Esa
niña a la que amo ¿cuándo le llegará el día?
En
que me diga ¡tonto, el secreto guardado te habría!
Cuando
con mis insinuaciones delirabas de angustia
el
triángulo roto del pijama adivinando la hipotenusa
desde
lo alto del elástico inteligente de mi tontería
que
no te hacía caso de regar las matas
y
te regabas encima de mí con explicaciones
más
tontas aún que mis calzones de otro día
abandonados
para que no encontraras excusas
pero
el famoso guardarse debía de las trampas
y,
no colegías, que hubiéramos dicho a las lentes
y
a los lentos que te constreñían, no es cierto
[se borró la
película
soy
legal, ahora, pero doblemente pervertida
y
acaso mis garras no quieran perdonar
el
filo al que las ansias dieron lima;
tu
carne quiero mezclar con todas las sangres
que
entendieron mi carisma.
II
Llegaste, al fin, en un café de sueños
la mesa que se ufanaba de la música
que brotaba del humo tenía la cadencia
de tus manos
me preguntabas ¿qué es lo puro?
Lo puro es caminar todos los caminos
sin preguntar por el que te ha tocado
es dejar que el viento toque la canción
en tus cabellos más que tus dedos
toquen la flauta del acaso
lo puro es dejar que se inicie un
incendio
cuando tienes todos los fuegos apagados
lo puro es desandar todos los alfabetos
y hablar la lengua del silencio con ojos
entornados
lo puro es que tus dedos no tiemblen
al no atinar en el ojo de la aguja, igual
acaso mi lengua en tu oreja no está
anidando
como tu esperas, lo puro se ensucia de
todo
y nada tiene que limpiarlo
la cera que tapiza tu vestíbulo brilla
cuando la voz de lo otro no es un paso
y si lo otro, por si acaso, se atreve
que se quite las sandalias y deje
en el jardín de sus intenciones sus
pa-pathos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario