la confusión, de la desconfianza, de
la disgregación de toda esa serie de gentes que se reune en plazas y
conciertos, que se saluda en buses y centros comerciales, que debate en aulas y
parques, que quiere pensar en alto nivel de conciencia y civilización, que sabe
considerar a su prójimo, que intenta no despreciar a su vecino y que hace
verdadero tejido social. No, esos son pensamientos inauditos producto de mentes
psicóticas y peligrosas. Y como de un reino estamos hablando, pues tiene que
existir un rey; un rey que por acuerdo cede el trono a otro rey cada cuatro
años, según la proclamación del pueblo.
La poética política
actual se parece a la eterna paradoja de la ciencia: El aspirante a científico
tiene que pasar por un proceso lento y sacrificado donde, créase o no, libérese
o no de ese reino ideal de virtud platónica y cristiana en el que todavía el
trasfondo de la especie parece plasmarse por medio de sus instituciones que ya
no son ollas de conocimientos, fuentes de saber, sino depósito de podredumbre
por instinto y animalidad natural, sino que son silenciosos y vacíos sagrarios
en los que cada cual sabrá si guarda o no su ser más íntimo y no su vocación de
ser con otros; donde a fuerza de ensayo y errror, de conjeturas y refutaciones,
de improvisaciones y descalabros, hace por fín algún hallazago que lo catapulte
a la cima del respeto y la pedagogía; el resto son relaciones públicas de
quienes se reparten las migajas del entendimiento de la realidad como poder. La
masa apenas se reparte afecto y conmiseración de su brutalidad afeada por esos
bellos dibujos abstractos. La ciencia ya no se diferencia de la técnica y la
técnica es una simple brida de piedra para guiar un corcel que sabe más del
camino que su guía.
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