¿Quién te dijo que eras un barco?
Si más bien eres un mar, peleando
En la multitud de mares de las formas del barro,
El barro tiburón, el barro ballena, el barro
pájaro,
Imagen y, ¡qué risa!, semejanza de Dios,
Cuando un retrato tan raro solo se fija en el
papel de la nada.
¿Quién te dijo que eras un barco para tirar todo por
la borda?
Si el maderamen ni siquiera es oleaje,
Apenas carcoma después de un viaje fantástico
Al que lo llevó el manual de instrucciones de la
norma,
De la mano de la letra de la ley,
Saltando con el muñón engendro el abismo de la
posibilidad
Para caer con otro pie llamado dualidad en la
playa del sueño;
¡ay!, marrrrr, muerte principiando movimiento, m-a-r
Que a la borda divorciaste del bardo, ese extraño
pájaro
Condenado a vagar para vivir de la caza de rimas,
Esas pequeñas serpientes sin vocación de
cefalópodo
Antes bien de ramaje inaudito, invisible
Por contra de esas pobres aves de cetrería,
Presas en jaula de la prosa,
A quienes sacan cada día a homenajear al sol del
dios dinero
Y a predicar su fáctum
Del cada-ver
que aún no nace en la carroña, cadáver
Donde la rosa toda es de la sangre del universal
Orfeo
Libre de la maldición del espejismo llamado
infierno.
¿Quién te dijo que eras un barco para salvarte?
Si eres al tiempo la sal y el lavado, salvado
Pez ido de la red, redimido
Que al final fue presa de la zoca de la cosa
Y en el aliento del asco siempre caes, redivivo
Aspirando al sacerdocio del pringo de la
pringamosa
Hecho ahora, bit, anomalía o algoritmo
-antaño milagro, duende, brujo-
Y que del mismo hisopo bien y mal asperjes
Depende todo del cebo y del anzuelo
Lógica y sentido haciendo de mosca y centro
El sentimiento, ese remolino.
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