miércoles, 5 de julio de 2017

AMORES PRIMARIOS



Ayer. El recuerdo surgió intempestivo. Niño; 10 u 11 años. Pasaba todos los días bajo el balcón aquel. En la parte baja había una tienda llamada "Mis delirios". Ella tenía unos 12 o 13 y también se fijaba en el delgaducho que subía terminando el quinto desde el popular barrio Campoamor. La divina Providencia, todas eran unas calentonas, decíamos.
El niño, que ya había tenido sus escarceos con la dicha todavía no le había estallado en las manos el cohete. Pero un día supo lo que es estallarle el carruaje del corazón a uno en el pecho. Subía unos metros arriba de "Mis delirios" con una compañerita. Ya estaba desarrollada y por encima de la pechera azul celeste a cuadros surgían unas redondas manzanas que se reflejaban en los cachetes ruborosos. Esas manzanas engordadas parecen melones y la miró a la cara; ella volteó a mirar a su amiga: "¿Cuando haz visto una pera rosada?" y estaba encendida.
Le dijeron que se llamaba Rocío y nunca más pudo acercarse.

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