miércoles, 18 de abril de 2018
Oiga, muchacha,
tiene usted whatsapp?
es para que me venda veinte
o treinta, o cuarenta ¿qué más da?
de su pasar, mientras
administra su negocio del comer
y del porfiar
pesos o tristezas
o menudas monedas,
de tanta cosa que a uno se le enreda
en la válvula de endulzar instantes
y no dejar
instalar en el apartamiento a ciertos perros
bandidos
y no por quererse comer todo
lo de adentro, sino porque,
además, de uno dejarles portarse garosos
se quieren quedar,
cuando uno todo ya estaba decidido
a ser casa derruida con buena fachada
para que los fantasmas de la nostalgia
se fijen que es barato el alquiler
que pueden pernoctar,
ahí, en ese zaguán estúpido
donde uno deja los zapatos de cada día
y se deja los calzones, afuera
para que las ganas se conformen.
Posdata:
No está por demás decirle,
que si su pantalla recela de la exclusividad
el amor, la familia, los grupos
podemos cambiarnos de sim card.
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