POETA
Quise hacerme poeta
porque no tenía nada entre las manos
y poeta me hice amasando el barro
de los acasos que tomaban hálito
de los hervores de otras sangres
-nótese como el poeta no necesita de
los diarios-
y ahora, que atesoro tanta sabiduría
de la que se comercia con el jadeo y
con los labios
quiero hacerme novelista
-es que la sangre necesita ríos
sucedáneos-
puesto que a los que me rodean les arde
tanta estrella entre las manos
-resultando fuego fatuo-
y entonces quieren engastarse como una
gema
que lucen sin que nadie vea
-pero se apiñan todos como chapolas-
entre sus destellos cerebrales, dedos
ígnaros
Más, da igual, poeta o novelista
tus lazos de letras enlazan cabezas
como coles marchitas en el mercado...
Además, las tiranías
-del tiempo, de la necesidad necedad-
las únicas que venden tus pálpitos
valen lo que te vale el lecho
solitario.
No hay comentarios:
Publicar un comentario