Veamos
lo que es hacer sonrojar a un gato:
Un
cartel de la suerte, sus nombres y direcciones
Encima
una taquilla de enigmas y un gato
Cuidando
las sombras y atrapando las luces.
Como
hacía un rato revoloteaba el pájaro del espíritu
Allá,
en el centro del abismo
Donde
lo malo y lo bueno se bifurca
Donde
se da cita el sí con el sí mismo
Y
los seres circulan como si nada
Acechaba
eso otro que sí, pero no es tuyo
Y
d’ánima se asoma, de pronto
Con
su sonrisa de arabesco: tu-eres, suerte,
El
elegido ¿para qué premio?, no te lo digo
Acaso
para dirigir la flecha de ese cielo
Adonde el pájaro suspira
Es
decir, sus-trae
Para
poder mirarte sin que me obligues
A
besarte la poesía
Pero
resulta que el pez no cae
En
ese anzuelo que fija misterio
Porque
penetrante te quedas en la gota
Sin
dejarla abandonarse a su caída
Entonces
me hago gato y te caigo en la pregunta
Y
te enfrento de hito en hito
De
eso otro que vemos sin el ojo lógico
Pero
el de carne trémula me obliga a que te eluda
No
hay nada, allá en ese centro,
Sólo
tú y yo y un rosa de cayena de sardinel que cae
Y
el ego previo como una plegaria que unta, pregunta
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