jueves, 22 de junio de 2017

LOLITA



Esa niña a la que amo ¿cuándo le llegará el día?
En que me diga ¡tonto, el secreto guardado te habría!
Cuando con mis insinuaciones delirabas de angustia
el triángulo roto del pijama adivinando la hipotenusa
desde lo alto del elástico inteligente de mi tontería
que no te hacía caso de regar las matas
y te regabas encima de mí con explicaciones
más tontas aún que mis calzones de otro día
abandonados para que no encontraras excusas
pero el famoso guardarse debía de las trampas
y, no colegías, que hubiéramos dicho a las lentes
y a los lentos que te constreñían, no es cierto
[se borró la película
soy legal, ahora, pero doblemente pervertida
y acaso mis garras no quieran perdonar
el filo al que las ansias dieron lima;
tu carne quiero mezclar con todas las sangres

que entendieron mi carisma.

II
Llegaste, al fin, en un café de sueños
la mesa que se ufanaba de la música
que brotaba del humo tenía la cadencia de tus manos
me preguntabas ¿qué es lo puro?
Lo puro es caminar todos los caminos
sin preguntar por el que te ha tocado
es dejar que el viento toque la canción
en tus cabellos más que tus dedos
toquen la flauta del acaso
lo puro es dejar que se inicie un incendio
cuando tienes todos los fuegos apagados
lo puro es desandar todos los alfabetos
y hablar la lengua del silencio con ojos entornados
lo puro es que tus dedos no tiemblen
al no atinar en el ojo de la aguja, igual
acaso mi lengua en tu oreja no está anidando
como tu esperas, lo puro se ensucia de todo
y nada tiene que limpiarlo
la cera que tapiza tu vestíbulo brilla
cuando la voz de lo otro no es un paso
y si lo otro, por si acaso, se atreve
que se quite las sandalias y deje

en el jardín de sus intenciones sus pa-pathos.

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